Teherán/Bagdad/Washington - La contención quiere abrirse paso entre una comunidad internacional que apela mayoritariamente a rebajar la tensión en Oriente Medio y a recurrir a la diplomacia y al diálogo con el fin de evitar las represalias anunciadas por Irán en venganza por el asesinato del general iraní Qasem Soleimaní, el pasado viernes en Bagdad por orden de Estados Unidos.

Entre llantos y gestos de dolor y rabia, cientos de miles de iraníes abarrotaban ayer las calles del centro de Teherán para clamar venganza contra EE.UU. por el asesinato de su héroe nacional, elevado a mártir en Irán. Hombres y mujeres, sollozaron y gritaron "Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel, muerte a Al Saud (Arabia Saudí)" mientras marchaban por la avenida Enghelab.

El líder supremo, Alí Jameneí, lideró entre sollozos el rezo en honor a Soleimaní y otras cinco de las víctimas del ataque, entre ellos el vicepresidente de la milicia chií iraquí Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, cuyos féretros estaban presentes en la Universidad de Teherán.

Mientras en la república islámica juraban venganza una vez más, en Estados Unidos la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, anunciaba que someterá a votación una resolución para "limitar las acciones militares" del presidente Trump, respecto a Teherán y otra similar será presentada en la cámara alta por el senador demócrata Tim Kaine.

Los demócratas se han quejado de que el presidente republicano aprobó la operación contra Soleimaní sin notificarlo previamente a los líderes de ambos partidos en el Congreso. Aunque Trump sí que informó al Congreso posteriormente del ataque antes del límite de 48 horas exigido por la ley, lo hizo a través de un documento clasificado y que no se ha hecho público.

En Irak, el primer ministro dimisionario, Adel Abdelmahdi, pidió ayer en una reunión con el embajador de EE.UU. en Bagdad, Matthew Tueller, trabajar conjuntamente para efectuar la retirada de las tropas internacionales desplegadas en Irak, como aprobó el domingo el Parlamento iraquí. Abdelmahdi insistió en "la necesidad del trabajo conjunto para llevar a cabo la retirada de las fuerzas extranjeras, según la decisión del Parlamento iraquí y para establecer las relaciones con EE.UU. sobre bases correctas", informó su oficina en un comunicado.

Durante el encuentro, el primer ministro advirtió de la "peligrosidad" de la situación actual y sus "posibles consecuencias", en referencia a la escalada de la tensión en Oriente Medio. "Irak hace todos los esfuerzos para impedir el deslizamiento hacia una guerra abierta", aseguró el jefe de Gobierno, que hasta hace unos días mantenía buenas relaciones tanto con Teherán como con Washington. Ante el aumento de la tensión entre ambas potencias, recordó que durante su mandato de poco más de un año, el Gobierno ha optado por una política "constante" de tener relaciones con "todos" y no meterse en los asuntos de los demás Estados.

El Legislativo iraquí aprobó el domingo una moción en la que solicita al Ejecutivo que acabe con la presencia de cualquier fuerza extranjera en Irak y anule la petición de ayuda a la coalición internacional, liderada por EE.UU., para luchar contra el Estado Islámico (EI).

Desde EE.UU. el secretario de Defensa, Mark Esper, aseguró ayer que "no hay ninguna decisión de abandonar Irak". Esper lo aseguraba así en una comparecencia no anunciada con los periodistas en el Pentágono, minutos después de que se conociese una carta enviada por el Ejército de EE.UU. al Ministerio de Defensa iraquí en la que se apuntaba el movimiento de tropas, sin aclarar si se trataba o no de un repliegue.

Reacciones El secretario general de la ONU, António Guterres, también ha pedido que "se detenga la escalada, se ejercite la máxima moderación, se retome el diálogo y se renueve la cooperación internacional". Por su parte, el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, pidió a Irán que se abstenga de provocaciones o acciones violentas porque un nuevo conflicto "no interesaría a nadie". Tampoco Arabia Saudí, aliado de EE.UU. desea ver una escalada en la región en este "peligroso" momento, dijo el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan, tras una reunión de jefes de la diplomacia de países del mar Rojo y el golfo de Adén.