Alonso es la gran sorpresa

Todos estos son datos contrastan radicalmente con lo sucedido en el comienzo del Mundial que ahora acontece. Aston Martin, por de pronto, se ha erigido en la gran revelación de la Fórmula 1. El equipo que terminó el año pasado en el séptimo puesto del Campeonato del Mundo de Constructores ha progresado de manera insospechable, porque de cara a la primera carrera de la temporada ya ha obtenido un resultado considerablemente alejado de cualquiera protagonizado en el curso anterior. Con las manos de Fernando Alonso, Aston Martin es la sorpresa en la inauguración de 2023.

El piloto asturiano de 41 años partirá desde la quinta posición en el estreno del curso, siendo el único capaz de alterar el orden del pasado reciente, porque con su salvedad, en los puestos cabeceros la tónica sigue siendo la misma, con Red Bull ocupando las dos primeras plazas, con Max Verstappen como autor de la pole escudado por Sergio Pérez; con Ferrari tratando de abordar las victorias aprovechando cualquier despiste de la escudería energético, con Charles Leclerc en tercer lugar y Carlos Sainz en el cuarto, y con Mercedes buscando optar a victorias, con George Russell en sexta posición y Lewis Hamilton en la séptima, confirmado de nuevo que el joven es capaz de batir al veterano. Stroll, mientras, partirá desde la octava plaza.

Alonso ha tenido que esperar una década –la última de sus 32 victorias data de 2013, con Ferrari; su último podio fue en 2021 con Alpine y el anterior, en 2014, también con Ferrari– para volver a verse en la zona alta, con opciones de acceder al podio y quién sabe si con posibilidades de sumar el triunfo 33 a lo largo de la temporada.

El progreso de Aston Martin

Ese número 33 ha sido precisamente tendencia mundial durante estos últimos días ante el crecimiento de Aston Martin, motivado por la fuerte inversión del máximo propietario Lawrence Stroll –posee un 18,3% de la compañía y ha creado una nueva sede afincada en Silverstone con un coste superior a los 200 millones de euros–, de la petrolífera Aramco –compañía saudí patrocinadora de la F-1 que sufrió en 2022 un atentado en el marco del Gran Premio de Arabia Saudí y que ha adquirido un 16,7% de la marca por un valor de 647 millones– y la evolución propiciada por los aerodinamistas reclutados Dan Fallows –discípulo de Adrian Newey– y Eric Blandin, quienes han propiciado hasta dieciséis cambios respecto al coche del año anterior, y el antiguo jefe de operaciones técnicas de Red Bull, Andrew Alessi. Aunque a priori no será en el circuito de Shakir donde Alonso tenga esas opciones de subir a lo más alto del podio, dado que se quedó a 6 décimas del crono de Verstappen, que parece inabordable por el momento.

“Hay casi que pellizcarse, porque cuando firmé con Aston Martin la cosa pintaba peor. Optar a un Top 5 en la primera carrera es un sueño”, confesó Alonso, quien advirtió además que lo visto “es solo la base, es el inicio de este proyecto”. “Los diseñadores me dicen que vienen evoluciones muy importantes”, comentó esperanzado, incidiendo en que “el punto fuerte” del monoplaza “son las tandas largas”. “Si pasa algo delante nuestro podemos estar muy cerquita del podio”, concluyó, visiblemente alegre.

No engaña Alonso al referirse a los simulacros de carrera, donde Aston Martin ha demostrado una baja degradación de neumáticos, a diferencia por ejemplo de Ferrari, lo que podría abrirle las puertas al cajón. Si bien, también debería contener a unos Mercedes que el año pasado fueron destacados en esta faceta.

Red Bull abruma

Repecto a la lucha por la victoria en esta primera carrera, Verstappen distanció a casi 3 décimas al Ferrari más próximo en la sesión de calificación, una diferencia notable, lo que invita a pensar que el vigente campeón tal vez solo encuentre competencia en su compañero, Checo Pérez, que se quedó a 1,3. “Me sorprendió positivamente estar en la pole después de lo que sufrí en los entrenamientos, así que eso es bueno y, normalmente, el coche es mejor en la carrera”, alertó Verstappen.

Un dato que puede sustentar el favoritismo de Verstappen y Red Bull es que el año pasado la pole de Bahréin fue para Leclerc con un crono de 1:30,558 y en esta ocasión Mad Max firmó un tiempo de 1:29,708. El monegasco, mientras, detuvo el reloj en esta ocasión en 1:30,00. Es decir, Red Bull y Ferrari han progresado, pero el caso de la fábrica de Milton Keynes es superlativo. Para más inri, el consumo de gomas es otro de sus puntos fuertes además de la velocidad.