El mayor de las decenas de incendios forestales activos en el estado de California (oeste de Estados Unidos) ya ha quemado casi 200.000 hectáreas y los bomberos apenas han logrado avances en su contención durante las últimas horas.

El fuego de Dixie, bautizado así por el nombre de la carretera de montaña junto a la que se inició, ha calcinado más de 10.000 nuevas hectáreas entre el domingo y ayer, lo que eleva el total a 198.000, según los últimos datos del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California (Cal Fire).

El siniestro, que arrasa desde el pasado 14 de julio una zona montañosa del noreste del estado, ya es el segundo más grande jamás registrado en la historia californiana, solo superado por el August Complex del año pasado, aunque ese incendio fue el resultado de 38 fuegos distintos que quemaban en la misma área.

sequedad extrema y viento

La sequedad extrema de la vegetación, tras un invierno sin apenas lluvias y los fuertes vientos que han soplado en las pasadas jornadas, dificulta enormemente el trabajo de los bomberos, que han tenido que ceder a las llamas y perder terreno que ya habían ganado.

Así, si a principios de la semana pasada el incendio estaba contenido en un 35%, ahora ese porcentaje ha bajado hasta el 21%, aunque hay casi 6.000 efectivos desplegados sobre el terreno.

Esta reducción del perímetro contenido se ha producido en paralelo a un crecimiento muy veloz del incendio, que el miércoles pasado era el undécimo más grande de la historia de California, el jueves escaló hasta la sexta posición y el domingo ya pasó a ser el segundo.

Aunque por el momento no hay que lamentar muertos, cuatro bomberos resultaron heridos al caerles encima la rama de un árbol. Por su parte, la Oficina del Sheriff del condado de Plumas informó ayer de que todas las personas que se encontraban desaparecidas han sido localizadas.