- Estados Unidos y Rusia mantuvieron ayer un diálogo en torno a la amenaza que pesa sobre Ucrania, del que no salieron resultados concretos más allá de la voluntad manifiesta de Moscú de mantener abierto un canal diplomático de interlocución para intentar resolver una crisis acelerada por el masivo despliegue de tropas rusas en su frontera con Ucrania.

Los jefes de las diplomacias de Rusia y EE.UU., Serguéi Lavrov y Antony Blinken, respectivamente, se reunieron durante noventa minutos en Ginebra, ciudad privilegiada para este tipo de encuentros por sus infraestructuras y seguridad, pero sobre todo por su neutralidad, lo que la convierte en una isla en medio de la Unión Europea (UE) y de la OTAN.

La cita estuvo precedida de una serie de amenazas, como la que pende sobre Ucrania, que vio agruparse justo frente a su frontera a unos 100.000 soldados rusos, según informaciones proporcionadas por los servicios de inteligencia occidentales, haciendo temer un plan de invasión.

Ucrania ya sufrió la invasión y anexión de la península de Crimea y el mundo fue testigo del apoyo financiero y militar que Rusia ofreció a los grupos armados separatistas que controlan dos provincias del este de Ucrania (Donbás), en una serie de eventos que se desataron en 2014 y que causaron 14.000 muertos, miles de heridos y el desplazamiento forzoso de cerca de 1,5 millones de personas.

Frente a ello, Estados Unidos y sus aliados en la OTAN respondieron asegurando que cualquier incursión en territorio ucraniano, por más pequeña que sea, será considerada una invasión y acarreará a Rusia las consecuencias más graves que puede imaginar. Así lo manifestó de forma tajante el pasado jueves el presidente estadounidense, Joe Biden, después de que la víspera sus palabras generaran serias dudas sobre la respuesta de Occidente ante un ataque ruso a Ucrania.

Ayer, tras estar con Lavrov, Blinken señaló, en conferencia de prensa, que Rusia sigue teniendo la posibilidad de elegir el camino de la diplomacia, pero que si opta por lo contrario todos estarán listos para reaccionar. Blinken fue quien llamó a su homólogo ruso por teléfono para proponerle la reunión de ayer con el fin de que sus respectivas preocupaciones quedaran más claras, lo que Lavrov consideró una idea útil para obtener respuestas concretas a las demandas de Rusia en torno a la congelación de la ampliación de la OTAN hacia el este, lo que excluiría la posibilidad de una futura adhesión de Ucrania. Las exigencias de Rusia van todavía más lejos e incluyen el cese de actividades militares y posicionamiento de armas y tropas en los países de la antigua órbita de influencia soviética, en particular Polonia y los tres países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania). De hecho, Rusia amplió su demanda a Bulgaria y Rumanía. "Pedimos la retirada de las fuerzas extranjeras, equipamiento bélico, armamento (...) con el objetivo de retornar al estado existente en 1997 en los países que no eran miembros de la OTAN en aquel momento. Entre ellos están Bulgaria y Rumanía", señaló ayer en un comunicado el Ministerio de Exteriores ruso.

Washington y la OTAN, a través de su secretario general, respondieron con firmeza a tales propuestas señalando que son inadmisibles y que no se puede coartar la libertad de una institución de crecer ni la de un país de querer integrarse a ella.

Rusia acudía al encuentro de ayer en Ginebra con la intención declarada de recibir una respuesta por escrito a sus peticiones, que Blinken no presentó, pero prometió que llegarían a Moscú en el transcurso de la próxima semana. Según Lavrov, Blinken pasó parte del escaso tiempo que estuvieron juntos exponiendo una letanía de preocupaciones relacionadas con el supuesto plan ruso de agresión a Ucrania, país al cual la Unión Europea y EE.UU. prometieron todo su apoyo en caso de que esto ocurra.

Lavrov respondió asegurando que esa no es la intención de Rusia, ante lo cual Blinken contestó que la mejor forma de demostrarlo es retirando a sus soldados. Su contraparte le replicó recordando la importante cantidad de armamento que Occidente ha suministrado últimamente a Ucrania y el proyecto de la UE de crear allí una misión de formación militar.

En medio de esta fuerte desconfianza y acusaciones mutuas, Blinken dijo claramente que la intención de la reunión de ayer "no era resolver" sus diferencias, sino probar si el camino de la diplomacia sigue abierto.

Ambos se despidieron ofreciendo la impresión de que el camino de una solución pacífica es viable, pero EE.UU. también pidió algunos gestos adicionales, en particular la liberación de dos turistas estadounidenses que fueron detenidos, procesados y condenados -según Washington sin evidencia creíble- en Rusia.

Alarma. El secretario general de la ONU, António Guterres, alertó ayer de que la desconfianza entre las potencias internacionales se está acercando a un punto álgido y advirtió de que el mundo puede caer en el "caos" si no se gestionan las actuales divisiones geoestratégicas. "Nos enfrentamos a una caldera de inestabilidad política y feroces conflictos", aseguró Guterres en un discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, donde también reclamó unidad a las potencias del Consejo de Seguridad.

"Si Rusia elige el conflicto en relación con Ucrania habrá graves consecuencias"

Secretario de Estado estadounidense

"No he escuchado hoy ningún argumento que sostenga la postura estadounidense"

Ministro de Asuntos Exteriores ruso