Aquella noche en el txakolí de Larrazabal, entre otras muchas cosas dijo lo siguiente "en ocho partidos diferentes están principalmente divididos en la actualidad los bizkainos: tres católicos y cinco liberales, dos son monárquicos, el conservador y el fusionista y tres republicanos, el radical, el federal y el posibilista. Ya los veis. Ocho distintas banderas tremolan en las cumbres de nuestros montes, ¿distinguís tal vez entre ellas a la bizkaina?".

Ahí estaba la clave. Nadie se ocupaba del pueblo vasco como tal, de ahí que había que romper urgente y radicalmente con el carlismo y para ello pone las cosas en su sitio tras su debate público sobre "el Partido Carlista y los Fueros Vasco-Navarros". Con las ideas claras y aplicando el principio de las nacionalidades le dota a la Nación de una bandera, la ikurriña, de un nombre Euzkadi, de un himno cuya letra escribe en la cárcel, de un nomenclator de nombres vascos, de una épica y de una idea clara resumida en siete palabras: Euzkadi es la Patria de los Vascos. Desgraciadamente, muere joven, tras dos encarcelamientos, y habiendo sufrido lo indecible la última parte de su vida con la "bronceada de Adison" pero deja las bases para la recuperación del poder perdido. Treinta y tres años después 26 batallones del partido que fundó defienden la democracia con las armas y solo en 1980 se comienza a transitar ese duro camino en el que seguimos. El pueblo vasco le debe el mérito incuestionable de haber sido el aglutinador y concienciador de lo existente aunque disperso. Sabino Arana fue así y legó a su partido el cometido de continuar concluyendo su tarea. Quiso dejar al pueblo vasco, al PNV, la tarea de cada día ir avanzando en la conciencia de pueblo y en sus logros progresivos de liberación nacional.

Y es verdad que Sabino Arana no inventó el nacionalismo vasco, del mismo modo que Marx no inventó el socialismo. Desde sus coetáneos los "euskalerriakos", hasta el padre Manuel de Larramendi, ya en la primera mitad del siglo XVIII pasando por Agustín Chaho, hay todo un mundo por analizar y explicar. Lo realmente propio de la formulación sabiniana fue su aplicación a la praxis y su conversión en una columna vertebral, que dio forma y solidez a la autocomprensión y a la lucha de un pueblo sumido en la derrota y en la confusión.

A la IA no le gusta la existencia de Sabino Arana. Para ellos la historia comienza en 1960, curiosamente creando una organización que se llamó Euzkadita Askatasuna una Euzkadi a la que han hoy han reducido a la Comunidad Autónoma, una ikurriña que trataron de sustituir y ahora cohabita con la navarra, un abertzalismo, convertido en independentismo, un himno que siendo ley, no les gusta por sabiniano y vuelven al Gernikako Arbola, permitido bajo el franquismo lo mismo que la descripción geográfica y cultural de EuskalHerria, algo incomprensible en la historia de los pueblos irredentos que respetan a sus pioneros, cuestión que utiliza la caverna para deformar la trayectoria sabiniana."Sabino Arana no fue solo el despertador de la conciencia nacionalista en su terruño y el fundador del PNV, escribió recientemente Jorge Bustos. Fue también un racista de puro encaste mengueliano y un orate demenciado por el odio al maketo, al no vasco que según él invadía y contaminaba su santo territorio... A todo esto nuestro mesías ya frisa la treintena y comienza su vida pública como cualquier vasco cenando opíparamente. Junta a 17 amigos en Larrazabal y a los postres les lee un juramento solemnísimo de lealtad a un proyecto que no solo es el futuro, sino también el pasado. No se trata solo de emancipar a la nación vasca de España sino de retrotraerla a los tiempos pre modernos del bucolismo rural, amenazados de muerte por la industrialización... Todavía hoy los nacionalistas vascos rinden homenaje a su fundador tres veces al año, en el aniversario de su muerte, en el de su nacimiento y en el de la fundación del PNV...".

Miguel Unamuno conoció personalmente a Sabino Arana. Tras su muerte, escribió: "Lo mismo ha pasado en mi tierra vasca... En esta poesía mecí yo los ensueños de mi adolescencia, y en ella los meció aquel hombre singular, todo poeta, que se llamó Sabino Arana y para el cual no ha llegado aún la hora del completo reconocimiento. En Madrid, en ese hórrido Madrid en cuyas clases voceras se cifra y compendia toda la incomprensión española se le tomó a broma o a rabia. Se le desdeñó sin conocerle o se le insultó. Ninguno de los desdichados folicularios que sobre él escribieron algo, conocían su obra y menos su espíritu. Y saco a colación a Sabino Arana, alma ardiente porque tiene un parentesco con Rizal y como Rizal, murió incomprendido por los suyos y por los otros. Y como Rizal, filibustero o algo parecido fue llamado Arana".

Prefiero, pues, lo escrito por Unamuno que le conoció que el veneno que destila Bustos que se olvida que existe una cuarta celebración que es recordar lo que se denomina "El Juramento de Larrazabal" cuya llama alimentaba anualmente Txomin Saratxaga hasta su fallecimiento en 2019 a través de su Asociación Betiko lagunak. Pero también en la Organización Municipal de Larrazabal.

Este año, tras dos de pandemia, la gente cada vez más quiere verse y reunirse. Ese ha sido el caldo para haber hecho este año un recuerdo a lo que fue el llamado Juramento de Larrazabal a lo grande. Y, sin demasiada publicidad y de boca a oído, el 3 de junio nos reunimos en el comedor del palacio Euskalduna unas 140 personas alrededor de un lema tan claro y contundente como el enunciado por el joven de Abando resumido en su frase mágica de "Euzkadi es la patria de los vascos". Mesas redondas con nombres tan sabinianos como Euzkadi, Nikole, Bizkaitarra, GorataGora, Kiskitza, Larrazabal EuskaldunBatzokia, Joseba Rezola, la Txalupa, Zergaitikez, Bizkaia por su independencia, Ajuriaguerra, Matalas, Lehendakari Agirre escuchamos las intervenciones de Begoña Errazti abriendo la reunión, de Rafa Agirre, presidente de Betiko y explicando qué se pretende, de Arantza Amezaga contando las experiencias de Sabino Arana en Navarra junto a su hijo Pello, del alcalde de Forua, Mikel Magunazelaia, explicando su trabajo sobre el nacionalismo en Busturialdea, y cerrando el acto Josu Erkoreka. Fue una bonita experiencia quedando los asistentes satisfechos y con ganas de continuar en esta pequeña liturgia histórica tan necesaria en las relaciones humanas.

A Sabino Arana si los nacionalistas vascos, los abertzales, no lo ponemos en valor, seguiremos soportando las descalificaciones del nacionalismo español que lo ve como su gran enemigo y distorsiona su legado y de gentes que seguirán con sus monsergas deletéreas, olvidándose que en Sabino Arana encontró el pueblo vasco el catalizador de su sentimiento nacional. Arana interpretó como nadie la crisis de un pueblo herido en lo más hondo de su ser, en sus libertades, tras las contiendas del siglo XIX, que supusieron la pérdida de nuestras instituciones de autogobierno. Arrastrando la enemistad de quienes no quería ni oír hablar de nuestras "viejas leyes" combatió el abandonismo, la desesperanza y el escepticismo de muchos vascos, que abonaban el terreno para que la causa de las libertades vascas fuera considerada objeto de literatura meramente romántica. Ante ese ambiente, su gran aportación política genialmente resumida fue la interpretación de la crisis de un pueblo y la claridad y decisión con que alumbró su causa y le dedicó su vida.

Por eso, desde Sabino, Euzkadi es la Patria de los Vascos. De todos los Vascos. l

* Diputado y Senador de EAJ-PNV (1985-2015)