A ruptura y caída del Cinturón de Hierro y la consiguiente toma de Bilbao por parte de las tropas rebeldes del general golpista Francisco Franco tras más de una semana de durásemos bombardeos y sangrientos combates, acontecimiento del que ayer se cumplieron 85 años, forma parte de la memoria colectiva de Euskadi, por cuanto supuso un duro y definitivo golpe para quienes luchaban por la libertad, la legalidad y la democracia durante la guerra civil. La caída de la capital vizcaina y lo que ello suponía tanto para el Gobierno vasco del lehendakari José Antonio Aguirre, que tuvo que emprender la huida, como para la República dado el carácter estratégico de Bilbao y su zona de influencia fue la constatación de una derrota que, visto con perspectiva histórica y pese a las graves pérdidas, constituyó una orgullosa y reivindicativa victoria ética y moral. Tal y como ha resaltado en los últimos días el lehendakari, Iñigo Urkullu, quienes lucharon en la defensa de Bilbao y de Euskadi, “fueron militarmente derrotados pero ganaron la batalla más importante, la de la dignidad”. Los trabajos iniciados hace unos meses en el cementerio de Begoña están mostrando la verdadera dimensión de la tragedia que supuso la entrada a sangre y fuego de las tropas de Franco y la posterior brutal represión que impuso el régimen de terror. La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha exhumado ya 42 restos humanos, muchos de ellos hallados en fosas comunes. Además, ha procedido a 46 exhumaciones en los tres territorios de Euskadi, recuperando un total de 110 víctimas, a los que hay que sumar otras nueve halladas en otras fosas fuera de la CAV. Se trata de actuaciones obligadas en la labor de recuperación de la memoria democrática y la restitución de la verdad y la dignidad de quienes murieron defendiendo las libertades de todos y a quienes se intentó arrebatar la verdad y la honorabilidad. Ochenta y cinco años después, sigue siendo necesaria esta reivindicación frente a quienes buscan reescribir la historia y adaptarla a sus intereses. El pasado jueves, el Parlamento Vasco tumbó los intentos de PP+C’s y Vox por vetar mediante enmiendas a la totalidad la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Euskadi que busca restituir la dignidad a las víctimas de la guerra y el franquismo. La restauración de la memoria es un deber social e institucional de primer orden.