- De la estatua que conmemoraba la amistad entre los pueblos de Rusia y Ucrania en el centro de Kiev apenas quedan ya unos pedazos. Se alzó como alegoría a la unidad, pero el hueco que ha dejado es ahora el símbolo de la enemistad y de la guerra con el que cada día se toman fotografías cientos de ucranianos. Fue el alcalde de Kiev, Vitali Klitschkó, quien dio la orden esta semana de desmantelar el monumento a la Amistad, levantado en 1982 para conmemorar la “reunificación” de los dos países en la Unión Soviética, de la que Ucrania fue república fundadora en 1922 junto con Transcaucasia, Bielorrusia y Rusia.

“Con Rusia todo se ha acabado. Este monumento fue construido para conmemorar la reunificación con Rusia. Deberíamos convertirlo en un monumento de la unificación de las tierras ucranianas. Quitarlo es absolutamente correcto”, dijo esta semana el alcalde de la capital ucraniana, Vitali Klitschkó. Estuvo de acuerdo hasta el arquitecto del monumento, Serhiy Myrhorodsky.

La historia de Ucrania, tierra de fronteras, ha estado marcada por la dominación según qué momento y región por Polonia y Rusia, bajo cuya influencia llevan territorios como Járkov desde el siglo XVI, mientras que otros como Leópolis permanecieron alejados de su influjo hasta el 1945.

Pese a los lazos históricos con Moscú, no es fácil encontrar en Kiev a alguien que se oponga al derribo. Al contrario, hasta el lugar donde trabajan los operarios se acercan cada día centenares de personas que quieren inmortalizarse con lo que consideran el símbolo de esta nueva etapa. Así lo creen al menos Sergei y Sergei, dos amigos tocayos miembros de la Defensa Territorial que acuden a retratarse porque, dice uno de ellos, quieren “formar parte de un momento histórico”.

“Era un monumento innecesario aquí, era un símbolo del esclavismo. Los rusos siempre nos han dominado y han pensado que somos sus sirvientes, y eso se ha acabado para siempre”, señala uno de ellos.

El otro Sergei asiente y añade: “Los rusos están impidiendo a la gente de Ucrania que ejerza su libertad. Y nosotros queremos ser libres. En Rusia cien por cien garantizado que no te puedes hacer esta foto”, dice señalando lo que queda del monumento. Ya solo se ven los pies de lo que fueron dos trabajadores que sostenían una estrella con las leyendas Amistad entre los pueblos y URSS. Los restos de la estatua de 8 metros de altura se guardan en el museo militar de la ciudad.

Su retirada es solo una parte más de un proceso que está por venir: el cambio de unas 400 calles que remiten a su pasado soviético, y la eliminación de muchas otras esculturas que honran al pasado soviético. La dedicada a Lenin (alzada en 1939) ya se eliminó en 2013. Lo cierto es que ya en 2018 grupos de ciudadanos pintaron en el arco bajo el que estaba la escultura una grieta negra irregular, llamada la grieta de la amistad, que simbolizó el empeoramiento de las relaciones entre Rusia y Ucrania.

Revolución del Maidán. El año 2014 está grabado en la mente de los ucranianos como el momento en el que el conflicto estalló. A la revolución del Maidán de 2013 y 2014 y la huida del presidente Víktor Yanukóvich le siguió la invasión rusa de Crimea, una península ahora anexionada por Putin sin el reconocimiento internacional, en la que la mayoría de la población hablaba ruso y tenía fuerza el movimiento separatista. Mijáil tiene 67 años y cree que el monumento tendría que haberse quitado mucho antes. “La amistad entre los pueblos a la que se refería ese documento la destruyó Rusia en 2014. Así que son ellos los que derribaron la estatua, no nosotros”, señala este hombre de barba blanca.