IBIZA: Germán; Morillas, Goldar, Rubén, Davo; Manu Molina, Javi Pérez (Min. 86, Pardo), Javi Lara, Sergio Castel; Sibo (Min. 78, Ekain), Kike López (Min. 78, Grima).

ATHLETIC: Ezkieta; Lekue, Unai Nuñez, Yeray, Balenziaga (Min. 70, Yuri); Vesga, Vencedor (Min. 70, Dani García), Berenguer, Morcillo (Min. 46, Raúl García); Sancet (Min. 46, Muniain) y Villalibre (Min. 62, Iñaki Williams).

Goles: 0-1: Min. 13; Javi Pérez. 1-1: Min. 52; Raúl García. 1-2: Min. 92; Unai Nuñez.

Árbitro: González Fuertes (Comité Asturiano). Amonestó a Rubén, Goldar y Sibo, del Ibiza, y a Dani García, del Athletic.

Incidencias: Partido correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa disputado en el estadio municipal de Can Misses, de hierba artificial, sin público. Los jugadores del Ibiza realizaron el pasillo al Athletic por el reciente título de campeón de la Supercopa.

Avanza en la Copa el Athletic, que está en racha. La inercia lograda en la Supercopa pudiera servir como explicación de la victoria que el jueves logró en el campo del Ibiza, donde flirteó en exceso con la eliminación y selló el pase a la siguiente ronda en el tiempo añadido. Nuñez deshizo una igualada que cobró tintes ciertamente amenazantes para la suerte del equipo de Marcelino García, quien tuvo que echar mano de sus titulares para remontar un partido complicado. Nunca se sabrá si tan áspero como preveían los rojiblancos, pero es incuestionable que durante largas fases reinó la sensación de que el Athletic podía convertirse en el siguiente equipo de la máxima categoría en engrosar la amplia lista de los despedidos prematuramente del torneo.

Lo presenciado el jueves refrescó en la memoria los malos ratos vividos en todas y cada una de las rondas de la última edición copera. Fue un capítulo más a añadir a aquellos cruces con Elche, Tenerife, Barcelona y Granada, todos cortados por el patrón de la incertidumbre, el sobresalto y un temor más que justificado a la eliminación. Como entonces, en la isla volvió el Athletic a hacer gala de estar en posesión de un acusado instinto de supervivencia y de nuevo escogió la vía de la agonía para reivindicarse. Una agonía que, por lo visto, continúa haciendo excelentes migas con la fortuna.

Es probable que sea inevitable abonar este peaje mientras esté en vigor el formato de partido único en terreno del conjunto de inferior categoría. Desde luego, ha quedado sobradamente demostrado que los apuros o los disgustos no son un problema que afecte en exclusiva al Athletic, aunque viniendo de donde venía cabía confiar en que resolviese con algo más de comodidad. Montado en esa autoridad que se le presupone a un grupo pletórico en lo anímico y que en realidad no fue capaz de plasmar casi nunca. Que el Ibiza luzca unas estadísticas modélicas y se haya cargado al Celta no quita para que sea un competidor de Segunda B, condición que el jueves defendió con una cuota de dignidad que se ha de poner en el debe de los rojiblancos.

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Las mejores imágenes del Ibiza 1 - 2 Athletic

El diseño de la alineación no debería esgrimirse a modo de disculpa, si bien como atenuante tiene un pase. Marcelino rodeó a Nuñez, Yeray, Vencedor y Vesga de siete hombres que no habían sido titulares a sus órdenes. La elección no cuajó y sin duda influyó en ello que el Ibiza se adelantó en su primer ataque, nacido de una mala entrega de Vencedor que Javi Pérez aprovechó para agarrar un remate desde la frontal que Ezkieta ni vio. El Athletic no asimiló el contratiempo. La agresividad local, el viento, la superficie artificial y la ansiedad, se combinaron para que la respuesta fuese paupérrima. El desconcierto, agravado con pelotazos constantes para ganar metros, se personificó en Vencedor, impotente para ofrecer una acción de fuste, que es de lo que va sobrado.El Ibiza protegió con celo su tesoro. Se conformó con estar puesto, no volvió a atacar, pero se las arregló para que su área fuese un coto cerrado mientras la pelota iba y venía por el aire. Desprovisto de criterio, muy incómodo, el Athletic se limitó a inquietar con un tiro lejano de Vesga y una entrada de Lekue hasta la cocina, con pase atrás que no llegó a Sancet al anticiparse Sibo. Por lo demás, las bandas fueron un páramo y la franja central una zona donde imperó la ley de la selva, el sálvese quien pueda, pues nadie se responsabilizó de generar fútbol. En la retirada a vestuarios, calentaron Muniain y Raúl García.

LA REACCIÓN

Necesitaba agitar aquello Marcelino y la jugada se reveló acertada. Los dos nuevos cogieron protagonismo, ellos dos cocinaron el empate, un córner que pilló a media salida a Germán, e impulsaron al resto, que se fue entonando. Entre todos empujaron y salió a relucir la distancia real que separa a los contendientes. Hubo un cuarto de hora de clara superioridad del Athletic que auguraba la remontada, sin embargo el panorama experimentó una transformación radical después de que el árbitro (no había VAR) decidiese anular un gol de Kike López porque interpretó que Sibo, en posición dudosa, había obstaculizado la visión de Ezkieta.

El susto no quedó en eso, dado que en adelante el Ibiza agarró con energía las riendas del partido y buscó el triunfo sin complejos. Jugó práctico, bastante vertical y borró del campo a su oponente. Williams suplió a un Villalibre que dejó detalles interesantes y se llevó varios morados por todo el cuerpo; tampoco tardaron en sumarse Yuri y Dani García.

El Athletic se estaba complicando la existencia. Pese a que Williams creó peligro en un par de acciones, la primera malgastada por un Berenguer apagadísimo y la segunda repelida por el exterior de la red, el peligro rondó a Ezkieta más de lo que aconsejable. Cada córner botado por Lara, y fueron unos cuantos, encogía el estómago. También probaron el disparo Ekain, con ágil respuesta de Ezkieta, y Pardo. Cómo sería el asunto que en esa media hora final la prórroga se veía como una bendición, sobre todo a medida que se aproximaba el noventa y el Ibiza insistía.

Y aquí, cuando el desarrollo del choque invitaba a depositar la esperanza en la media hora extra, pensando que el físico del rival acusaría el alargue, multiplicando así las opciones del Athletic, surgió el chispazo, el golpe de suerte. No fue Yuri esta vez sino Lekue. El lateral templó con gusto al área, el balón fue inalcanzable para Williams, pero este forzó un movimiento de la defensa, la arrastró para sí, y el centro le cayó a Nuñez cerca del punto de penalti. El central cogió buena postura para empalmar con la derecha y clavó el gol. Restaban segundos para el pitido que cerraba la contienda. De modo que hoy la bola del Athletic estará en el bombo de los octavos de final. La racha copera continúa.