bilbao - En la entrevista se muestra satisfecho porque ha comprobado que puede aportar al equipo. Ahora se siente seguro, ha ganado en confianza tras alternar vivencias de todos los colores y confía en el trabajo que a diario realiza en Lezama.

Atraviesa un buen momento, quizás el mejor como profesional.

-Creo que sí. Aunque en el fútbol he tenido varias experiencias positivas, lo de ahora es en el más alto nivel. Veo que voy teniendo más minutos cada vez y además estamos viviendo con intensidad todo lo que supone haber llegado a unas semifinales de Copa.

Esta etapa reciente contrasta severamente con los primeros meses de la temporada, cuando no aparecía ni en las convocatorias. La primera vez fue en diciembre.

-Esa fase no fue fácil para mí porque no es agradable ver que no vas a jugar y lógicamente sientes cierta tristeza, pero intenté llevarlo bien. Puedo decir que he estado fuerte en el plano mental para asimilar ese tiempo en que no contaba, de hecho ni barajé la posibilidad de salir en el mercado de invierno. Tenía claro que quería seguir aquí.

Y no le dio alguna vuelta en la cabeza al contrato de larga duración que había firmado en mayo.

-Hace dos temporadas tuve un año malo, casi no jugué ni en el Valladolid ni en el Lorca, pero aquello sirvió para endurecerme y también me ayudó a darme cuenta de lo que hay fuera de aquí. Entonces decidí volver al Bilbao Athletic con la idea de darlo todo porque era mi último año y con la edad que tenía lo que necesitaba era jugar. Nunca pensé que una segunda etapa en el filial era un paso atrás en mi carrera y las cosas me fueron bien. Me sentí feliz cuando antes del verano el club apostó por mí y firmamos ese contrato largo. Estar aquí es mi único deseo, si de mi dependiera no me movería nunca.

Metió 23 goles en el filiar, pero es posible que la categoría se le quedase pequeña.

-No lo veo así. Es verdad que metí muchos goles, pero yo no me sentía superior a nadie. Tuve buenos compañeros, ese número de goles no es únicamente gracias a mí sino que es mérito del grupo.

Es evidente pues que acertó de pleno asumiendo que su lugar estaba en el Bilbao Athletic.

-Lo principal fue el golpe de confianza que me dio esa temporada. Cuando no juegas no te sientes valorado y además para un delantero marcar es algo fundamental.

Su nombre se ha escuchado desde hace muchos años, siendo un chaval se decía que apuntaba alto y que acabaría arriba. Sería consciente de la expectativa que se generó a su alrededor.

-Bueno, te llegan cosas que se dicen. Hay muchos jóvenes que destacan en categorías inferiores y sus nombres suenan, pero el proceso es difícil. Hay que tener paciencia y calma con la gente que está formándose en Lezama. Subir con 18 años es muy complicado, yo mismo tengo ahora 22. Ya digo que hay que tener tranquilidad porque el momento llega si tiene que llegar.

Habrá visto a tantos compañeros quedarse en el camino.

-Desde que eres niño vas viendo amigos a los que el Athletic va descartando y es normal que a veces sientas algún temor porque en definitiva lo que más quieres es jugar en el Athletic. Pero esos temores tienen que ver con el hecho de que cuando eres muy joven no sabes si estás haciendo las cosas bien o mal. Eso lo vas aprendiendo según vas cumpliendo años. Yo ahora mismo estoy muy satisfecho con el trabajo que hago en el día a día.

Tranquilo y a gusto porque le empieza a cundir.

-Pues sí. Claro que me gustaría tener más minutos, pero me siento bien, a gusto.

Hay que recordar que la actual es su segunda etapa en el primer equipo. Debutó en diciembre de 2016.

-Pero entonces era distinto, no tenía ni ficha del primer equipo como ahora.

Y pasó muy desapercibido.

-Me subieron porque coincidió que hubo gente con tarjetas y lesionados. Por eso me llamó Ernesto.

Vista su escasa participación, ¿llegó a dudar de sus posibilidades?

-A veces puedes dudar de si vales o no, pero en general diría que he tenido suerte y la familia me ha ayudado muchísimo. Siempre me he tomado el fútbol como un juego.

Ya, pero llegados a ciertos niveles es bastante más que eso.

-Mi sueño es jugar aquí y prefiero verlo así, como una actividad que va de ganar y meter goles, es una forma de no meterme más presión de la necesaria.

Ha contado en alguna ocasión que creció pronto y se imponía a los de su edad por potencia física, de ahí su apodo. Esa ventaja va desapareciendo según sube peldaños.

-Me sigue gustando mucho todo lo que tiene que ver con el contacto físico, jugar con el cuerpo, ir con fuerza a las disputas. Voy a por todas cuando peleó con los defensas, si no voy así lo que hago es recibir.

Pero usted tiene otras virtudes que seguramente se desconocen por lo poco que ha jugado en Primera.

-Puede pasar que mucha gente no me conozca como jugador. Me suelen decir que no tengo un estilo muy bonito a la hora de correr y demás, pero pienso que engaño porque soy más rápido de lo que parece y sé correr a los espacios. Me describiría como un delantero al que le gusta el cuerpo a cuerpo y sabe buscar espacios donde recibir.

Y sabe rematar, 23 goles hay que meterlos, aunque sea en Segunda B.

-Y todos menos uno al primer toque. Sí, metí muchos, pero también fallé unos cuantos. Tengo que mejorar para acabar las jugadas y en eso estoy.

Cuando ve partidos de otros equipos, si es que lo hace?

-No veo mucho fútbol. En casa no tenemos esa costumbre y aparte del Athletic no se suele ver fútbol. El padre empezó a ver más a raíz de que yo empecé a jugar.

Pero se fijará en futbolistas de su demarcación.

-Mucho en Aduriz. Siempre me ha gustado su forma de estar en el campo y es una gozada poder trabajar a su lado. Luis Suárez es otro que me gusta, sobre todo por la forma de desmarcarse. Algunos me han dicho que algo me parezco a él por el manejo del cuerpo. Ya sé que están a otro nivel, pero a los dos que he dicho me gusta verles en acción.

¿Es tan serio como aparenta en las ruedas de prensa?

-En mi vida cotidiana no soy serio. Los amigos me dicen que siempre estoy haciendo el tonto, pero es posible que me cueste soltarme ante la gente que no conozco o delante de los periodistas.

Tiene una mirada fija a los ojos que transmite dureza.

-No me doy cuenta, pero sí que me suelen decir que mi expresión es seria. Por dentro no soy así.

La barba también hace lo suyo.

-Sí, la barba da una imagen de mayor seriedad, pero ahora no me vería sin la barba, me sentiría raro.

Le hace bastante más mayor de lo que es.

-Me la empecé a dejar por pereza, por no afeitarme, y estoy pensando en dejármela más larga para hacerme una pequeña trenza con ella.

Pues va a tener razón: no es tan serio como parece. Vamos con la marcha del equipo. ¿Cómo valora la campaña?

-Llevamos muchos partidos de liga sin ganar y aunque es algo que se ha olvidado un poco por el ruido que genera la Copa, la realidad es que estamos necesitando sumar tres puntos de una vez. Si no lo hacemos pronto corremos el riesgo de quedarnos en zona de nadie en la clasificación y no queremos que eso pase.

¿Cree que lo hecho en estos dos meses le permitirá intervenir con más asiduidad?

-No tengo una idea formada sobre lo que vendrá, menos pensando a medio plazo. Me quedo con lo inmediato, con el partido con Osasuna, y me esfuerzo por entrenar a tope para poder entrar.

Garitano utiliza un bloque definido y deja un margen estrecho para los suplentes. Es lo que muestran las estadísticas.

-Es verdad que quizás no ha habido muchos cambios, pero eso es cosa del míster y hay que respetarlo. Mi obligación es estar preparado por si me escoge.

Usted no lo ha hecho mal en los ratos que ha dispuesto.

-He jugado y he cogido confianza, veo que puedo aportar cosas al equipo y que me siento cómodo en el campo, pero yo no decido. Lo que venga, vendrá.

Pese a que como quien dice aún no haya hecho nada en Primera, está satisfecho de su rendimiento.

-Sí, tanto por lo que ha pasado últimamente, cuando he podido jugar, como por lo que he hecho antes, cuando no jugaba, porque eso me ha servido para empezar a contar para el entrenador. Al final se trata de eso, de entrar en la dinámica de la competición y comprobar que más o menos las cosas me van saliendo. Ahora puedo decir que ya estoy aquí y creo que eso es dar un gran paso. Como he comentado antes, mucha gente no sabe todavía quién soy.

Y su avance coincide en el tiempo con el adiós de Aduriz, tema este que lleva años siendo motivo de preocupación.

-Aduriz va a dejar un hueco muy importante y muy difícil de llenar. No va a haber otro como él, pero ahí estamos otros en los que confiar: Willy, Kenan y yo. Desde mi perspectiva solo puedo decir que el jugador da lo mejor de sí cuando juega con continuidad. Y el fútbol te pone ante situaciones que hay que saber aprovechar. Ahora he tenido la suerte de dejarme ver y Aduriz no estará con nosotros el año que viene. Tengo que seguir trabajando a tope si quiero tomarle el testigo.

Su actuación contra el Espanyol es la prueba de lo que es capaz.

-Me preguntaron si estaba nervioso ese día y no lo estaba. La titularidad, más que intimidar me ilusionaba. Estaba motivado. Cada uno tiene que hacer un trabajo mental, creerte que das el nivel para cumplir tu misión, eso es lo que más vale.

¿Tampoco se puso nervioso en el penalti que lanzó contra el Tenerife, que era el último de la tanda?

-Contra el Elche también tiré el quinto y no antes porque ese día sí estaba nervioso y no me decidía a tirar.

Ya se notó.

-Sí, lo tiré muy mal, pero en ese instante sentí que todos los nervios desaparecían y el día del Tenerife fui tranquilo al balón. Entrenamos la víspera y le dije a Aduriz que si había un penalti lo iba a tirar mirando al portero. Él me animó a hacerlo así. Me dijo que hiciese lo que quisiera, pero que tuviese claro qué quería hacer. El día del Elche no sabía qué hacer, por dónde chutar, y por eso casi me lo paran.

¿Es normal que sea usted el elegido para lanzar el último penalti?

-Gaizka confiaba en mí porque me ha visto tirar penaltis en el Bilbao Athletic.

¿Estudia o ha estudiado algo?

-Empecé IVEF, pero lo dejé cuando fui cedido al Valladolid. He empezado con la música; bueno, he vuelto porque música he estudiado desde niño. Y ahí andamos, nos hemos juntado seis del equipo y hemos formado un grupo, ensayamos y lo pasamos bien.

Esto sí que debe ser caso único en el fútbol mundial: ¡Seis músicos en la plantilla!

-Sí, es raro que haya tantos músicos ¿verdad? Balenziaga, De Marcos y Vesga tocan la guitarra; Lekue, el bajo; Dani García, la batería y yo la trompeta y además canto porque faltaba alguien que pusiera la voz.

¿Qué clase de música?

-Hacemos versiones de todo tipo, de grupos que nos gustan. Cada uno propone y adelante. Vemos que evolucionamos y lo vamos haciendo mejor. Ya tenemos ocho temas bastante trabajados. Es algo bonito y sano.

Pues sí, bastante más que estar enganchado todo el día a una pantalla.

-Por ahí pasé yo también y ya me he quitado.