Bilbao. La estrategia NAOS contra la epidemia del siglo XXI que supone la obesidad, en la que participa activamente Ana Palencia, incluye cuatro ámbitos de actuación, educacional, sanitario, familiar y empresarial. "En el empresarial, las compañías establecimos desde FIAB una colaboración voluntaria con el Ministerio de Sanidad a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) para trabajar conjuntamente. Sabíamos que teníamos que ayudar a reducir las cifras de obesidad, especialmente en niños y niñas, que se ha triplicado en los últimos 15 años. Por ello promovimos que las empresas de alimentación y bebidas redujeran, siempre que pudieran, el contenido de los nutrientes que, cuando se consumen en exceso, hacen que las personas ganen sobrepeso", explica Ana Palencia, química de formación y directora de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de Unilever.
¿La meta es vivir más y mejor?
La tasa de natalidad de la población española es de las más bajas de Europa y todos los datos disponibles nos indican que la población, dentro de unos años, será también de las más longevas de la UE. Alrededor de 7,5 millones de personas son mayores. En el 2050, España será el país con más ancianos del mundo. Los avances médicos, sanitarios y la alimentación han hecho posible este avance social.
¿La población es consciente de que la alimentación es clave para envejecer con calidad de vida?
Sí. Se preocupa cada vez más porque es consciente de que va a vivir más años y lo que desea es vivirlos en buenas condiciones. Tenemos un cuerpo para toda la vida y lo que queremos es cuidarlo de la mejor manera posible. Contamos con las herramientas que nos ayudan a envejecer mejor. Es evidente que una alimentación variada y equilibrada, un estilo de vida activo y un poco de ejercicio contribuirán a poder envejecer de una manera saludable.
¿Qué papel juega la alimentación funcional?
Estos alimentos tienen un atractivo para la población. Ahora, la gente, además de nutrirse, lo que quiere es mejorar su salud. Con estos alimentos funcionales consiguen las dos cosas al mismo tiempo. Algunos de ellos, además -con todas las reglamentaciones que han salido-, tienen un beneficio para la salud y cumplen las promesas que realizan.
¿Cuál es el compromiso de las compañías, como Unilever, con este vivir mejor bajo el prisma de la salud (comida, higiene…)?
En el ámbito sanitario se intenta que a las personas que acudan al ambulatorio, por principio, les midan el índice de masa corporal. En nuestra compañía, además, tenemos programas con el Instituto Flora, que es una plataforma científica que desarrolla y promueve que la gente siga un estilo de vida saludable. Hacemos especial hincapié en la alimentación para ayudar a reducir las enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de mortalidad en nuestro país. Según la OMS, reducir el colesterol puede ayudar a ganar un 7,5% de años de vida, e incorporar en la alimentación frutas, verduras, un 4%.
¿En qué se basa el Plan que han lanzado para una vida sostenible?
El Plan tiene tres pilares: el primero, nutrición y salud; el segundo medioambiente, y el tercero: calidad de vida. Estos son los objetivos marcados por la compañía para el 2020. Por una parte se trata de ayudar a que mil millones de personas tomen acción para mejorar su salud y bienestar. Un compromiso público y oficial. Nos hemos comprometido internamente con unos objetivos tangibles. Al final los compromisos siempre son muy cualitativos; es la primera vez que una compañía dice cuantitativamente estos son mis objetivos.
¿Reducirán a la mitad la huella medioambienta
Sí. Es el segundo objetivo que se ha marcado en la parte medioambiental. En el tercer pilar se halla el mejorar la calidad de vida. Unilever se ha comprometido también en que el cien por cien de las materias primas procedentes de la agricultura sean sostenibles. Para ello hemos hecho alianzas para el té y también con el Comercio Justo.
El consumidor/a conoce sus marcas. ¿Qué se puede esperar de ellas cuando se adquieren?
Son marcas de calidad, seguras y que siempre tienen presentes las necesidades de los consumidores. Somos conscientes de que hace unos años eran las empresas las que parecía que marcaban lo que ellos querían que consumiera la población. Ahora tenemos que estar reconciliados con el consumidor y dar respuesta a sus necesidades. Nosotros estamos en continuo diálogo con el consumidor, las redes sociales ayudan para conocer qué necesidades tienen. Cuando adquieren un producto queremos que sepan que son marcas que todas las promesas que comunicamos en ellas, las cumplimos.
¿Todas?
Todas las compañías son conscientes de que si hacemos una promesa y no la cumples, el consumidor deja de confiar en ti. No queremos perder la oportunidad de que el consumidor no tenga nuestras marcas en sus hogares. Por ejemplo, en el programa Potenciación de la nutrición hemos revisado todas las referencias de los productos de Unilever y hemos puesto en marcha planes de acción para reducir en todos ellos aquellos nutrientes que se considera que al ser consumidos en exceso pueden conllevar al desarrollo de problemas relacionados con la salud. Si no lo conseguimos, no comunicamos ningún beneficio del producto. Lo importante es que también tienen un propósito social.
¿Por ejemplo?
El propósito social de Flora es ayudar a cuidar el colesterol e incluso reducirlo con pro-activ. Aquí, ¿por qué? Porque la principal causa de mortalidad en países desarrollados son las enfermedades cardiovasculares. Somos conscientes de que si logramos reducir un 10% de colesterol al final se puede reducir en un 20% el riesgo de tener una enfermedad cardiovascular. Son datos de la organización mundial de la salud. Detrás de las marcas de los helados está el Comercio Justo. Además, cada vez lanzamos más productos concentrados y utilizamos menos cantidad de envase. Tras cada marca hay un propósito social.
Medio mundo muere de hambre, el otro medio padece obesidad como pandemia del siglo XXI. ¿Cuál es su estrategia frente a ella?
Es la paradoja mundial. La mitad del mundo perece de hambre y la otra mitad nos morimos producto de los efectos derivados de una sociedad del bienestar y la opulencia. Lo que analizamos a nivel mundial es en qué situación se encuentran los diferentes países. Nosotros, desde el primer momento que se declaró en la asamblea de la ONU de 2004 la obesidad como la gran pandemia del siglo XXI, vimos claro que había que iniciar acciones para poder reducirla. Nos unimos al barco de la estrategia NAOS y hemos trabajado directamente con el Ministerio de Sanidad y Consumo con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Y hemos tenido una participación activa. Desde la Plataforma de Dieta, Actividad Física y Salud que se creó dentro de la Federación de Industria de alimentación y bebidas de la FIAB, que presido, somos portavoces del sector alimentario. Represento a este colectivo con todos aquellos compromisos y acciones que podemos hacer para reducir la obesidad.
¿Qué hacen para los países que se mueren de hambre en el mundo?
Estamos actuando. Otras compañías también lo hacen, pero Unilever España identificó cuáles eran los dos países del mundo con mayor nivel de malnutrición. Se vio que eran Indonesia y Bangladesh. Estamos desarrollando programas para ayudar a estos países. Tras visitar los slams de los sin techo optamos por apoyar a las mujeres del Sur de Bangladesh donde se mueren por no poder beber agua potable. Adopté el compromiso con 250 mujeres de Sakira a salir del estado de extrema pobreza. El compromiso es recaudar cien mil euros para que salgan extrema pobreza y puedan sobrevivir y alimentar a sus hijos y tener una vida más digna como la que todos merecemos. Hemos conseguido involucrar a Sabeco. Y hasta la hasta la fecha hemos logrado 87.500 euros. Pequeñas acciones hacen la gran diferencia.
Somos lo que comemos. Si todos consumieran como nosotros, ¿sería sostenible el planeta?
No. Si al final consumiéramos como ahora se necesitarían tres planetas para poder dar respuesta al consumo que tiene un país como Inglaterra. Tenemos que tomar conciencia. Hay que educar a la población sobre aspectos sencillos como, por ejemplo, lo importante que es cerrar el grifo mientras te lavas los dientes. Que tres minutos son suficientes para darte una ducha. O que al final cuando preparas un té echas la cantidad y no te das cuenta que el grifo sigue abierto. El 20% de la gente que muere Bangladesh es porque no dispone de agua potable. Hemos empezado a dar los primeros pasos con el fin de que todas las materias primas estén certificadas. Se trata de un paso muy importante para la compañía, no solo con el aceite de soja, sino también con el de palma o el té.
¿Ante el negocio de una multinacional, muchos/as se preguntan si es posible hacer operaciones honestas sin esquilmar el medio ambiente?
Diría que sí. ¡Y tanto que es posible! Es nuestro leit motiv de actuación: crear un futuro mejor cada día. No somos una ONG. Todas las compañías, y nosotros también, lo que queremos es ser rentables; esto es una realidad incuestionable, lo que se quiere es doblar el tamaño del negocio. Unilever cuando se lanzó el Plan para una vida sostenible, hace un año, facturaba 40.000 millones de euros. Ahora se trabaja para duplicar la cifra, pero todo ello reduciendo el impacto medioambiental. Reconociendo que no somos ONG, la empresa necesita ganar dinero para repartir entre sus accionistas, se pueden hacer las cosas bien.
¿Qué objetivo se marcan?
Garantizar que en 2015 todas las compras que hagamos de aceite de palma, que es una de las principales materias primas que usemos, procedan de fuentes sostenibles. En 2014 todas las semillas utilizadas serán de fuente sostenible. También queremos garantizar que el té proceda del té certificado de la Rainforest Alliance y que la marca Ben and Jerry's proceda del Comercio Justo.