Bilbao - Según el informe Violencia filio-parental, una realidad invisible, cada año se abren en el Estado español casi 5.000 expedientes a jóvenes por delitos que implican violencia física, psicológica o económica de los hijos hacia los padres. Esta cifra, destacan los expertos, se incrementa año tras año a pesar de que muchos casos “quedan ocultos en el ámbito privado por miedo o vergüenza”.

La Memoria 2018 de la Fiscalía General del Estado señala que en 2017 se registraron en el Estado español 4.665 delitos de este tipo, que constituyen el 16,5% del total de las infracciones cometidas por jóvenes. Un estudio universitario reciente estima que hay una media de 96 denuncias cada semana por violencia filio-parental. En el caso de Bizkaia, en los últimos cuatro años el número de jóvenes agresores en el ámbito familiar asistidos por los servicio públicos ha aumentado un 23%. El perfil del agresor es el de un varón de entre 14 y 18 años, repetidor, que vive en su hogar familiar y primogénito.

La violencia filio-parental o violencia de los hijos a los padres se define como el conjunto de conductas reiteradas de agresiones físicas (golpes, empujones, arrojar objetos), verbales (insultos repetidos, amenazas) o no verbales (gestos amenazadores, ruptura de objetos apreciados) dirigidas a los padres o a los adultos que ocupan su lugar.

Según el citado informe, en ese tipo de violencia se excluyen las agresiones puntuales y las que se producen en un estado de disminución de la conciencia que desaparecen cuando ésta se recupera (intoxicaciones, síndromes de abstinencia, estados delirantes o alucinatorios). También se excluye la violencia ejercida por personas autistas o con deficiencia mental grave y el parricidio sin historia de agresiones previas. - B. S.