BICADO a 25 kilómetros de Iruñea, entre la capital navarra y Donostia, Lekunberri acaba de recibir el premio Best Tourism Villages, lo que fija la mirada internacional en este pueblo navarro, que ofrece orgulloso su casco histórico, sus parajes naturales a través de una vía verde, su mirador y la iglesia local.

La Organización Mundial del Turismo está detrás de este galardón que reconoce a Lekunberri como “uno de los mejores pueblos turísticos del mundo”. ¿Y en qué se ha basado? Al recibir el premio, el alcalde del pueblo navarro, Gorka Azpiroz, destacó “la localización estratégica” del municipio, ubicado entre Donostia e Iruñea, que está rodeado de parajes naturales como Aralar y “los diferentes atractivos y acciones realizadas por el pueblo para facilitar el turismo, como el reciente tour autoguiado mediante códigos QR”.

¿Cuáles son los principales atractivos turísticos del pueblo? En primer lugar destaca la Vía Verde Plazaola, que debe visitar cualquier amante de las caminatas al aire libre y ciclistas que gusten de pasear por bosque y montaña, entre hayas y robles. Enlaza las dos capitales citadas y, siguiendo el trazado de una antigua ruta de ferrocarril, se muestra como un auténtico santuario natural.

Resulta también obligado visitar el casco antiguo de Lekunberri, para conocer sus orígenes, en pleno siglo XII. Lugar fronterizo y bien ubicado, ofrece grandes caserones con origen en hace casi nueve siglos y han llegado hasta nuestros días conservando en su mayoría su aspecto y su belleza originales. Conviven en armonía con otros caserones levantados en el siglo XIX como expansión natural del cambio de caminos y la llegada de carretas al pueblo. Muchas familias de aquellos años trasladaron sus viviendas del casco antiguo a la nueva calle San Juan, hoy en día conocida como Aralar.

lavadero y mirador

Lekunberri también cuenta con un curioso lavadero restaurado, que permite rememorar el pasado de las mujeres realizando la colada, denominada lixue, y un mirador, el de la Peña, que permite disfrutar de una panorámica única del paisaje y de cómo se extiende la vida a lo largo de montañas y valles cercanos.

Finalmente, destaca la parroquia de San Juan, su mayor emblema y monumento histórico. Data del siglo XIV y es un tesoro para la memoria.

Dedicado al patrón local, San Juan Bautista, acoge un atractivo retablo mayor barroco, realizado en 1673, y dos más pequeños que datan del Renacimiento.