HONG KONG. La riada de manifestantes desfiló desde las 14.00 bajo sus paraguas para protegerse de la lluvia en la región administrativa especial e inundaron avenidas y calles adyacentes, sin un destino claro. En torno a las seis de la tarde, el cuerpo antidisturbios de la policía se fue desplegando en varios puntos de la ciudad, incluida la Oficina de Enlace del Gobierno de China, aunque a las 21.00 hora no había noticia alguna de enfrentamientos.

La manifestación de ayer, que culmina una semana turbulenta en Hong Kong -cancelaciones masivas de vuelos por las protestas en el propio aeropuerto y maniobras militares chinas al otro lado de la frontera-, estaba especialmente bajo el foco, después de que circularan rumores de que habría chinos de la parte continental del país infiltrados con el objetivo de crear problemas.

Asimismo, también existían miedos ante una posible respuesta policial violenta, y una televisión local informó de que dos vehículos con cañón de agua se habían desplazado a la zona de las protestas.

Precisamente la policía protagonizó el lema de la marcha, que buscaba “erradicar el caos policial”. Los manifestantes vienen criticando con dureza las acciones policiales de los últimos meses a la hora de disolver las concentraciones. Estas actuaciones antidisturbios han dejado cientos de heridos entre los civiles, mientras que, según la policía, en los enfrentamientos han resultado heridos casi 180 agentes.

Uno de los líderes del convocante Frente Civil de Derechos Humanos, Wong Yik-mo, criticó durante la manifestación las actuaciones policiales y su aparente posicionamiento en contra de quienes protestan para reclamar un mejor funcionamiento democrático en Hong Kong.

Ante el masivo desfile de gente, no autorizado por el cuerpo, la policía se vio obligada a cortar varias calles, y los manifestantes se arriesgaron a enfrentarse a cargos de asamblea ilegal, que pueden comportar hasta cinco años de cárcel. Este fin de semana ha sido el undécimo consecutivo de protestas, con un mitin para pedir apoyo internacional a los manifestantes y otras protestas, entre ellas una de apoyo a los Gobiernos de Pekín y Hong Kong que logró reunir a 476.000 personas, según los organizadores (108.000, según la policía).

Las protestas comenzaron en marzo frente a la iniciativa de las autoridades locales de promulgar una ley de extradición que podría servir para que disidentes políticos y sectores críticos con el régimen comunista fueran llevados a China para ser juzgados sin garantías.

Opinión china ‘on line’ En la China continental, las redes sociales se posicionan a favor de la policía de Hong Kong. “Chinos, recordad este día”. Así se presenta en Weibo -el Twitter chino-, un vídeo viral en el que se muestra cómo manifestantes hongkoneses agreden a un ciudadano chino, junto a la etiqueta “Defended Hong Kong”, cuyos 7.460 millones de lecturas muestran la postura de los chinos sobre las protestas.

Las primeras semanas estuvieron marcadas por el mutismo: la censura china mantenía el fundido a negro en lo que a las protestas de Hong Kong se refiere, pero en el momento en el que se empezaron a registrar incidentes violentos, la propaganda activó su maquinaria.

El bloqueo de las etiquetas referidas a protestas en Hong Kong cayó en Weibo y en otras redes como la aplicación de vídeos cortos Douyin (TikTok) o el agregador de noticias Toutiao, donde las muestras de apoyo a la Policía y a las autoridades hongkonesas no cesan. Los medios estatales son los primeros en azuzar a las masas. El principal rotativo nacional, el Diario del Pueblo, escribía: “manifestantes radicales han mostrado signos de terrorismo”.