- La economía vasca entrará este año en zona de turbulencias. Se van a perder 68.000 puestos de trabajo y el PIB sufrirá un desplome del 8,7% por la crisis sanitaria del coronavirus y las consecuencias del encierro de los ciudadanos en sus casas. El rostro principal de esta crisis lo va a poner la pérdida de empleos y, en ese contexto, el lehendakari, Iñigo Urkullu, pretende conectar con esa preocupación y plantea como "prioridad de país" para una próxima legislatura el reto de situar otra vez el paro por debajo del 10%, un objetivo que ya se alcanzó el año pasado pero que se vio malogrado por la irrupción de la pandemia.

A unas horas de que arranque este jueves a la noche la campaña para las elecciones vascas del 12 de julio, el encuentro digital de Europa Press en el que participó Urkullu estuvo marcado de manera inevitable por varias preguntas sobre los comicios, y el lehendakari también deslizó alguna reflexión. Sin llegar a pedir expresamente el voto, el candidato a la reelección por el PNV preguntó ayer a la ciudadanía quién desea que coja el volante de esta situación crítica, y resaltó la importancia de que se registre una elevada participación en la cita para que el próximo gobierno, lidere quien lo lidere, sea "sólido", tenga una mayoría absoluta, y se garantice de esa forma una respuesta rápida a la crisis sin quedar a merced de los obstáculos que pueda poner la oposición, que en la última legislatura forzó una prórroga presupuestaria y la caída del consejero Darpón. PNV y PSE se quedaron a un escaño de la mayoría absoluta. El objetivo ahora es dar pista cuanto antes al aterrizaje de unos Presupuestos para 2021.

El coronavirus ha obligado a todos los partidos a centrar sus mensajes en su impacto social y económico, y el lehendakari quiere presentarse como una solución fiable tras considerar que Euskadi ha sabido afrontar esta emergencia, más allá del habitual perfil gestor con el que se presenta el PNV a todas las elecciones. Urkullu habló de tres principios: "actuar con cabeza, con el principio de realidad para plantear un futuro ambicioso pero con prioridades alcanzables", "actuar con corazón y con solidaridad", y "la capacidad, la aptitud, gestionar con una ejecución eficaz de las políticas públicas". Expuso la trayectoria del PNV en las crisis de los años 80 o de 2008 frente a las visiones "utópicas". Dijo que va a volcar todas las energías en la estrategia de reactivación y empleo con el Plan Guztiok Bat, hasta 2025, que va a sumar "todas las fuerzas institucionales y la colaboración público privada". "Crecer y crear empleo como mejor política social", resumió.

Como ya adelantó el presidente de la ejecutiva jeltzale, Andoni Ortuzar, en la entrevista publicada por DEIA el domingo, para lograr los recursos necesarios se apostará por un endeudamiento fuerte para cubrir la caída de ingresos por la bajada de la recaudación fiscal, de al menos 2.000 millones de euros. Urkullu añadió su propuesta de rebajar el IVA en determinados productos para que se vendan, aunque en este terreno ya entra también el Estado con su competencia para regularlo. Apostó por un gobierno sólido y vio base "suficiente" como para pensar que se puede repetir el pacto con el PSE. El PNV avisa de que el resultado jeltzale debe ser una victoria nítida para desactivar la tentación de un sector del PSE de articular un bloque de izquierdas.

Ortuzar reiteró ayer en Onda Vasca que lo más conveniente sería que "el Gobierno vasco que surja de las elecciones, sea quien sea, tenga mayoría absoluta para no perder un minuto", y no se enfrente a obstáculos al margen de la "carga pesada" que ya va a suponer de por sí la crisis. Abogó por que la suma con el PSE se mantenga porque es coherente con la que trabaja en otras instituciones. El PNV se aferra a la gestión y tratará de poner en valor que esta situación es histórica y no es momento de experimentos.

El PNV defiende su gestión frente a otras alternativas y, como ya publicó este periódico, preguntará a los vascos quién debe llevar las riendas de la reconstrucción, en contraposición a la EH Bildu de Arnaldo Otegi y el PP con Carlos Iturgaiz como candidato. Como carta de presentación, Urkullu dio por cumplido el programa. Recordó que hasta el inicio de la pandemia el crecimiento era sostenido y el paro había bajado del 10%. Desde 2017, Euskadi se encuentra en déficit cero y su deuda se ha reducido en los últimos tiempos hasta el 12% del PIB, lo que llevó a Urkullu a defender que "es un país solvente". Esta situación saneada coloca a Euskadi en una posición favorable para recurrir al endeudamiento ante los mercados.

Esgrimió su fondo de 1.550 millones para afrontar la crisis del coronavirus, y una inversión específica de 140 para relanzar el empleo. Además, puso en valor que la tasa de pobreza se ha reducido un 20% y se encuentra "siete puntos por debajo de la media europea". En cuanto al abandono escolar, dijo que se sitúa por debajo del 8%. Sobre la salud, opinó que Osakidetza ha demostrado su "capacidad de respuesta". Para el futuro, planteó un "gran acuerdo de país" por la ciencia para que Euskadi sea "región líder" en innovación en Europa en 2030, y un "gran acuerdo por el clima".

La gestión económica será el principal reto al que se enfrente el próximo Gobierno vasco, pero Urkullu introdujo otras dos prioridades. En el autogobierno, Euskadi debe afrontar un nuevo estatus, lo que lleva al PNV a trazar un paralelismo con las inundaciones de 1983 y el despliegue del autogobierno en aquella época. Ahora habrá también crisis económica y reflexión sobre el autogobierno para ampliarlo. Urkullu apostó por cumplir el Estatuto actual con todos los traspasos (el jueves se cerrarán otros tres), y acordar un nuevo estatus "que reconozca nuestra realidad nacional, la singularidad del autogobierno vasco, que asiente una relación bilateral con el Estado y favorezca la presencia y proyección internacional de Euskadi".

Sobre la convivencia, apostó por completar la reparación a las víctimas, compartir una reflexión crítica sobre el terrorismo y la violencia, y que cada preso esté encarcelado "en su comunidad autónoma, ahora también por razones de salud pública".

Por la ciencia. Urkullu plantea también un pacto de país por la ciencia, tecnología e innovación para que Euskadi sea región líder en innovación en Europa en 2030. Plantea un pacto por la industria inteligente, la salud personalizada y las energías limpias, con una alimentación saludable, economía de la innovación, ciudades sostenibles e industrias culturales y creativas. El Gobierno vasco incrementará un 6% el dinero para la innovación.

Por el clima. El lehendakari desgranó cinco ejes: movilidad y transporte sostenible, energías renovables, cambio climático, biodiversidad y economía circular.

"Es necesario un estatus que asiente una relación bilateral y favorezca la proyección internacional"

Lehendakari y candidato a la reelección