- La actividad ha regresado a las oficinas del Servicio de Mediación Familiar aunque en realidad nunca se detuvo; ni siquiera en los momentos más duros de confinamiento. Por teléfono o por correo electrónico, el equipo de 16 profesionales que trabajan en los tres centros existentes en el conjunto de la CAV han atendido, gestionado y solucionado miles de dudas y consultas planteadas por parejas en crisis o ya separadas. Y la cifra no es una exageración.

En concreto, el total de intervenciones de mediación ha superado las tres mil entre los seguimientos a expedientes finalizados (781) para conocer cómo las personas han puesto en marcha los acuerdos alcanzados y el modo en que se han adaptado a los cambios en la vida familiar, los expedientes que estaban abiertos pero quedaron interrumpidos a causa de la pandemia (391) y las peticiones de información y asesoramiento atendidas vía telefónica y correo electrónico (2.399).

Un suma y sigue diario que retrata una dura realidad -agravada por el encierro entre cuatro paredes y el aislamiento social asestado por el covid-19- pero que también brinda instantes de humanidad que impresionan incluso a ese equipo multidisciplinar de expertos. Lo reconocía Cristina Merino, coordinadora del Servicio de Mediación Familiar, quien recalca la capacidad del ser humano para adaptarse a una situación desconocida como es esta feroz pandemia que ha azotado de lo lindo a la población vasca. Ella misma ha visto el comportamiento de muchas parejas que, como describía a DEIA, “han sabido dar respuesta inmediata a lo prioritario: la salud y las necesidades de sus hijas e hijos que están conviviendo con ellos en una situación forzada para todos”. A los profesionales de la mediación familiar les gusta decir que esos adultos han aprendido a relacionarse en el plano de la familia dejando a un lado el de pareja.

De hecho, algunos matrimonios se han dado otra oportunidad. Cada año, apostillaba Merino, entre un 8 y un 11% de las parejas que acuden a este espacio neutral toman ese camino después de poner sobre la mesa las carencias, debilidades y puntos flacos de una relación que hace aguas. “Poder poner en común las causas por las que se quieren separar les hace reflexionar sobre el darse una oportunidad. Pero la mediación no es proceso de reconciliación”, enfatizaba. Lo suyo es facilitar el diálogo entre las partes en conflicto; también favorecer la parentalidad positiva y que las personas involucradas asuman su responsabilidad; y por supuesto, ayudar a que tanto los adultos como los menores enredados en esas desavenencias sufran lo menos posible e interioricen de un modo sano el proceso de separación o divorcio. “La toma de decisiones y la responsabilización de los acuerdos corresponde a las personas que son protagonistas de su conflicto, bien sea en su relación de pareja o de familia”, insistía la coordinadora del Servicio de Mediación Familiar.

Historias “admirables”

Ella misma ha asistido estos días a episodios de esa naturaleza. También de la otra, de la que no entiende ni de apaños ni de remiendos y mucho menos de arreglos. Cristina (y sus compañeros) se quedan con las lecciones que de vez en cuando les regala la vida. “A veces emprenden un proceso terapéutico individual o revisan cuestiones personales que trascienden a la pareja…”, describe Merino. Y con el final del estado de alarma y la recuperación de la actividad presencial en las oficinas de Donostia, Tolosa, Gasteiz y Bilbao (en la calle Santutxu, 69) las historias se suceden, algunas de ellas “admirables” en opinión de la coordinadora del Servicio de Mediación Familiar. Por ejemplo, una pareja que estaba viviendo separada y que se ha visto obligada a modificar su organización por culpa de la pandemia: tenían custodia compartida y uno de ellos era profesional sanitario así que decidieron interrump irla temporalmente para evitar que sus hijos corrieran el riesgo de convivir una semana con el padre o la madre… Y continúa. “Una familia que estaba separada se ha planteado convivir temporalmente porque uno de los hijos tiene un trastorno de autismo y era muy complicado que lo gestionara solo una persona…”. Estos son algunos ejemplos reales de los reagrupamientos familiares que han aflorado durante las largas semanas de confinamiento y a posteriori, ya con las puertas abiertas de los centros de atención. “La pandemia ha supuesto frenar, reflexionar y dejar en un segundo plano rivalidades entre adultos que han priorizado los intereses comunes, la salud y el bienestar de los menores”, enlazaba la coordinadora del Servicio de Mediación Familiar. “Nos ha sorprendido la capacidad de adaptación de muchas personas. Hemos visto que han sido capaces de llegar a acuerdos gracias a su propio autoaprendizaje”, indicaba.

visibilizar situaciones

El hecho de tener que enfrentarse a una situación desconocida y sospechosa de poder originar daños irremediables ha sido el aliciente para que algunas parejas se inclinaran por adoptar esos pactos pero también es cierto que la convivencia extrema generada por el confinamiento ha llevado casi al límite a este servicio. Y es que otras muchas parejas han tenido tiempo para “visibilizar situaciones que tenían pendientes de hablar, de gestionar y de tomar decisiones, algunas de ruptura…”, entonaba Merino. Bizkaia se lleva la palma, con más de un millar de consultas en cuatro meses.

“De momento estamos gestionando sin lista de espera. Hemos empezado atendiendo procesos que se quedaron abiertos a 16 de marzo y al mismo tiempo dando salida a las nuevas citas, en sesiones informativas para que no se acumulen. Un 75% son procesos de mediación abiertos y un 25% de nuevas citas para ir solventando esas llamadas pendientes de atender”, remarcaba la coordinadora del Servicio de Mediación Familiar, dependiente del Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno vasco.

16 de marzo a 19 de junio: 3.130

Las cifras totales del Servicio de Mediación Familiar entre el 16 de marzo y el 19 de junio son apabullantes. Se ha trabajado en 563 expedientes, se han hecho 3.571 intervenciones y han llegado a 3.130 personas, la mayoría mujeres: 1.904.

Telemática y telefónica

Atención prestada. El total de intervenciones practicadas por los profesionales del Servicio de Mediación Familiar alcanzó la cifra de 2.399 ya que algunas personas realizaron varias consultas.

  • Mujeres 1.395
  • Hombres 786

Expedientes abiertos

Seguimiento. En total hubo 391 intervenciones relacionadas con 206 expedientes.

  • Mujeres 194
  • Hombres 159

Expedientes finalizados

Seguimiento. Revisión de 357 expedientes cerrados, lo que supuso un total de 781 intervenciones.

  • Mujeres 317
  • Hombres 279

Espacio neutral para el diálogo

Servicio universal. “Durante esta etapa tan dura han aflorado problemas nuevos y otros se han quedado pendientes, pero las personas que os han necesitado han podido contar con el Servicio vasco de Mediación Familiar”, decía hace unos días la consejera Beatriz Artolazabal en referencia a la labor de los profesionales de este servicio público, gratuito y de acceso voluntario y universal; es decir, para todo el mundo.

Desvío de llamadas. Al inicio del estado de alarma, mantuvo sus servicios abiertos realizando turnos entre las personas que componen los equipos con el fin de evitar contagios. Posteriormente, ante la limitación de movimientos, se procedió a desviar las llamadas que se recibían en los SMF de los tres territorios a los teléfonos de los profesionales de los tres equipos de mediación para evitar los desplazamientos y poder seguir atendiendo a la población.

“Estamos atendiendo procesos abiertos y dando salida a nuevas citas para que no se acumulen”