LA invasión de Putin de Ucrania ha supuesto un auténtico revulsivo para la puesta en marcha de proyectos europeos que llevaban años de discusiones estériles. Es el caso de la creación de una infraestructura energética para el transporte de gas desde la península ibérica a través de Francia. Durante años, el país galo ha venido oponiéndose al MidCat, planteado en 2005 para conectar España con Francia por el Empordá. La crisis energética actual, y la necesidad de mejorar las infraestructuras de transporte de gas en Europa para reducir la dependencia de Rusia, hicieron que esta instalación volviera a estar sobre la mesa. Para sorpresa de propios y extraños, el pasado mes de octubre los presidentes Sánchez, Macron y el primer ministro Costa, anunciaban la construcción del BarMar, rebautizado ahora como H2Med. Una inversión de casi 2.500 millones de euros, que tardará entre cinco y siete años en estar lista, capaz de transportar hidrógeno verde y a la que ahora se ha unido Alemania.

Infraestructura híbrida

El H2Med tendrá dos vertientes. Por un lado, una conexión desde Portugal (Celorico) a España (Zamora) y una segunda desde nuestro país (en Barcelona) hasta Marsella (Francia). Será una infraestructura para hidrógeno que deberá estar técnicamente adaptada para transportar otros gases renovables y una proporción limitada de gas natural como fuente de energía temporal y transitoria. Además, España y Portugal van a trabajar ahora en un segundo pilar de la solución ibérica: el almacenamiento conjunto de electricidad en la Península. Por esta infraestructura deberán discurrir en 2030 dos millones de toneladas de esta energía, una décima parte de toda la que está previsto que se produzca en toda la UE. Los tres países implicados -España, Francia y Portugal- han solicitado a la UE financiar el 50% del coste (1.200 millones) a través del mecanismo “Conectar Europa”, una herramienta que cuenta hasta 2027 con 5.840 millones.

El impulso alemán

La entrada de Alemania en el proyecto refuerza esta posibilidad que desde el origen de la idea del proyecto contó con la opinión favorable de la presidenta von der Leyen. El anuncio tuvo una gran importancia simbólica, pues, llegó al término de la cumbre franco-alemana celebrada en París para conmemorar el 60.º aniversario del tratado del Elíseo, firmado por el presidente Charles de Gaulle y el canciller Konrad Adenauer, que selló la reconciliación entre los dos países después de la II Guerra Mundial. El propósito de Alemania y Francia es desarrollar una producción de hidrógeno a gran escala, basada en una robusta producción local y en las necesarias importaciones sostenibles. Alemania será socio en esta estrategia de infraestructuras en materia de hidrógeno, pero la intención final es que el tubo no acabe en territorio germano, sino que continúe por Europa Central y del Este.

Hidrógeno verde

La UE se enfrenta a un gran desafío, ya que su producción y consumo de energía representaron el 75% de las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) de la UE en 2018, y todavía depende de las importaciones el 58% de su energía, principalmente petróleo y gas. En julio de 2020, la Comisión propuso una estrategia del hidrógeno para una Europa climáticamente neutra, con el objetivo de acelerar el desarrollo de hidrógeno limpio, asegurando su papel como piedra angular de un sistema energético climáticamente neutro para 2050. Hay varios tipos de hidrógeno, clasificados por proceso de producción y por las emisiones de GEI resultantes. El hidrógeno limpio (’hidrógeno renovable’ o ‘hidrógeno verde’) se produce mediante la electrólisis del agua utilizando electricidad de fuentes renovables y no emite GEI durante su producción. De la combinación energética de la UE, el hidrógeno representa alrededor del 2%, el 95% del cual se produce con combustibles fósiles y libera entre 70 y 100 millones de toneladas de CO2 al año. Las energías renovables podrían suministrar una parte sustancial del mix energético europeo en 2050, del cual el hidrógeno podría representar hasta el 20%, en particular el 20-50% de la demanda de energía en el transporte y el 5-20% en la industria. l