Los partidos italianos se han enredado en la búsqueda de un presidente imparcial, trazando una maraña de hipótesis que no satisfice a nadie pese a que ayer se redujo el quórum de votos necesario para su elección en el Parlamento. Cuatro días contando papeletas en el Parlamento, pero la “fumata blanca” sigue sin llegar, mientras los líderes proceden con sus reuniones para consensuar un nombre más o menos “imparcial” para la presidencia de la República durante los próximos siete años.

La Cámara de los Diputados acoge desde el lunes esta importante votación, en la que participan 630 diputados, 321 senadores y 58 consejeros regionales, y que funciona como una especie de casting en el que cada partido propone su candidato para el cargo. Sin embargo, los bloques de izquierda y derecha, condenados a entenderse por no sumar por sí solos, siguen en desacuerdo, a pesar de que el quórum para la elección pasó ayer de los dos tercios del hemiciclo (673 votos) a la mayoría absoluta (505).

El escrutinio arrojó una nueva marea de nombres, encabezada por el presidente saliente, Sergio Mattarella, que obtuvo 166 papeletas, una cifra al alza interpretada como una exigencia de los electores, que votan anónimamente, para que se llegue a un acuerdo de una vez.

Le siguió en la lista el magistrado antimafia Nino Di Matteo (56), el sociólogo Luigi Manconi (8), la actual ministra de Justicia, Marta Cartabia (6); el primer ministro, Mario Draghi (5), o el ex presidente del Gobierno Giuliano Amato (4).

En el laberinto

Los italianos desayunan cada día con un posible nombre en las portadas de los periódicos pero, a decir verdad, cada partido sigue escondiendo sus cartas y nadie habla abiertamente de candidatos.

Solo la coalición de derechas, de la berlusconiana Forza Italia y las ultraderechistas Liga y Hermanos de Italia, de Matteo Salvini y Giorgia Meloni, respectivamente, propuso tres aspirantes, pero fue enseguida papel mojado debido al “no” rotundo del otro bloque.

Los conservadores se esfuerzan además por mantener una unidad que, en la práctica, no es tal. Silvio Berlusconi está hospitalizado tras renunciar a la carrera presidencial y Salvini y Meloni tienen planes y ambiciones bien distintas.

El bloque progresista del Partido Demócrata, el Movimiento Cinco Estrellas y Libres e Iguales, depositó por su parte papeletas en blanco, 261, lo que da a entender que no todos sus electores siguieron esta orden, porque sobre el papel son más, unos 430.

Estos tres partidos se reunieron antes de la sesión y confirmaron su “inmediata disponibilidad a un debate para la búsqueda de un nombre compartido e imparcial capaz de representar a todos los italianos”.

Sobre la mesa persiste la propuesta del actual primer ministro, Mario Draghi, aunque con menos fuerza que en los últimos días debido a que su “ascenso” al Palacio del Quirinal haría tambalear al Ejecutivo y nadie, excepto Meloni, quiere ir a elecciones.

Un proceso lento

Nueva cita

Reuniones y votación. Se espera que la izquierda empiece hoy a dar nombres. Las votaciones se reanudarán a las 11.00 locales (10.00 GMT) en la Cámara de los Diputados, aunque por ahora no habrá dos votaciones al día, tal y como pedían numerosos exponentes. Se trata de un “cónclave” que transcurre lento, las medidas por el covid obliga a los parlamentarios a pasar por la urna en grupos de cincuenta y por orden alfabético, y también por el recuento y proclamación de unos mil votos.