NUEVE meses es un tiempo muy corto. Todo depende de cómo de largo se le haga a uno la espera aunque el parto siga pareciendo una novela de suspense. La izquierda alternativa amaga con eclosionar, que es básicamente lo que lleva haciendo Yolanda Díaz desde que arrancó su proceso de escucha de cara al proyecto Sumar. Un embarazo entero lleva Yolanda susurrando a la candidatura hasta que ayer anunció que el Domingo de Ramos se sabrá si finalmente es candidata. Albricias. Sin signos de exclamación. Y es que sin emoción pero con suspense, Yolanda llega agónica, que no afónica porque un día se puso a escuchar hasta a las plantas para que un país entero le diera la lata y ella recogiera un guante. Roído y de seda, claro. “Tengo muchas cosas que contaros”, ha dicho, y después de la gira de orejas abiertas que lleva encima, a mí se me quitan las ganas de asomarme a los informativos, no sea que nos presente un resumen conocido o una clase de hipopresivos. Pablo Iglesias pide tener altura y caminar juntos y ya no se sabe cuántos negritos quedan en este ala izquierda fosfatinada que ya es un Cluedo. Se nos está haciendo bien largo este serial de sospechosos , hasta el santo domingo en el que la vicepresidenta del suspense anuncie, como suspendida, su candidatura a las generales después de tantas pistas y distracciones. De momento y casi como de cachondeo, Yolanda, flotante, nos deja otra miguita. Para seguir esperando. Eternamente.

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