En el mostrador de facturación de un aeropuerto seguro que los trabajadores han encontrado de todo fruto de las prisas de quien llega con el tiempo justo o de quien tiene que quitar peso en su equipaje de mano. Lo que nadie espera es encontrar un bebé y menos aún que haya sido abandonado por sus padres.

Sucedió el pasado martes en Israel, en el aeropuerto Ben Gurion de la turística ciudad de Tel Aviv. Una pareja belga se disponía a embarcar con su hijo en un avión de Ryanair rumbo a la capital de su país, Bruselas, y el personal de facturación de la compañía les comunicó que no podían subir los tres al avión si no pagaban también un billete para el pequeño.

La aerolínea irlandesa ofrece dos posibilidades para viajar con un bebé: comprar un billete para él a precio de adulto con derecho a un asiento propio en el avión o pagar 20 euros y que vaya en el regazo de un adulto, en su mismo asiento. Pero a esta pareja no le convenció ninguna de las dos opciones: no querían pagar ni un euro.

Así que dejaron al bebé en su cochecito junto al mostrador de facturación y corrieron al control de pasaportes. Cuando el personal del aeropuerto se dio cuenta de que el bebé estaba abandonado llamaron a la Policía, que buscó y detuvo a sus padres, cuyo vuelo aún no había despegado, mientras los trabajadores se quedaban con el niño.