Con la llegada del calor y con el verano a la vuelta de la esquina toca poner a punto nuestra piel y devolverle el brillo, tono y equilibrio natural perdido durante el invierno.

Determinadas cremas y tratamientos no están recomendados para una larga exposición al sol, pero existe una terapia que te ofrece resultados profesionales, capaz de tratar diferentes áreas y problemas relacionados con la piel y que será tu aliada también en los meses de verano.

Se trata de la terapia de luz LED, o diodo emisor de luz, un tratamiento eficaz, no invasivo e indoloro que implica exponer la piel a una variedad de longitudes de onda de colores. Esto desencadena el proceso natural de rejuvenecimiento y reparación del cuerpo y, si se usa regularmente, puede mejorar tu piel de forma duradera.

En un primer momento, esta tecnología fue desarrollada por la NASA para cultivar plantas, debido a las propiedades regenerativas de la luz LED. Con el tiempo, se ha descubierto que no solo cura las heridas de forma natural, sino que puede hacer mucho más.

Expertos de Currentbody aseguran que sus beneficios son innumerables ya que regenera las células de la piel, reduce la inflamación, cicatriza heridas, estimula la producción de colágeno y elastina y restaura la luminosidad.

Esto se traduce en una reducción de las arrugas y otros signos de la edad, mejora del acné y las estrías y, además, puede eliminar las consecuencias de la psoriasis, el eczema, tratar daños solares, luchar contra el cáncer de piel y prevenir la caída del cabello.

Esta terapia funciona emitiendo un nivel bajo de luz con diferentes longitudes de onda y colores seguro para la piel. Estos rayos penetran en las capas más profundas, ofreciendo un amplio abanico de beneficios.

Efectos visibles en la piel

A medida que la luz se absorbe en las diferentes capas de la piel, se producen diversas reacciones:

- La terapia de luz roja es ideal para tratar las líneas finas, las arrugas y la inflamación. También es extremadamente eficaz para combatir el acné y la rosácea, así como la piel dañada por el sol.

- La terapia de luz azul es la más adecuada para el acné, ya que ayuda a eliminar las bacterias que causan los brotes y reduce la producción de grasa. Si bien se puede usar solo, combinarlo con la luz roja mata las bacterias del acné y promueve el proceso de curación.

- La luz del infrarrojo cercana es la longitud de onda absorbida más profunda. Se utiliza para revertir los signos del envejecimiento, mejorar la elasticidad, estimular la cicatrización de heridas y reducir la inflamación.

- La terapia con luz verde se usa para tratar la pigmentación, las ojeras, las manchas solares y los capilares rotos. La piel irritada o sobreestimulada también se beneficia.

- La terapia de luz amarilla estimula el proceso de rejuvenecimiento de la piel, reduciendo el enrojecimiento y las arrugas mientras estimula la circulación.

Además, los beneficios son mucho más que superficiales. De hecho, se ha demostrado que apoya la producción de vitamina D, levanta el ánimo, reduce la sensación de estrés y mejora los niveles de energía.

Actualmente, esta terapia puede usarse tanto a nivel profesional como en casa. Es importante comprar productos que estén desarrollados por profesionales y hayan pasado todos los controles de calidad y seguridad, ya que no solo serán más eficaces, sino que no dañarán tu piel.