Salah Abdeslam, el único terrorista superviviente de la célula yihadista que atentó en París el 13 de noviembre de 2015, ha asegurado que decidió 'motu propio' no detonar el cinturón con explosivos que portaba y que, si dijo en un primer momento que no funcionaba, fue por vergüenza. Abdeslam, que ya en el arranque del juicio se proclamó "combatiente de Estado Islámico", ha roto este miércoles su silencio ante el tribunal que examina en París los atentados, que se cobraron la vida de 130 personas, 90 de ellas en la sala Bataclan.

"Renuncié a activar el cinturón no por cobardía, no por miedo, sino porque no quería", ha declarado el acusado, quien también ha tratado de justificar por qué tras huir a Bélgica declaró que el artefacto no funcionaba. "Estaba avergonzado", ha explicado. Esta versión contradice también la opinión de un experto que, consultado por el tribunal, ha asegurado que el cinturón descubierto el 23 de noviembre en una calle de Montrouge, en la región metropolitana de París, no era operativo.

Abdeslam ha afirmado que dejó el artefacto en un lugar donde "había pocas posibilidades de que lo encontrarán" y que, por precaución, quitó el detonador y la batería, para evitar un "accidente", según la cadena BFMTV. El acusado había evitado responder a las preguntas del juez y solo ha roto su silencio tras ser interpelado por un abogado de las víctimas, después de que este último aludiese a una situación con su prometida. Abdeslam ha explicado que guarda silencio porque considera que es un juicio "injusto".

El macrojuicio, con una veintena de acusados, ha superado ya las cien vistas. En él, se dirimirá la responsabilidad de estas personas en el mayor atentado de la historia de Francia, reivindicado en su día por el grupo terrorista Estado Islámico.