El Dakar 2023 está siendo una emboscada despiadada, impasible y sin escrúpulos, cumpliendo las expectativas generadas por David Castera, el director de una carrera que ha elevado el listón de la dificultad. Este Dakar no es uno más, y eso ya es decir cuando se habla de la carrera de resistencia más exigente del planeta. En coches, cuatro de los cinco grandes candidatos –Carlos Sainz, Stéphane Peterhansel, Sébastien Loeb y Mattias Ekström– han perdido al menos media hora en alguna de las tres etapas disputadas. En motos, dos de los principales aspirantes al título –Sam Sunderland y Ricky Brabec– han abandonado a estas tempranas alturas. Supervivencia es la palabra de moda en el campamento. 

Ejemplo de la selección que decide la naturaleza de la carrera es Carlos Sainz. El madrileño, que amanecía líder con 2:12 sobre Nasser Al-Attiyah, su némesis al volante, ambos autores de una rivalidad épica, se las gastaba felices cuando en los primeros kilómetros de la tercera etapa rebasó al catarí, que abría pista tras triunfar en la jornada previa, cuando el Dakar pareció haberse convertido en un mano a mano entre ambos. El Matador, imperial, llegó a amasar hasta nueve minutos de ventaja sobre Al-Attiyah.

Sin embargo, Sainz sufrió en el kilómetro 213 de la especial de 447 –y 221 de enlace– entre Al-Ula y Ha’il una rotura en la suspensión trasera izquierda de su Audi. La reparación, aunque afortunada, supuso la pérdida de más de media hora. Posteriormente El Matador sufriría dos pinchazos para dejarse 56 minutos con respecto al ganador del día –Guerlain Chicherit (Prodrive)– y más de 35 con Al-Attiyah, quien pese a ser decimotercero se alzó como nuevo líder de la carrera. Sainz, mientras, descendió al octavo puesto de la general, a 33:11 del catarí. 

Todo sucedió en una tormentosa jornada que tuvo que ser detenida antes de tiempo debido a las adversidades meteorológicas, que impedían garantizar la seguridad de los pilotos al no poder volar sin riesgos los helicópteros de rescate. “El deterioro de las condiciones meteorológicas no permite a la organización garantizar la seguridad de los competidores en las mejores condiciones”, informó la organización. Para el apartado de coches se validaron los tiempos al paso por el kilómetro 377. Una nueva escabechina había sucedido, llevándose por delante las aspiraciones de Sainz.

“Ha sido una pena, se nos ha roto una rótula de la suspensión sin tocar en ningún sitio y hemos tenido que cambiarla tardando más de la cuenta. Luego hemos sufrido un par de pinchazos y en uno una tuerca no salía y se nos ha estropeado la llave de ruedas y hemos tenido que esperar a Mattias (Ekström). Todo lo que no tenía que salir mal ha salido mal, pero bueno, queda todavía mucha carrera y por supuesto vamos a seguir atacando y tirar adelante. Ahora de estrategia solo hay una”, lamentó Sainz.

No obstante, atesora argumentos para el optimismo el veterano madrileño. A sus 60 años es plenamente consciente de que el infortunio puede estar detrás de cada roca o duna. Por ejemplo, Sainz posee como referencias las actuaciones de Yazeed Al Rajhi o Peterhansel, que se encontraban a 27 y 36 minutos del liderato, respectivamente, y ayer rebajaron la desventaja hasta los 13 y 20 minutos. Con estos zarpazos encarnan los motivos para la esperanza en las once etapas que restan de carrera. El saudí y el francés son ahora los rivales más próximo a Al-Attiyah, con 13:20 y 20:49 de diferencia.

Sanders, un gran estratega

El motos, la gran víctima del feroz recorrido fue Ricky Brabec, campeón en 2020 y primer estadounidense en apoderarse del Touareg. En el kilómetro 274 mordió el polvo y tuvo que ser trasladado al hospital con molestias en las cervicales. Daniel Sanders, por su parte, demostró su capacidad estratégica para imponerse el joven Mason Klein, que despertó como líder pero sucumbió ante el australiano, que hizo valer las referencias aportadas por sus antecesores. “Me gusta abrir la etapa, no sé por qué, pero lo prefiero, cometo menos errores”, aseguró Klein tras concluir la jornada, un día más tarde de alcanzar su primera victoria de etapa en el Dakar. Pese a sus palabras, cedió con Sanders, que en la segunda etapa aminoró la marcha en el tramo final para no abrir pista.

En este caso, la carrera fue detenida en el kilómetro 335. Joan Barreda, que el día anterior se fracturó un dedo gordo del pie, fue quinto, perdió 11:29 y cayó a la quinta plaza de la general, donde figura a 10:37 de Sanders.