El estado de los contratos de la primera plantilla plantea una situación que se ha de abordar de inmediato, que no cabe aplazar en exceso pues tiene una incidencia directa en el futuro del equipo. Son muchos los jugadores a los que les queda uno o dos años de vinculación con el club, por lo que a la próxima directiva le aguarda una ingente labor para poner orden en la composición del grupo.Una veintena de hombres se encuentran en la comentada tesitura y la fecha de caducidad de más de la mitad de ellos está fijada para dentro de doce meses. Si se analizan edad, proyección, ficha, presencia y rendimiento en los últimos tiempos, encontramos una casuística muy diversa que va a exigir a la nueva directiva actuar con buen ojo, además de con cierta celeridad.

Las personas que tomen posesión de sus cargos en la noche del día 24 van a disponer enseguida de la información necesaria sobre las particularidades de cada futbolista, de cuáles son las condiciones que figuran en los documentos que rubricaron con los anteriores mandatarios. Contarán asimismo con el asesoramiento de los responsables técnicos que vayan a iniciar su andadura y, probablemente, de alguno que ya forma parte del organigrama de Lezama. Entre todos intentarán acertar, dar los pasos oportunos que sirvan para concretar la composición del grupo que empieza a competir a mediados de agosto, pero sin perder de vista que las decisiones a adoptar influirán también en la campaña 2023-24 y sucesivas.

Antes de ir al detalle de quienes en teoría enfilan su último curso, anotar que Capa es el único de todos los jugadores que han sido dirigidos por Marcelino García que concluye contrato ya. Dado que la fecha de vencimiento de todos los acuerdos es el 30 de junio, el defensa dispone de una semana para lograr una renovación con los nuevos dirigentes, aunque, de promoverse, el tema pudiera demorarse más. Sus probabilidades son inciertas y la última palabra será la del técnico que suceda al asturiano. Si comparte el criterio de este su suerte estará echada, pero habrá que verlo.

La lista viene encabezada por Iñigo Martínez, sin duda la pieza más valiosa del vestuario. Líder indiscutible desde que recaló en el equipo, el central pretenderá cerrar una prolongación amplia que le garantice su retirada vistiendo de rojiblanco. Acaba de cumplir 31 años por lo que tiene cuerda para rato, así que no es aventurado pensar en que acabará logrando la mejoría que busca. Huelga decir que conviene no demorar el asunto porque si alguien tiene cartel es él y a partir de enero es libre para atender otras ofertas.

En el escalón siguiente se ubicaría un trío de veteranos, todos renovados recientemente: Raúl García (hará 36 años en breve), Balenziaga (cumplió 34 en febrero) y De Marcos (33). Ellos, junto a algún otro, forman parte de una operación un tanto extraña, controvertida incluso, pero que ha contado con un amplio refrendo y no solo institucional. El club ha insistido en reiterar el mensaje de que se está procediendo a la regeneración del plantel, mientras continuaba prolongando la estancia de hombres que ya han dado lo mejor de sí mismos. Son las típicas contradicciones que se entienden peor en una entidad que, como el Athletic, vive de su cantera.

La opinión del futuro entrenador será determinante en lo que respecta a Lekue y Villalibre, ambos con una participación irregular en anteriores campañas. La competencia en los puestos que ocupan les puede favorecer: en un año es probable que falten Capa y De Marcos y el infrautilizado Petxarroman es una incógnita; la ausencia de delanteros específicos es una historia muy manida y no se adivinan alternativas, pese a que ahora se cite a Guruzeta por su acierto en Segunda.

Zarraga es un centrocampista por descubrir, por explotar, y se supone que el año anterior le habrá servido de experiencia para crecer, pese a que interviniese de modo demasiado intermitente. Y están los cedidos Córdoba, Vicente y Morcillo, todos elementos ofensivos, de perfiles dispares y que, sin embargo, coincidentes en la demarcación. En el mismo saco se hallaría Serrano, aunque podría hacerse extensivo el tema a Nico Williams, con la particularidad de que estos dos finalizan contrato en 2024. Y queda por saber si Ezkieta se inclina por hacer las maletas tras un ejercicio en blanco. En el Athletic, con la colección de porteros que existe, lo tiene complicado.

Este cúmulo de renovaciones aporta material de sobra para que los meses venideros den mucho juego. Quizá haya noticias pronto, pues conviene ir aligerando la nómina antes del arranque liguero.