Ir de compras puede convertirse en un rato de placer o en una auténtica tortura y casi siempre va a depender de la necesidad real que tengamos de adquirir una prenda.

Y ahí entra la Ley de Murphy: si no buscamos nada especial, acabaremos encontrando cualquier cosa que nos guste y la compraremos; sin embargo, si el motivo de salir de compras es la necesidad de adquirir con urgencia algo concreto, lo más probable es que no encontremos nada y volvamos a casa con las manos vacías.

Un estudio de la Universidad de Brunel (Reino Unido) avala la ya famosa tesis de que salir de compras sube el estado de ánimo. Al comprar un objeto que te gusta, tus niveles de endorfinas aumentan y se activa la corteza prefontral del cerebro, ligada al placer y el pensamiento positivo, dando como resultado que te sientas bien.

Así, no es de extrañar que en esos días de bajón instintivamente tratemos de levantar el ánimo como si fuéramos Julia Roberts en Prety Woman. Y al llegar a casa cargadas de bolsas y ver los armarios llenos llegan los remordimientos por haber comprado cosas que seguramente no necesitábamos.

Por eso, es conveniente ir de compras con las ideas claras y hacernos unas cuantas preguntas antes de poner un pie en una zona comercial.

1- ¿De verdad lo necesito? Piensa, analiza y reflexiona si realmente necesitas esa prenda a la que le has echado el ojo, ya que no se trata de comprar por comprar. Antes de salir de casa revisa tu armario. Esto te servirá de referencia para no cometer errores y comprar seis veces la misma prenda. ¿De verdad la necesito? es la pregunta que te debes hacer al principio y al final. Si de entrada respondes no, es que seguramente no la necesitas.

2- ¿Es mi estilo? Nunca compres nada con lo que no te sientas cómoda o no vaya con tu figura o con tu estilo. Si lo tuyo son los tonos discretos, no inviertas en colores muy llamativos y en cuanto a diseños apuesta por aquellos más acordes a tu forma de vestir y de ser.

3- ¿No tengo nada de ese color? Puedes acumular en tu armario varias prendas de un mismo color. Por ejemplo, negro, gris, blanco o beige son tonos muy versátiles que puedes utilizar para looks muy distintos, tanto informales como más arreglados. Sin embargo, no debes cargar con muchas prendas de colores más llamativos o menos combinables como el naranja o el amarillo.

4- ¿Solo compro porque está de rebajas? Las rebajas son muy tentadoras, pero no debes comprar una prenda solo porque esté rebajada. Lo barato puede ser caro si al final lo metes en el armario y no te lo pones nunca, así que no debes comprar nada que no te convenza plenamente. Desde las prendas más caras hasta las más baratas, deberás pensártelo dos veces antes de comprarlas en rebajas ya que si al final no te la pones, estarás tirando, mucho o poco, tu dinero. Pregúntate si de verdad estás interesada en incorporarla a tu armario o simplemente te parece que está a buen precio.

5- ¿Me queda bien? A la hora de probarte ropa debes ser objetiva y pensar con la cabeza fría. Asegúrate de que de verdad te gusta lo que quieres comprar, de que se adapta a tu figura y de que te sientes cómoda al usarla. Si no te queda del todo bien en el momento de comprarla, no te engañes pensando que adelgazarás o engordarás para que te quede perfecta porque eso nunca funciona. Al final la prenda acaba quedándose arrinconada en el armario y tú solo conseguirás frustrarte.

6- ¿Cuándo me la voy a poner? Cuando compramos alguna prenda nueva suele ser porque tenemos algún evento (bodas, bautizos, comuniones, cumpleaños, fiestas...). Si no es así, debes pensar cuándo te vas a poner esa prenda. Puedes encapricharte de un precioso vestido de fiesta, pero si no tienes ningún evento a la vista y te resulta demasiado arreglado para llevarlo un día cualquiera, de poco te servirá tenerlo en el armario. Una mala inversión.

7- ¿Combina con la ropa que tengo? Asegúrate de que la prenda que quieres comprar combine con parte de la ropa que ya tienes. Esto hará que tu armario sea más versátil y que le saques el mayor provecho posible a la prenda. Si es una parte de arriba, debes poder combinarla con algunas de las partes inferiores que ya tienes en tu armario y viceversa. También es importante que tengas en cuenta la paleta de colores de tu armario para que las nuevas prendas combinen con ella. Ser consciente de ello te permitirá formar outfits muy variados con toda tu ropa.

8- ¿La compro solo porque es de marca? A veces nos ciega ver a buen precio una prenda de marca a la que se le presupone una calidad. Pero, ¿qué sentido tiene comprarla solo porque sea de una determinada firma si no me queda bien o no voy a sacarle el máximo partido? Muchas veces pagar de más no tiene ningún sentido.

9- ¿De verdad me gusta? No te compres una prenda si no estás convencida al 100% ya sea porque no te gusta el color, el estilo o el material en el que está confeccionada. Si tienes que pensar mucho si te gusta y no te ha entrado por el ojo desde el principio, tal vez la respuesta sea 'no'.

10- ¿Solo te gusta porque es tendencia? "Las tendencias desaparecen, el estilo es eterno". Ya lo decía Yves Saint Laurent. Nunca debes comprar una prenda solo porque sea tendencia y se la hayas visto puesta a las influencers más famosas. Lo que debes tener claro es si te gusta a tí, si te hace sentirte cómoda y si es tu estilo. Por mucha tendencia que sea, si no encaja con tu forma de ser y de vestir será mejor que no te la compres.

Plantearte estas preguntas hará que te pares a pensar si realmente vas de compras por necesidad o por impulso. Si no necesitas la prenda, piénsatelo dos veces, y si, pese a todo, te has enamorado perdidamente de ella, date un capricho. Además, volverás a casa más contenta porque ya lo dice la ciencia: comprar mejorará tu estado de ánimo.