ASI nadie ha oído hablar de ellas. Pero las UCRI (Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios) son espacios imprescindibles para luchar contra los efectos del covid ya que tratan a pacientes con insuficiencia respiratoria grave, y son decisivos para evitar ingresos en UCI. En su interior, hay pacientes muy malitos, se ahogan y sienten mucha fatiga. Porque el 34% de los hospitalizados con covid desarrolla el síndrome de distrés respiratorio agudo, la afección pulmonar más grave, potencialmente mortal. Pero allí consiguen sacarles adelante gracias a técnicas y terapias, como unas gafas nasales de alto flujo que generan una presión positiva y dan una concentración más alta de oxígeno.

"Si no existieran estas unidades, muchos pacientes tendrían que ser derivados a una UCI y ser intubados, con las graves repercusiones que esto conlleva", explican las neumólogas Ane Uranga e Inmaculada Gorordo, desde la UCRI del hospital de Galdakao, pionera en Euskadi ya que presta estos cuidados extras desde 2007 a enfermos que requieren una atención respiratoria especializada. Un frente de batalla a medio camino entre estar en planta o recalar en la UCI pero que controlan la enfermedad más precozmente y cura los pulmones. De esta forma, los pacientes no acaban en las Unidades de Críticos ni terminan en un estado tan grave como para tener que precisar una sedación completa, librándose así de graves secuelas físicas y psicológicas.

Objetivo, salvar vidas

Frente a un virus tan infeccioso, sin apenas tratamiento farmacológico -"es una inflamación brutal y lo que mejor funcionan son los corticoides", explican las doctoras-, se encuentran estas unidades. Dependientes del Servicio de Neumología, están destinadas a salvar vidas. Su ritmo de trabajo ha sido en esta pandemia, vertiginoso. Un dato. Por la UCRI del circuito covid del hospital de Galdakao han pasado 1.812 pacientes en 13 meses.

"En la última ola hemos visto mucha gente joven, gente de veintitantos años, treinta y tantos... y sin ninguna patología previa de base. A pesar de que los pacientes actuales tienen menos edad -ha bajado más de diez años- presentaban la misma gravedad y la misma necesidad de alto flujo", explica la neumóloga Inmaculada Gorordo.

"Con el alto flujo conseguimos dar oxígeno en dosis muy elevadas, al 100%, porcentaje que no podemos alcanzar con los sistemas de oxigenoterapia habituales, y además, se tolera bien. Porque si ponemos oxígeno al 100% puede ser perjudicial e incluso peligroso, pero estos sistemas proporcionan oxígeno a altas dosis y, lo hacen con humidificación, que es muy importante para no quemar las mucosas", explica, didáctica, Uranga.

"El año pasado, cuanto tuvimos la avalancha de pacientes covid, que nos venían con neumonías tan severas, nadie sabía exactamente de qué tratamiento se podían beneficiar. Sin embargo, empezamos a ver que, con este sistema de oxigenación de alto flujo, los pacientes evolucionaban a mejor y comprobamos que era una herramienta muy útil para salvar vidas", indica Inmaculada Gorordo, mientras recuerda cómo crecía la UCRI a pasos agigantados.

Cuando la unidad se desbordó

Comenzaron usando la zona del código ictus como una UCRI externa, pero la situación se desbordó y todas las camas se quedaban escasas. Había que ir colocando monitores por todos lados para comunicarse con el puesto de enfermería que necesita controlar las 24 horas lo que le pasa a cada paciente. Y es que el éxito de este servicio radica en la atención ininterrumpida. "Tiene que haber un neumólogo 24 horas para dar sostén a la UCRI, pero sobre todo, enfermería formada. No vale cualquiera. Desde 2007 estamos preparando profesionales e impartimos jornadas de formación a la enfermería porque es fundamental. Se usan terapias como el alto flujo, o la ventilación mecánica no invasiva que requieren conocimientos específicos", destaca Uranga. De hecho, el hospital de Galdakao ha dado cobertura a otros centros sanitarios y cuando las UCI de Gipuzkoa colapsaron, sus enfermos acudieron aqui para que se les aplicara el alto flujo. Con esta terapia se puede evitar la intubación que conlleva severas complicaciones de tipo funcional porque el paciente, al estar con un ventilador, pierde capacidad respiratoria; sufre dificultades motoras, alteraciones cognitivas e intelectuales, y trastornos como ansiedad o depresión.

Cansancio acumulado

Después de tantos meses en primera línea, el cansancio acumulado es muchísimo porque el trabajo ha sido, y es, agotador. "Estamos muy cansados, parece que vamos a bajar el ritmo y, de repente, vuelven a subir los contagios. Tener un neumólogo 24 horas significa hacer muchas guardias y muchos turnos. Aquí, no puedes dejar un paciente a las 10 y, decirle te veo mañana a las 8 porque se pone malo a las cuatro de la tarde y a las cuatro de la mañana", señala Gorordo, haciendo memoria de un año tan terrible en el que "hemos llegado a tener seis salas ocupadas con 22 pacientes por sala, y todos muy graves". Ese alto grado de ocupación requería dos o tres especialistas por ala 24 horas al día, los siete días de la semana. "Cuando se monitoriza a una persona de forma continua hay que poner detrás muchísimos recursos", detalla Uranga.

Pero más allá de la labor con los pacientes de coronavirus, las UCRI suponen una evolución del modelo asistencial que permite ofrecer una atención más especializada y eficiente. De hecho, la del hospital de Galdakao es una unidad de referencia, porque funciona desde hace catorce años y cuando se montó fue pionera. "Siempre hemos creído que toda la patología respiratoria aguda necesita de unos cuidados intermedios semicríticos", afirma Uranga. "Estamos en pandemia y necesitamos esos cuidados, pero no nos podemos olvidar que sigue habiendo pacientes con neumonías bacterianas, embolias pulmonares, fibrosis, y también politraumatrismos que necesitan monitorización", subraya Ane Uranga, haciendo hincapié en esta UCRI limpia.

"En el tema de ventilación tenemos mucho EPOC, la enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, todas las enfermedades respiratorias que conlleva la obesidad y que están in crescendo, como la apnea del sueño", señala Uranga. Además, la UCRI de circuito limpio también ha acogido a pacientes covid que ya habían negativizado la enfermedad, es decir que habían dejado de ser contagiosos. "Tenemos un paciente ahora mismo que lleva 122 días ingresado", se lamenta Uranga.

Y es que, mientras algunos profesionales manejan a los pacientes covid en la UCRI externalizada de la novena planta, se sigue manteniendo actividad en la UCRI limpia de la sexta planta. Un no parar que ha permitido salvar vidas y recuperar muchos sueños.

"Estamos muy cansados, cuando crees que se van a frenar los contagios, vuelven a subir"

Neumóloga

"Sin estas unidades, muchos pacientes deberían ser intubados e ingresados en la UCI"

Neumóloga