La consolidación de la convivencia en Euskadi tras el fin de ETA es un proceso paulatino, en el que se están dando pasos de forma progresiva, pero que es todavía “frágil”. Y la celebración de ongietorris, es decir, de recibimientos a presos de la banda tras abandonar la prisión, no ayudan a construir esa convivencia, más bien lo contrario, restan. Así lo cree el Gobierno vasco, que ayer pidió que “no se generalicen estos actos de ensalzamiento de la cultura de la violencia” tras conocerse la celebración, el pasado lunes en Santutxu, de un pasacalles con txistularis con el que se homenajeó a Agustín Almaraz, que abandonó ese mismo día la cárcel de Basauri tras cumplir 25 años de condena por participar en cuatro asesinatos, dos en Donostia y dos en Bilbao.

Fue la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, la que, preguntada al respecto durante una comparecencia en Gasteiz, afirmó que “las manifestaciones de alegría de ese entorno no pueden derivar en un ensalzamiento de la cultura de la violencia o de la revictimización de las víctimas”. Añadió que “no es el camino para poder seguir avanzando en la convivencia que tanto necesita Euskadi, una convivencia que se va asentando poco a poco, pero que es necesario que se consolide”.

Partidos políticos y asociaciones de víctimas cargaron ayer contra el recibimiento a Almaraz, que fue profusamente difundido por la asociación Etxerat en sus redes sociales y en su página web. Tras abandonar la prisión, decenas de personas participaron en un pasacalles en el barrio bilbaino de Santutxu para recibirle. El antiguo preso de ETA fue condenado a 48 años por el asesinato del guardia civil Emilio Castillo López de la Franca el 18 de marzo de 1993 en Donostia, a 29 años por matar a Ángel María González Sabino el 2 de junio de 1993 en la capital guipuzcoana y a otros 30 años por el asesinato de los policías Rafael Leiva Loro y Domingo Durán, el 13 de enero de 1995 en Bilbao.

El número de estos homenajes había descendido considerablemente, y así el portavoz del Foro Social Permanente, Agus Hernán, afirmó el pasado 16 de julio que, frente a las 28 excarcelaciones y siete ongietorris que tuvieron lugar en todo 2020, hasta ese momento se habían producido 18 salidas de prisión y tan solo un recibimiento este año, en Kanbo (Lapurdi). “Entendemos que se está en vías de resolución”, dijo Hernán en Onda Vasca. Añadió que los ongietorris “tienen que desarrollarse en el ámbito privado” porque “la sociedad no acepta más sufrimiento hacia las personas que ya lo hayan padecido”.

Las alarmas se encendieron, no obstante, con el recibimiento que más de 60 personas realizaron al preso de ETA Aitor Fresnedo el pasado 17 de agosto a las puertas de la cárcel de Logroño, tras cumplir 25 años de condena entre otros delitos por el asesinato de un policía nacional en 1995 en Bilbao. Las asociaciones de víctimas elevaron la voz de protesta, al igual que sucedió ayer por el homenaje a Agustín Almaraz en Santutxu. En este sentido, el delegado del Gobierno español en Euskadi, Denis Itxaso, lamentó que diez años después del final del terrorismo de ETA “estos recibimientos públicos a expresos buscan romantizar un pasado de sangre, sudor y muchas lágrimas”. “Reabren de forma inmisericorde heridas que está costando cicatrizar. Caiga toda la presión social para que se les ponga fin”, agregó.

La coordinadora general de Podemos Ahal Dugu, Pilar Garrido, realizó un llamamiento a los partidos políticos a hacer “mucha pedagogía” para “intentar por todos los medios posibles evitar esos recibimientos públicos, que hacen daño a las víctimas y no son buenos en este tránsito de construcción de paz y convivencia”. El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, afirmó en las redes sociales que “los socios preferenciales de Sánchez, los proetarras de Bildu, se siguen pitorreando de las víctimas y de todos los demócratas, homenajeando a los criminales etarras y no condenando los ataques a la Ertzaintza de los últimos días. Estos akelarres radicales deben ser prohibidos”, aseveró.

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, aprovechó el homenaje del lunes en Bilbao para arremeter contra el proyecto de Ley de Memoria Histórica y Democrática de Euskadi, aprobado por el Gobierno vasco, y criticó que deje “impunes” este tipo de actos mientras se centra en “prohibir homenajes a Franco que no se producen”. Vox consideró que los “aplausos y música para recibir y homenajear al etarra Agustín Almaraz” se dan porque “se permite campar a sus anchas a las marcas políticas de grupos terroristas”.

La presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, denunció que, con el acto del lunes, “han traspasado otra vez la línea roja”. En Radio Euskadi, denunció el pasacalles organizado “por las calles donde asesinó”, y que, a su entender, es “muy parecido a los ongietorris que habían desaparecido en la última época”. La Fundación Fernando Buesa aseguró que “en el camino de la convivencia resulta inaceptable que los presos de ETA sigan siendo homenajeados a través de diferentes actos públicos, murales, pintadas y pancartas como las que se están exhibiendo este verano en multitud de pueblos. Este homenaje es un ejemplo de ello”.

“Estos recibimientos buscan romantizar un pasado de sangre, sudor y muchas lágrimas”

Delegado del Gobierno en Euskadi

“Los socios de Sánchez se siguen pitorreando de las víctimas y de todos los demócratas”

Presidente del PP de la CAV