El gol de Asier Villalibre y los detalles que dejó el también delantero Íñigo Vicente fueron de lo más destacable para el Athletic en el doble amistoso ante el Sevilla en tierras murcianas, que ahondó en la idea de que los jóvenes 'cachorros' piden paso a Gaizka Garitano, sobre todo Jon Morcillo.

Fue la doble cita en el Pinatar Arena lo más parecido a un compromiso liguero al estar en fecha de la segunda jornada de Liga -aplazada por ser el Barcelona el rival-, por la entidad del contrario y por la forma en la que se la tomaron ambos equipos, sin apenas cambios a lo largo de los choques.

UN ATAQUE LIMITADO AL TRIDENTE MUNIAIN-RAÚL-WILLIAMS

Se queja con cierta asiduidad el técnico de Derio de falta de potencial ofensivo en una plantilla en la que el poderío en ataque se circunscribe al 'tridente' que conforman Iker Muniain, Raúl García e Iñaki Williams.

Tres jugadores que, además, son difíciles de casar por diferentes razones. A Williams, que no es el ariete clásico que gusta en Bilbao, empieza a faltarle el gol que se le pide a un '9'; Raúl carece de la creatividad que se le exige a un media punta, el sitio donde más le gusta a Garitano; y Muniain es más un generador de juego que un delantero y se desenvuelva mejor por dentro que por fuera, donde, no obstante, ha hecho casi toda su carrera.

Por eso es cada vez más importante para el Athletic, y más tras la retirada del gran Aritz Aduriz, que resolvía como casi nadie en el área rival, que le vayan apareciendo candidatos para jugar de medio campo en adelante.

En estos últimos años, en los que Ibai Gómez es un jugador casi testimonial tras su regreso del Alavés, ha sido Iñigo Córdoba (1997) el complemento al tridente. Pero el zurdo bilbaino, encomiable en el esfuerzo, no ha mostrado apenas peligrosidad en la zona decisiva.

Como también le falta filo a Oscar de Marcos cuando cambia el interior por un lateral en el que se ha asentado Ander Capa.

VILLALIBRE, SANCET, MORCILLO Y VICENTE

La temporada pasada empezaron a entrar en la ecuación los jóvenes Villalibre (1997) y Oihan Sancet (2000), a los que las lesiones les han frenado un tanto. Y en este arranque de curso se les han sumado Jon Morcillo e Iñigo Vicente.

Morcillo (1998) es, sin duda, la aparición más importante. Hasta el punto de debutar jugando el partido entero en la primera jornada de Liga. Pocos dudan de que el poderoso y atrevido zurdo de Amorebieta le ha ganado la partida a Córdoba. Y a todos los que aspiran al '11' en este arranque de curso.

Entre ellos está el más fino Vicente (1998). Un jugador que tiene que mejorar horrores en lo táctico cuando su equipo no tiene el balón pero que cuando lo tiene eleva el nivel.

Ayer salió en el minuto 70 y dejó tres detallazos. Primero un centro perfecto a Villalibre para el que 'Búfalo' de Gernika resolviese a un toque, en lo que es especialista. Es difícil que Villalibre, ariete más clásico, no saque algo de enjundia esté los minutos que esté sobre el terreno de juego.

Pero no se quedó ahí Vicente, el joven más demandado de largo por la afición 'athleticzale'. Tras ese centro, el vecino de Garitano en Derio enganchó un gran disparo un poco desviado tras verse solo entre tres rivales y sin ayuda después de robar un balón. Vicente terminó su impactante aparición con un túnel a un rival al borde del área contraria para dar un pase propio de malabaristas.

Habrá que ver si esas jugadas le ayudan a un mayor protagonismo del que, en principio, le tenía reservado después de su cesión en Miranda su técnico. Que no le dio dorsal de la primera plantilla y además le avisó que "para pasar de suplente del Mirandés a titular del Athletic debe dar un paso" importante.

Sea como sea el futuro inmediato, ahí quedan esos detalles, el gol de Villalibre cuando recibió un buen centro y la continuidad de las buenas sensaciones de Morcillo. Los jóvenes, una lista a la que añadir a Peru Nolaskoain (1998) y Sancet, los dos ya de la primera plantilla, y Unai Vencedor (2000), el relevo natural de Dani García, piden paso a Garitano.