ES el día de los aficionados, de las bromas, del pique sano, de la rivalidad bien entendida pero sobre todo del resultado por encima de las sensaciones y de cómo haya transcurrido el partido. Ganar sí o sí, da igual si es jugando bien o mal. Está claro que si lo haces de manera contundente, es mejor, pero al final lo que cuenta es sumar tres puntos y verte en la mejor situación en la tabla. Dos equipos con una manera diferente de entender el juego y dos clubes que antes se asemejaban pero ahora no tienen nada que ver. Lo tradicional ante lo global, lo de casa ante lo multinacional. Los dos eligieron un mismo modelo pero con el tiempo los donostiarras lo cambiaron. Zubieta sigue funcionando pero como dicen sus propios jugadores, para generar un núcleo duro que luego sea rematado con gente de fuera para ser competitivos, para eso se va al mercado. Ojo, no garantiza el éxito pero la Real lo está haciendo bien en los últimos tiempos. Acertar no es para nada fácil y hay muchos equipos con intereses similares que pueden acceder a un mismo perfil de jugadores. El Athletic, fiel a su filosofía, vive de Lezama y cada vez menos de futbolistas llegados de canteras cercanas. En otros tiempos los recibimientos a jugadores concretos llegados del otro lado de la A8 llenaban páginas en las previas de los derbis y hacían que la llegada del autobús fuese noticia. Ahora ni eso. Es un partido de máxima rivalidad pero que ha perdido encanto entre otras cosas porque los desplazamientos ya no son masivos. Ver abarrotado el casco viejo de ambas ciudades era un clásico, ahora la escasez de entradas y la falta de motivación y precios hace que todo se dé en muy menor escala. El partido en lo futbolístico es incierto. El equipo de Imanol está muy bien y le tiene pillado el ritmo a la competición. Juegan a lo que ellos quieren y manejan el choque con una suficiencia muy importante. El Athletic también hace las cosas bien pero no es capaz de rematar la faena como sí lo hace su rival. Será un partido de alternativas donde la entrega visitante está garantizada y la aparición de determinados jugadores rojiblancos se antoja imprescindible. La inspiración de estos será fundamental si de lo que se trata es de ganar. La Real tendrá que correr mucho para ganar a los de Valverde y acertar cuando tenga la ocasión. No le va a valer al equipo local con el sobeteo del balón. La llegada a la caseta de los dos equipos será de grabar porque la paliza va a ser monumental. Es probablemente el derbi de los últimos años con más nivel. Dos grupos bien entrenados, con mucha calidad y con argumentos de sobra para regalar a los presentes y ausentes que lo disfruten por la radio o televisión un gran espectáculo futbolístico. Toca pasarlo bien.