El pueblo de Traspinedo (Valladolid) despidió ayer miércoles a Esther López de la Rosa, la “chica de la eterna sonrisa”, como así la recordó una de sus primas durante la misa de funeral desarrollada en una abarrotada iglesia parroquial de San Martín de Tours en la que los asistentes compartieron no solo dolor sino también la incertidumbre de desconocer aún las causas de su muerte.

Cerca de 400 personas siguieron la misa de funeral dentro del templo mientras que otro centenar tuvo que conformarse con mostrar su respeto y dolor a la familia de la víctima en la calle.

El arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, remitió una carta de condolencia que fue leída por el párroco y en la que el purpurado reconoció haber seguido muy de cerca, “con inquietud”, las noticias de los medios de comunicación sobre la desaparición y posterior hallazgo de Esther y confesó sentirse “impresionado” por la serenidad mostrada en todo momento por el padre y también por la “cercanía” de sus vecinos, “unidos todos en el sufrimiento de la familia”.