La presentación de los Presupuestos del Estado ha dejado entre sus novedades que la factura que tendrá que pagar Euskadi al Gobierno español en concepto de Cupo, en principio, va a crecer en 273 millones el año que viene. Pero solo en principio, porque este anuncio es muy matizable. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha comparecido este jueves en rueda de prensa para presentar las principales magnitudes de las Cuentas del Gobierno de Sánchez para el año que viene, entre las que se encuentra el cálculo del Cupo. Es el dinero que paga anualmente Euskadi al Estado por los servicios que presta en suelo vasco, como sucede con ciertas infraestructuras, el Ejército o la Corona. Ese dinero asciende a 1.407 millones este año, y 1.680 en 2023. Pero desde la consejería vasca de Hacienda matizan a este periódico que es un cálculo provisional.

¿Hay un nuevo conflicto en el horizonte por este cálculo, que supone casi un 20% más? No tiene por qué. De momento, el departamento de Pedro Azpiazu se ha tomado con normalidad un cálculo que no da por definitivo. “Todos los gobiernos incluimos en los Presupuestos partidas provisionales. El Cupo es provisional. A lo largo del año, tienen lugar varios hitos relacionados con el Cupo, que se revisa dos o tres veces. El definitivo se fija en mayo o junio del año siguiente; en este caso, del año 2024”, aclaran. Por lo tanto, sería inexacto decir que la comunidad autónoma pagará 1.680 millones en 2023 porque no es una foto fija. Desde el Ministerio, por su parte, se atribuye esta cifra a nuevas políticas implantadas en los Presupuestos.

En cualquier caso, esta cifra sí ha servido para poner sobre la mesa una realidad subyacente: se está aplicando el método de cálculo pactado para el quinquenio 2017-2021 porque aún no se ha renovado el sistema para el periodo 2022-2026. Es una tarea pendiente entre ambos gobiernos aunque, por ahora, la consejería de Azpiazu cree que la espera es sensata y que no es el mejor momento para abordar este debate. Argumentan que las negociaciones del Cupo se realizan sobre Presupuestos ordinarios, que no estén fuertemente condicionados por crisis o imprevistos como ha sucedido con la pandemia y ahora con la guerra en Ucrania. Por lo tanto, van a esperar a que la situación se estabilice antes de abrir este melón. 

Esta no es una situación que afecte en exclusiva a las haciendas forales que recaudan sus propios impuestos, sino que también se ha pospuesto la financiación autonómica de los territorios de régimen común. Azpiazu no cree que sea prudente abordar ahora el debate con unas Cuentas tan condicionadas por esas situaciones extraordinarias. Los Presupuestos consignan también las cifras para la hacienda foral de Nafarroa en virtud de su Convenio. En ese caso, las cifras provisionales hablan de 645 millones.

Compromisos en el caso vasco

En materia de inversiones, se prevén 558 millones para Euskadi, unas cifras que según las estimaciones del Gobierno español suponen un incremento ligero con respecto al año 2022, pero que el PNV no va a valorar al peso ahora ni suele hacerlo nunca. Los jeltzales, que a primera hora de la tarde solo habían accedido a uno de los libros de Presupuestos y quieren analizarlos de manera pormenorizada, no se guían por la cifra que se presente, sino que cotejan las actuaciones concretas del Presupuesto y las contrastan con el calendario de inversiones en infraestructuras pactadas con el Gobierno español. Así comprueban si las disminuciones o los aumentos se corresponden con las obras comprometidas. 

Este es el mismo ritual que se ha puesto en marcha en años anteriores: el Estado vendía estas cifras, pero el PNV sacaba la lupa para ver si se correspondían con los pasos a nivel, las licitaciones del TAV o las plataformas logísticas acordadas. Incluso cuando las cifras no eran buenas para Euskadi y ámbitos cercanos al PP las sacaban a relucir para afear al PNV su apuesta por Sánchez, el grupo de Aitor Esteban optaba por la prudencia para ver si la disminución se ajustaba al ritmo de las obras pactado.

Al margen de estas cuestiones, el PNV ya ha dejado claro que, antes de hablar de las Cuentas, quiere que el Gobierno de Sánchez aclare cómo piensa cumplir los compromisos adquiridos previamente con los jeltzales. En ese punto emergen las transferencias, donde se espera que Sánchez reactive las conversaciones y asuma compromisos antes de abordar las Cuentas. A partir de ahí, el PNV velará por el cumplimiento de las inversiones acordadas, pero también quiere dar cauce al acuerdo de investidura. Ese pacto incluye cuestiones de calado político, como la presencia de las instituciones vascas en Europa o la oficialidad de sus selecciones.

Las enmiendas a la totalidad se votan el día 27

El día 21 de este mes se podrán registrar las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos, que se someterán a votación el 27. El Gobierno del PSOE y Unidas Podemos cuenta con amarrar el respaldo de sus socios habituales, aunque no ha sentado del todo bien que prácticamente haya dado por hecho que estas Cuentas vayan a superar el trámite.