A Hodei Oleaga (Laudio, 29-XII-1996) le toca sufrir el confinamiento causado por la pandemia del coronavirus a mil kilómetros de distancia de su casa. El efecto devastador del covid-19 no conoce fronteras, ni razas, ni condiciones sociales… “Sí se hace más duro cuando estás tan lejos de tu entorno”, dice el guardameta, que ejerce en la UD Melilla del grupo I de Segunda División B cedido por el Athletic. Oleaga, de 198 centímetros de altura, está recluido en un “pisito normal”, que nada tiene que ver con la extensión y comodidad de los domicilios que posee la gran mayoría de jugadores profesionales. No cuenta con un terreno al aire libre, no es un chalé adosado, no es un dúplex. “Te limita a la hora de cumplir el plan de entrenamientos que nos han encargado, pero siempre se hace un hueco”. ¿Les han proporcionado herramientas y medios para trabajar en casa? “Esto no es el Athletic, ni mucho menos”, responde sin apenas finalizar la pregunta. La UD Melilla es una entidad modesta e incluso la plantilla ya conoce la decisión de Luis María Rincón, su presidente, que comunicó ayer tarde la presentación de un ERTE: “Ya nos lo adelantaron la noche del domingo y estamos esperando la información que nos den”.

Oleaga vive en la ciudad autónoma estos últimos días aislado en casa y del exterior. “Marruecos, adonde he ido en alguna ocasión a la ciudad de Nador y que está a 13 kilómetros de distancia, había cerrado las fronteras y de Melilla no se podía salir a la península ni por aire ni por mar”, recuerda el laudiotarra, que la temporada pasada jugó en el Bilbao Athletic con Gaizka Garitano, primero, y con Aritz Solabarrieta, después. Llegó a Melilla con su padre, con el que convive desde agosto, mientras que su ama se ha quedado en Euskadi con su hijo pequeño, Nare, que cursa estudios universitarios. “Aita es un cocinillas y vino conmigo para ayudarme. Acude a los entrenamientos y está al lado mío”, apunta y añade que su novia se ha tenido que quedar en Melilla desde hace una semana a causa de la pandemia. “Tenía billete de avión para el día 24, pero le ha cogido toda esta crisis y no me puedo quejar en ese aspecto”, admite el portero, que habla de una ciudad “tranquila, donde la gente se porta muy bien y que es incluso barata, aunque cuando hace calor es un infierno, ya que en agosto no paraba de sudar ni un minuto. Aquí el coronavirus llegó más tarde y solo hay unos cincuenta afectados, de los que ha fallecido una persona, por lo que confiamos en salir de esta muy pronto”.

El canterano del Athletic, con el que tiene firmado hasta el 30 de junio de 2022, espera que retorne la competición, aunque “lo más importante es la salud de todos”, y acentuar así el crecimiento que dice experimentar en un equipo en el que ha jugado todo desde que llegó, tanto a las órdenes de Víctor Cea (destituido en la undécima jornada) como a las de Manolo Herrero, “con el que hemos mejorado, ya que no empezamos bien”. El Melilla es decimotercero, a seis puntos de la zona de descenso y a seis, de los puestos de play-off. “Salí porque necesitaba minutos y aquí me los han dado. Estar fuera de casa te ayuda a madurar y creo que he mejorado mucho. He cogido esas tablas que pide un portero joven cuando le dan minutos”, reflexiona Oleaga, que avisa de su ambición cuando regrese a Lezama: “Mi deseo es volver, hacer la pretemporada y convencer al entrenador. Voy a por todo, a demostrar que puedo ser válido para el Athletic”.

A Oleaga no le asusta la competencia que pueda encontrarse, con la presencia de Unai Simón, Jokin Ezkieta e Iago Herrerín, si bien este último podría buscarse un nuevo destino en caso de no variar su situación. “La competencia es enorme, pero quiero demostrar que puedo estar ahí. Lo de Iago se comenta en alguna prensa, pero no sé lo que hará. Yo voy a pelear y ganarme la percepción de que el entrenador puede contar conmigo”, expresa el de Laudio, que aún no le han asegurado desde la dirección deportiva si realizará la pretemporada o saldrá de nuevo cedido, aunque mantiene un diálogo regular con Andoni Ayarza, el segundo de Rafa Alkorta, Peio Agirreoa, responsable de porteros de la cantera, y Aitor Iru, el entrenador de los guardametas del primer equipo.

Un fijo en el Melilla. Ha jugado todo en el equipo azulino desde que llegara, por lo que solo se perdió la primera jornada de liga

Viajes en avión. La ubicación de Melilla le obliga a coger continuos vuelos con escalas. “Para jugar en Ibiza, por ejemplo, hicimos Melilla-Málaga- Barcelona e Ibiza”.

“Me tuve que quedar aquí. Marruecos había cerrado las fronteras y de Melilla no se podía salir a la península ni por aire ni por mar”

“Mi deseo es volver en verano al Athletic, hacer la pretemporada y convencer al entrenador. Voy a por todo”