No pintan las cosas ahora como lo hacían durante la pretemporada y a principio de curso. La euforia se ha desinflado y las dudas cada vez son mayores. Pasar el parón mundialista en el cuarto puesto sin analizar en profundidad las fortalezas reales era engañoso, alguno ha estado demasiado tiempo creyendo que ese era el objetivo del Athletic. Nada más lejos de la realidad, esa no es hoy por hoy la liga del equipo rojiblanco. En esta columna he defendido muchas veces que llegar a Europa era y sigue siendo un éxito.

El problema de esto se genera cuando la expectativa es indirectamente proporcional a las posibilidades y cuando, además, quien la alimenta es el propio club. No entendí la rueda de prensa de objetivos y menos la escenificación de la misma. Entre otras cosas, porque, es una pregunta, si no se cumplen, ¿se va alguien a la calle, dimite alguno, se rebajan las fichas? Ese momento fue absolutamente prescindible y de cara a la galería el gesto a alguno le puede valer, a mí no. No conozco a ningún presidente, entrenador o jugador del Athletic que en los últimos años no haya buscado, peleado y querido llevar al equipo a Europa, pero no salía nadie ante los medios y la opinión pública. Aunque se haya dicho en campaña.

Me llamó la atención que el técnico comprase la idea. En el caso de la plantilla, no se lo cree ni el que asó la manteca que estaban todos de acuerdo. Independientemente de esto, este discurso de responsabilidad y ética, como nos lo han querido vender, es una muestra más de una batería de mensajes envolventes que solo se sostienen en un programa electoral o si cada balón al palo es gol. Cuando el asunto se tuerce, rascas y allí solo está Valverde. Dirigir este club es muy complicado y no es suficiente acumular eslóganes e ideas contrapuestas con aires de cambio. No va de cargarte todo lo anterior porque estaban equivocados.

Los de Valverde perdieron en el Reale Arena porque la Real fue mejor. Sus futbolistas fueron mejores y provocaron errores rojiblancos y del árbitro, que estuvo horroroso. El equipo no está bien, el sábado no compitió como nos tiene acostumbrados. Los problemas del pasado regresan ante rivales importantes, irregularidad en las áreas, que son las que mandan, gol y errores a veces no forzados, las soluciones siguen siendo trabajo y constancia, apoyo a los entrenadores y directores deportivos actuales, no cometamos viejos errores, críticas fáciles para viejos problemas con difícil solución a la vista.

Del Bilbao Athletic poco más que añadir a lo hablado en semanas anteriores. Preocupante las últimas gestiones en el segundo equipo rojiblanco.

Ayer domingo, contra el Real Unión, rival directo por el descenso con diez futbolistas desde el minuto 34, Pallarés tampoco acertó con las teclas, tenemos un ramillete de buenos futbolistas esperando un mensaje de liderazgo.

Parece que dirigir Lezama resulta un poco más difícil que crear opiniones en redes sociales. No obstante, esto es bueno si de los errores se aprende, queda temporada e ilusiones en cada una de las categorías, la afición lo merece. Queda claro que nadie nace sabiendo, a pesar de que alguno twittee que sí.