N cable de la delegación vasca en París informaba al lehendakari Jose Antonio Aguirre del siguiente modo: “Solidaridad Trabajadores Vascos admitida participar Congreso Mundial convocado París 25 septiembre STOP Acudirán delegados Robles presidente Landaburu adjunto Duranona asesor STOP”.

El telegrama daba a conocer que la filiación abertzale había sido admitida en la Confederación Mundial de Sindicatos Cristianos. En ella, defenderían los principios de pluralidad de sindicación, de acuerdo a la doctrina unánime de los sindicatos cristianos europeos y que los mismos delegados acudirían en octubre al Congreso Internacional Cristiano de Bruselas. Lo firmaba el propio Xabier Landaburu desde la sede del Gobierno vasco en Avenue Marceau, edificio que el franquismo expolió al Gobierno del lehendakari Aguirre y que hoy se ha establecido como sede del Instituto Cervantes. El PNV, a día de hoy, continúa luchando por recuperar la titularidad que le corresponde de ese solar de la capital francesa.

El delegado de Euzko Langillien Alkartasuna (ELA), José Antonio de Durañona, confirmó el 24 de septiembre de 1945 la presencia de ELA-STV en la Conferencia Sindical Mundial. Y como habían avanzado en el telegrama, acudiría el presidente de la confederación nacional del sindicato vasco, Manuel Robles Arangiz, como primer delegado. El suplente sería Francisco Xabier de Landaburu, abogado diputado a Cortes, y Durañona como intérprete. El encuentro internacional se llevaría cabo entre el 3 al 7 de octubre de 1945 en París.

Para preparar las ponencias, el sindicato acordó una serie de puntos a transmitir en el encuentro. Se consensuaron el 8 de septiembre en Biarritz (Lapurdi). El comité consultivo permanente acordó defender la solicitud de ingreso del “soli”, como lo denominaban. Recomendaban al presidente de la filiación que cambiara impresiones con figuras históricas del momento como “Gaston Tessier -secretario general de la Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos- o Toledano”.

Asimismo, “provocar una reunión” con representantes de UGT y CNT “haciendo destacar la urgente necesidad de llevar a la práctica el espíritu de perseguir la lucha por la derrota decisiva de las potencias fascistas y para la exterminación de todas las formas fascistas de gobierno, y de todas las manifestaciones de fascismo, bajo cualquier forma en que opere y bajo cualquier nombre por el que sea conocido”, según un texto original al que ha tenido acceso este periódico.

El secretario general de Sindicatos Cristianos vascos, Francisco G. de Mardones Zabalandikoetxea, firmó al respecto una publicación titulada en francés Los obreros cristianos bajo el Gobierno de Franco, con prefacio de Tessier.

En un anexo, además, reportó los militantes de ELA-STV fusilados “por la persecución” del primero golpista y a continuación dictador español. El número de ejecutados, según la edición, era de 26, y asesinados en “Bilbao y Santoña”. Su procedencia era: Castillo de Elejabeitia -Artea-, Aretxabaleta, Iruñea, Sestao, Gasteiz, Erandio, Galdames, Eibar, Santurtzi, Azpeitia, Beasain, Bilbao, Basauri, Deba, Zumarraga, Erandio, El Valle y Galdakao.

Los correligionarios que los golpistas sublevados contra la Segunda República mataron se apellidaban Abascal, Alberdi, Amadoz, Astica, Azcarraga, Atucha, Barrondo, Garay, Goñi, Herrán, Eizaguirre, Ibarbia y Mendiguren.

La lista continuaba con Muguruza, Ormaechea, Olabarrieta, Rodríguez, Zabala, Zabaleta, Arostegi, Mandaluniz, Zelays y Egileor.

Con todo, el objetivo común era, de forma conjunta entre el mundo sindical y político, hacer caer la dictadura de Franco y, a continuación, comenzar a actuar. Voces del PNV mantienen a día de hoy que “lo sindical y lo político fueron apuestas democráticas importantes que se habían puesto de manifiesto en el reciente entonces Pacto de Baiona tras la Segunda Guerra Mundial”.

Del mismo modo, estas fuentes valorizan la presencia en aquellas acciones de Landaburu y Durañona. “El primero, vicepresidente del Gobierno vasco en el exilio así como diputado a Cortes en tiempos de la República: Y el segundo, secretario privado del lehendakari Aguirre y antes secretario de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi. Y a ellos hay que sumar la actuación de Robles Arangiz, también diputado a Cortes”.

José Antonio de Durañona confirmó el 24 de septiembre de 1945 la presencia de ELA en la Conferencia Sindical Mundial

El objetivo común entre el mundo sindical y el político era hacer caer la dictadura de Franco y comenzar a actuar a continuación