EH Bildu está escenificando en las últimas semanas la apuesta por normalizar relaciones con la izquierda de adscripción estatal. Desde el pasado mes de marzo, su coordinador general, Arnaldo Otegi, tras haber sido invitado, ha participado en cónclaves del sindicato UGT y de Izquierda Unida. Otegi ha tomado parte en un congreso que celebró el sindicato UGT en Euskadi (la sorpresa vino, sobre todo, por el reconocimiento que le brindó más tarde en entrevistas radiofónicas su responsable estatal, Pepe Álvarez, partidario de normalizar la situación), y en el Congreso Federal de Izquierda Unida, que desembocó en la reelección del ministro Alberto Garzón como máximo responsable de la formación, y ante quien Otegi agradeció en un vídeo "el honor de representar a la izquierda independentista vasca" en la cita.

Estos movimientos llegan un año después de que EH Bildu apostara por abrirse a la izquierda no independentista, con aquella comparecencia en marzo de 2020 en la que compartió mesa con la exdirigente del PSE Gemma Zabaleta, y el exlíder de Ezker Batua Javier Madrazo. En paralelo, la coalición abertzale ha aprobado por primera vez en su historia unos Presupuestos estatales, los del Gobierno de Sánchez, una legislatura que le brinda la expectativa de que se consoliden los cambios en la política penitenciaria. No obstante, a pesar del acuerdo presupuestario con el PSOE, el acercamiento a la izquierda abertzale sigue siendo muy complicado de explicar para los socialistas mientras todavía pervive la disputa por el relato del pasado de ETA. Quien ha escenificado en mayor medida el acercamiento a EH Bildu, por su interés en presentarse como el pegamento de las izquierdas, ha sido el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, quien durante su etapa como vicepresidente segundo del Gobierno español se acercó a los de Otegi para presentar una enmienda presupuestaria sobre los desahucios en contra del criterio del propio Sánchez.

EH Bildu ha constatado sus limitaciones a la hora de recoger los votos que va perdiendo de manera paulatina Elkarrekin Podemos en Euskadi, aunque en ocasiones se lo haya puesto fácil por sus crisis internas. Para disputar la hegemonía al PNV y aspirar a liderar las instituciones vascas, recuperar los votos que un día se fugaron a Podemos es importante para EH Bildu. La formación lanza guiños a ese espectro, y se presenta a su próximo congreso de mayo con una puesta por una república vasca de iguales.

En paralelo, normalizar relaciones con la izquierda estatal puede facilitar a EH Bildu que Madrid no bloquease en el futuro una hipotética operación para desalojar al PNV del Gobierno vasco apoyándose en los socialistas o Elkarrekin Podemos, una opción que, de todos modos y sin pensar en un veto estatal, parece poco factible en el corto o medio plazo por las discrepancias que mantiene con el PSE sobre el relato en suelo vasco. Otegi se presenta como el fiel de la balanza o bisagra para dos opciones: un gobierno de izquierdas, o uno soberanista con el PNV, con la intención de no quedarse descolgado por el flanco abertzale, aunque en la práctica la relación con los jeltzales es de confrontación desde la oposición. En el Congreso de los Diputados, sí mantiene viva la idea de la unidad de acción con el soberanismo catalán de ERC, si bien se ha ido matizando con el tiempo y no implica coincidir en todas las votaciones.

En Euskadi, la relación ha sido históricamente fluida con el socialismo vasco en el contexto del diálogo para solucionar el conflicto, pero se mantiene el obstáculo del relato. Por ahora, los acuerdos que han fructificado lo han hecho a nivel local, donde EH Bildu sacó brillo y reivindicó ante los medios de comunicación su pacto presupuestario con el PSE en Eibar, con una intención evidente de proyectar la hipótesis de que esas alianzas se trasladarán a otros ámbitos. Hasta tiempos no muy lejanos, la izquierda abertzale se había mostrado crítica con los acuerdos del PNV con fuerzas de adscripción estatal, sobre todo en Madrid.

"romper la dicotomía"

En este contexto, Otegi participaba en marzo en el Congreso de UGT de Euskadi, que se saldó con la proclamación de Raúl Arza. El propio Arza aseguraba en Radio Euskadi que el sindicato que él lidera y EH Bildu coinciden "en el acercamiento de presos" y siempre los invitan a sus congresos, aunque en esta ocasión ha estado Arnaldo Otegi y "es un paso en la normalización". "Tenemos que romper la dicotomía nacionalista y entrar a una de izquierda-derecha", proponía Arza. Pero el aval más significativo llegaba por boca del secretario general a nivel estatal, Pepe Álvarez, que escandalizó a los medios de la derecha española en la medida en que para ellos Otegi (muy singularmente su persona más allá de Bildu) sigue siendo un representante al que se debe vetar.

Álvarez dijo que, cuando se citó a los invitados, se produjo "un aplauso cerrado que va en la línea de cerrar este capítulo terrible de la historia de Euskadi y de España y de entrar en una situación de plena normalidad".