Ya es algo casi normalizado que los reporteros de televisión se jueguen el tipo informando en directo desde escenarios de catástrofes o desde lugares que entrañan peligro. Desde meterse dentro de una inundación a subir a un puerto cuando más nieva o, como ha sucedido ahora en una cadena estadounidense, salir a la calle cuando más fuerza estaba cobrando el huracán Ian. Y todo ello por ofrecer las imágenes más espectaculares.

Un ciclón tropical, el más potente de la temporada (de categoría 4), que ha provocado innumerables daños en Cuba, República Dominicana y Florida (Estados Unidos), donde Joe Biden ya ha declarado el estado de desastre. Lluvias torrenciales, inundaciones, mareas de más de cinco metros de altura y vientos de hasta 240 km/h han dejado a más de 2 millones de personas sin suministro eléctrico y han propiciado una conexión en directo que, si bien reflejaba con crudeza la fuerza del huracán, ponía en peligro de forma innecesaria a un reportero.

Se trataba de un meteorólogo de una cadena estadounidense, que intentaba narrar en primera persona, desde una calle cercana a Cayo Costa, los destrozos del ciclón. Pero los vientos huracanados se lo impedían, arrastrándole por la calle entre troncos y rampas que salían volando y lo golpeaban, hasta que logra agarrarse a una señal que a duras penas se mantenía en pie (junto a ella había otra ya en el suelo). Mientras, se ve a su compañero, más protegido, tratando de limpiar la cámara ante la lluvia que está cayendo.

Las imágenes han provocado mucha indignación en las redes sociales, que no entienden cómo, una vez más, dos trabajadores han tenido que jugarse posiblemente la vida para contar los destrozos de un huracán desde la calle cuando desde los propios servicios informativos se recomienda encarecidamente a todo el mundo que no salga de casa.