BILBAO. Debe ser que en algún lugar estaba escrito el acceso del Athletic a los octavos de final de la Copa, pero nadie podrá decir que lo sabía a ciencia cierta, pues fue preciso esperar a que el Elche fallase en su séptimo penalti para dar fe de ello. El desenlace estuvo en el aire básicamente porque los rojiblancos, al contrario que en las dos rondas anteriores, olvidaron el evidente riesgo que entraña el vigente sistema del torneo y ofrecieron una deficiente actuación. En ninguna fase, si se exceptúa la segunda parte de la prórroga, supieron plasmar la superioridad que la teoría les otorga. Ahí, ya con el rival reventado físicamente, sí que acariciaron el pase con varias aproximaciones nítidas, pero también es cierto que previamente, cerca del 90, el Elche dispuso de una magnífica oportunidad para sentenciar.

Si de las derrotas se aprende, lo sucedido anoche es el ejemplo claro de que en ocasiones del éxito cabe extraer lecciones incluso más provechosas. La eliminación rondó peligrosamente a un Athletic que midió mal y dio vida a un conjunto de Segunda que vendió carísima su piel en el Martínez Valero. Ni siquiera supo beneficiarse de la ventaja que cobró en el comienzo. Al revés, el gol de Williams tras excelente pase al espacio de Iñigo Martínez tuvo un efecto negativo, se diría que fomentó un exceso de confianza que condujo a la pérdida del control y, como consecuencia, al empate. Vino después un ejercicio de impotencia que se prolongó durante una hora larga de reloj y que desembocó en la lotería desde los once metros, con un desarrollo no apto para gente con deficiencias cardíacas.

Se salvó por puro azar el equipo de Gaizka Garitano, resulta imposible negarlo. De haber sido apeado, ninguna excusa o atenuante le hubiese librado de recibir una crítica muy severa. Y es que por no tomarse las cosas, el partido en general, con el rigor y la decisión que la experiencia aconseja, el Athletic las pasó canutas y, de paso, sometió a su afición a un sufrimiento exagerado e inesperado, la verdad. Se daba por supuesto que los jugadores estaban aleccionados y que continuarían haciendo gala de su perfil más contundente, en la línea de los duelos ante Intercity o Sestao. Sin embargo, esta vez sacaron una versión anodina, sin gracia, y ya se sabe lo que esto suele conllevar.

Se dirá asimismo que la formación que de salida presentó Garitano no fue la idónea. A toro pasado no cuesta nada suscribir dicha impresión. Escogió un híbrido entre el once de la primera ronda, donde apostó por el grueso de los suplentes, y el de la segunda, cuando tiró de ocho titulares porque se celebraba en fin de semana. Ayer había cuatro fijos, además de Herrerín. Acaso la proximidad de la siguiente cita liguera pesó en el ánimo del técnico. Por lo visto posteriormente, pesó más de la cuenta. Pacheta ya anunció que reservaría a la mayoría de los que juegan la liga. Cumplió su palabra y encima acertó, al menos le fue mejor que a Garitano.

El gol de Williams, que tuvo el segundo un rato más tarde, afectó al Elche, pero no tanto como sería deseable. La causa de que el cuadro local se rehiciese y fuese creciendo hasta tomar el mando radicó en que enfrente se asistió a una paulatina bajada de tensión. Desapareció el centro del campo, los de arriba quedaron aislados y la zaga tuvo que ponerse el mono. Las transiciones ilicitanas de área a área fueron proliferando, gustándose, con dinamismo y precisión. Herrerín aplazó la igualada con una gran estirada a tiro de Pere Milla, pero quedó vendido en el remate de Fidel, quien cabeceó en boca de gol tras brillante internada de Josean, el mejor del choque.

impotencia Recuperó la iniciativa el Athletic de cara al segundo acto, con Muniain bullicioso un rato nada más. Unai López estuvo igual de espumoso. El empuje careció de profundidad y los minutos se consumieron sin que el Elche, que se replegó en su terreno, se sintiese intimidado por el equipo rojiblanco. Varios intentos desde fuera del área fue cuanto obtuvo el Athletic, torpe y lento en sus maniobras, un bagaje que anunciaba la siempre desagradable prórroga. Y por suerte se alcanzó el tiempo extra porque en el 86, con la zaga al garete, Óscar recibió el pase de la muerte en el punto de penalti, sin oposición. Quiso ajustar a un palo y le salió un churro. Un susto morrocotudo que perfectamente pudo significar el adiós a la Copa.

Ahora se trataba de forzar la máquina como fuese (para realizar el examen de conciencia ya habría margen en Lezama), a fin de eludir la tanda, ese trámite que el Elche firmaba encantado, con el ánimo por las nubes después de parar los pies al favorito. Pues nada, que la primera mitad de la prórroga discurrió igual, sin oportunidades, haciendo gala de una absoluta falta de ideas, rondando el área en vano, con San Román inédito. Garitano gastó su última bala, Villalibre, quien en su primera acción forzó la parada del partido. La buena jugada del ariete espoleó al equipo que sumó otros tres remates venenosos, uno de Iñigo desde campo propio que besó la red por fuera.

Al Elche le sostenía el orgullo, no las piernas, pero se salió con la suya y vino el turno del cara o cruz. Un fracaso en toda regla que el destino transformó en alegría poniendo a prueba los nervios del personal de la manera más insospechada. San Román detuvo el primero y el tercero, a Raúl García y Unai López, mientras sus compañeros hacían pleno. Como en el circo, el Athletic protagonizó entonces el más difícil todavía, con todo en contra volteó el asunto: metió cuatro seguidos, por uno solo el Elche. Herrerín, adelantándose dos metros, detuvo uno y otros dos se fueron a la grada. Siete penaltis, siete, para salvar el cuello.

Ficha técnica:

ELCHE: San Román; Tekio, Nacho Pastor, Dani Calvo, Óscar Gil; Manuel Sánchez, Mfulu (Min. 71, Ramón Folch); Josan, Pere Milla (Min. 96, Nino), Fidel (Min. 65, Iván Sánchez) y Mourad (Min. 81, Yacine Qasmi).

LEGANÉS: Herrerín; Lekue, Núñez, Iñigo Martínez, Balenziaga (Min. 75, Yuri); Lekue (Min. 105, Villalibre), Vesga, Beñat (Min. 64, Unai López), Córdoba (Min. 46, Muniain), Raúl García y Williams.

Goles: 0-1: Min. 4; Williams. 1-1: Min. 40; Fidel. En la tanda de penaltis se decidió el partido con 4-5. Manuel Sánchez, Folch, Nino y Dani Calvo marcaron por el Elche y Muniain, Williams, Villalibre, Yuri y Vesga por el Athletic. Por los locales fallaron Quasmi, Iván Sánchez y Tekio, por el cuadro visitante, Raúl García y Unai López.

Árbitro: Munuera Montero (Comité Andaluz). Mostró tarjeta amarilla a Óscar Gil por el Elche, y a Yuri e Iñigo Martínez por el Athletic.

Incidencias: Encuentro correspondiente a los dieciséisavos de final de la Copa disputado en el estadio Martínez Valero de Elche ante 13.834 espectadores.