ON sus luces y sombras, en este siglo XXI el movimiento feminista se ha consolidado en todo el mundo como la fuerza capaz de ganar la batalla por la igualdad legal y real de hombres y mujeres en todos los rincones del planeta. Esta presencia y mayoritaria aceptación social está provocando que todos los grupos, sean políticos, sean de poder económico, social o mediatico, quieran incorporar sus demandas casi como genuinamente propias. “En este camino de subirse a un movimiento consolidado y mayoritario en marcha ascendente y progresiva, es cuando menos llamativa la eclosión de aparición permanente de las siglas LGTBI adosadas al feminismo. Más aún, cuando da la impresión de no solo haberse subido al movimiento, ya en marcha, sino de querer marcar su tempo y sus demandas junto a una voluntad manifiesta de dirigirlo”, sostiene la socióloga y académica feminista Rosa Cobo, quien alerta de que “el sujeto político del feminismo son y tienen que seguir siendo las mujeres”.

Así que muchas feministas se preguntan si estos nuevos anexados reclaman lo mismo, si son lo mismo e incluso si bogan en la misma dirección de los objetivos feministas. Algunas se replantean si no hay detrás otros intereses menos confesables.

En el transfondo del desencuentro se encuentra la definición sobre qué es “ser mujer”. “Porque si se niega el sexo, se niega la desigualdad que se mide y se construye en base a este hecho biológico”, alertan feministas progresistas, nada sospechosas de ser de la caverna política y mediática, que por distintos motivos se han posicionado contra la ley trans.

En la línea de la socióloga, académica, filósofa y ensayista Rosa Posada, entiende por mujer el referente que ha padecido la opresión y la exclusión patriarcales. “Las luchas identitarias contra lo que denominan el heteropatriarcado se deben de aliar con el feminismo en un interés común”. Pero una cosa es que se alineen juntas y otra “disolver el sujeto político del feminismo en esas luchas”

Desde el sector del feminismo crítico con una ley trans que, a su juicio, desdibuja el propio concepto de lo que es ser mujer, son conscientes de que en nuestra sociedad buenista ha calado el mensaje del derecho a la autodeterminación de género que “machaconamente desde los lobbies homosexuales, lesbianas y transexuales, con el apoyo de gran parte de la izquierda, están dirigiendo en los medios de comunicación”, explica contundente, la abogada Lidia Falcón, fundadora del Partido Feminista.

La estudiosa Susana López Penedo, experta en lateoría queer (en la cual los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales son el resultado de la construcción social) dice que no puede transformar económica ni políticamente el patriarcado. “Lo refuerza porque se queda en la reclamación individual de la libre elección sexual. El feminismo tiene que ir más mucho allá”.