A atención primaria y, en general, la gestión de la sanidad pública en Euskadi han sido objeto durante esta semana de una fuerte controversia en la que por parte de algunos grupos políticos y sindicatos no han faltado falsedades y elementos y argumentarios cercanos a la manipulación que han generado una alarma social desproporcionada. Desde que tanto la directora de Osakidetza, Rosa Pérez, como la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, expresaran tanto las dificultades objetivas para la contratación de profesionales como la necesidad de una reorganización del servicio vasco de salud para afrontar algunas carencias -en especial en medicina de familia y pediatría-, la oposición ha iniciado una campaña más dirigida al exceso verbal que al entendimiento de la situación y a la búsqueda de soluciones. Es cierto que la labor de la oposición es el control y la crítica de las acciones y omisiones del Gobierno, pero también lo es -o debería serlo- en primer lugar el análisis riguroso de la realidad atendiendo a las circunstancias objetivas a todos los niveles en virtud del conocimiento pleno y detallado de las circunstancias e incluso la exposición de propuestas alternativas viables y sostenibles para su resolución. Por contra, los diferentes grupos se han lanzado al ataque al Gobierno bajo graves acusaciones sin fundamento real con el objetivo de menoscabar la imagen de Osakidetza lanzadas con tintes electoralistas. Expresiones más propias de la pura batalla política como "desmantelamiento" del servicio de salud, "recortes" y "privatización" de la sanidad -por otra parte ya escuchadas durante la pandemia- están siendo utilizadas tanto por la derecha como por la izquierda cuando, según al menos el esquema planteado, no se corresponden con la verdad. La consejera Sagardui se ocupó ayer de desmentir de nuevo estas acusaciones y apreciaciones -también el supuesto cambio de modelo o que el personal de enfermería vaya a realizar labores de médicos-, al tiempo que se prestó a comparecer en el Parlamento para ofrecer las explicaciones oportunas. La actual coyuntura obliga a actuar con altura de miras y análisis riguroso de la realidad con el objetivo de mejorar la gestión y la atención a la ciudadanía. Sagardui llamó ayer al diálogo y al acuerdo con todos los agentes, marco en el que debe situarse la resolución de este problema coyuntural. l