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El sobrino del 'arquitecto del Madrid de la II República'

El sobrino del 'arquitecto del Madrid de la II República'DEIA

aulesti. El olvido es aún peor que la desdichada muerte. Por desgracia, los medios de comunicación no han hecho obligada parada en el fallecimiento de uno de los mejores zagueros palistas que ha dado la Bizkaia pelotazale. El pasado 31 de mayo perdió su último partido vital Luis María Ituarte Zuazo, conocido en los frontones como Ituarte IV. El de Aulesti fue, además, sobrino del histórico urbanista bilbaino Secundino Zuazo, autor de los inmuebles madrileños de Nuevos Ministerios y la Casa de las Flores de Chamberí -en la que vivió el poeta chileno Pablo Neruda- o el edificio de Correos de la bilbaina alameda Urquijo. Fue denominado como el "arquitecto del Madrid de la Segunda República". Los Ituarte, en la actualidad, cuentan con un vino de Rioja, premiado en certámenes prestigiosos, "como el de Burdeos", según constata la familia.

Luis María Ituarte Zuazo nació en el caserío Kaparrena de Aulesti el 19 de enero de 1931. Fue el cuarto y último de una recordada saga que dio comienzo en los Jai Alais con José (Ituarte I) y continuada por sus hermanos Rafael (Ituarte II) y Juan María (Ituarte III). Luis María comenzó, como sus hermanos, en la modalidad de mano, en la pared del frontón de Aulesti, como hicieran los también grandes Ambrosio, Alejandro Modesto o Félix Urkidi.

Primeros ensayos Luis Mari llegó a Bilbao y comenzó a hacer sus primeros ensayos en el Euskalduna, donde debutó como zaguero, después de haber hecho también labores de "recogepelotas", según recordaba su esposa, Visitación. Ituarte IV es recordado como "uno de los más rápidos de la historia", como recoge Jesús María Azurmendi en su libro La pala: la dificultad hecha juego. El autor asegura que el palista llegaba "a todas las pelotas, incluso más rápido que ellas. Llegaba antes y se atropellaba un poco", dejó escrito para la historia.

Su postura de juego era "de abajo, muy clásica, pero poseía un medio brazo poderosísimo y lograba auténticos pelotazos que sorprendían a sus contrarios". Formó parte del cuadro del frontón bilbaino hasta el día de su cierre, el 29 de agosto de 1957. En esa jornada jugó acompañado por José Ramón Preciados (Murgia III) contra Baracaldo II y Begoñés VII. Ganó 45-44. Entonces, tuvo ofertas de diferentes frontones, pero optó por retirarse de la actividad profesional, según informa Azurmendi.

Sin embargo, no dejó la pala. Continuó jugando en el Ezkurdi de Durango, en el municipal de Mungia, pero sobre todo en el Social. Es más, en 1968, once años después de su adiós, reapareció a los 37 años en Las Llanas de Sestao, en un partido que perdió.

Una vez retirado, Azurmendi asegura que continuó jugando a pala en Bilbao. "Era tanta su velocidad que un día unos cuantos seguidores suyos en el Euskalduna comentaron que no había ningún futbolista así de rápido. Que el Athletic tenía que ficharle para jugar en el puesto de extremo", deja el autor escrita la anécdota.

Luis Mari nació en Aulesti y su familia puso rumbo con el arquitecto Zuazo a Madrid. Ituarte contaba que las primeras notas escolares de todos los hermanos en la capital española fue de todo 0 debido a que "ninguno sabía ni una palabra en castellano", rememora la hija del palista, Mónica. La familia no perdió el contacto con Bizkaia y en verano regresaban a veranear a Bilbao, a la calle Fernández del Campo. Con el paso de los años, retornaron al botxo.

Tradición vinatera Mientras realizaba su carrera como palista, también trabajó como agente comercial, labor que le permitía horarios más flexibles para poder continuar en los frontones. Con el tiempo, fue derivando este trabajo hacia el sector vinícola. A día de hoy cuentan con el Ituarte crianza de Bodegas Zugober, cosechado en Lapuebla de la Barca, en unas viñas heredadas por parte de la familia de la mujer del finado, natural de esta localidad alavesa.

Al abandonar la pala, continuó ensayando tres veces por semana e, incluso, "intentó seguir jugando pese a que le detectaron un cáncer de colon" en aquellos años, según relata la familia. Hasta sus últimos días fue un seguidor, un enamorado de los deportes de frontón. Formó parte de lo que se vino a llamar la "élite del Deportivo".

"Mi marido -enfatiza Visi- era muy amigo de sus amigos, un pelotari muy moral. Vivía la pelota y la ha seguido hasta sus últimos días, aunque con el penar a cuestas de que se haya cerrado el Deportivo. Luego también fue a Miribilla. Su vida ha estado completamente dedicada a la pelota".

La esposa de Ituarte IV le define como un hombre serio en casa, pero "en la calle completamente amable, y con las señoras, sobre todo, encantador, muy agradable", valora. El hijo del matrimonio, Raúl, describe a su padre como "una buena persona, extremadamente honrada y generosa", subraya quien llegó a ser campeón de España de paleta de cuero.