España desciende a segunda división en calidad democrática. La división política para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyo mandato expiró en 2018 y que sigue ejerciendo de manera provisional, se erige en el elemento desestabilizador que le ha despeñado en el ránking del último Indice de Calidad Democrática que acaba de publicar la unidad de inteligencia de la revista The EconomistLos desafíos para la gobernanza del país que implican la "creciente fragmentación política", la "sucesión de escándalos de corrupción" y el auge independentista en Catalunya también contribuyen a este descrédito del Estado español, que se sitúa en el puesto 24 de un total de 167 países evaluados, retrocediendo 0,18 puntos y colocándose en 7,94 puntos en 2021, frente a los 8,12 que tenía el año anterior, de acuerdo con la citada publicación británica.

En el informe de Economist Intelligence Unit ya en años precedentes se había advertido a España de la posibilidad de perder la categoría por la baja puntuación en términos de justicia, a raíz del tratamiento en este apartado del conflicto político en Catalunya. Este estudio de carácter anual analiza democracias de todo el mundo y las divide en distintos niveles: las "democracias plenas", las "democracias defectuosas", los "regímenes híbridos" y los "regímenes autoritarios". En el caso de las defectuosas, en las que ahora ubica a España, el informe resitúa democracias con elecciones libres pero con "problemas" y "debilidades significativas" en algunos aspectos como la participación política o la gobernanza. La renovación del CGPJ ha sido abortada varias veces por la incapacidad de PSOE y PP de llegar a un pacto con el bloqueo a las negociaciones del partido de Pablo Casado alegando, por ejemplo, la posible presencia de vocales propuestos por Unidas Podemos.

Este trabajo plasma que el Estado español y Chile fueron los únicos países a nivel mundial en perder la categoría durante el año pasado y que España fue, por tanto, el único europeo en descender. "La mayoría de los países registraron ligeros descensos en sus puntuaciones, reflejando las consecuencias políticas prolongadas de la pandemia del coronavirus", explica el informe. Para considerarse democracia plena la nota ha de ser superior a 8 puntos. La puntuación media global ha caído entre 2020 y 2021 hasta su índice más bajo desde que en 2006 se puso en marcha este termómetro, con una nota mundial media de 5,28, nueve centésimas menos que el año anterior, la caída más acusada desde 2010, entonces como consecuencia de la crisis financiera desatada por Wall Street, del crecimiento de la desigualdad y de las políticas aplicadas entonces.

La clasificación la lidera Noruega, con un 9,75 sobre 10 (cede seis centésimas ), dentro de una lista de democracias plenas en la que figuran países como Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia, Islandia, Dinamarca, Taiwán, Australia, Suiza, Países Bajos, Canadá, Uruguay, Luxemburgo o Alemania. Más de una tercera parte de la población mundial vive bajo regímenes autoritarios, y apenas el 6,4% disfruta de una democracia plena.