ESTA semana se ha celebrado en Bruselas reunión del Eurogrupo y de los ministros de Economía de los 27. La Unión Europea lleva de fiesta keynesiana casi tres años. Desde que la pandemia del covid-19 nos asoló y Putin invadió Ucrania, las políticas de inversión pública expansionistas han sido bendecidas por gobiernos de izquierda y derechas. Hemos pasado de la ortodoxia austericida de la crisis del euro a olvidar las reglas fiscales de estabilización en la UE. Pero la cuestión es cuánto tiempo va a durar la fase de endeudamiento público que estamos viviendo. En algún momento los Veintisiete y, sobre todo, los gobiernos de la zona de la moneda única tendrán que recuperar normas comunes, sea con un presupuesto para todos o porque se impongan nuevas limitaciones al gasto. De eso hablan y hablan los ministros de economía europeos, con poco consenso, pero con una agenda que se acumula peligrosamente para 2023.

La propuesta de la CE

El pasado 9 de noviembre la Comisión Europea presentó, tras varios retrasos, una propuesta legislativa para la reforma de las normas fiscales. Desde su introducción con el tratado de Maastricht en 1992, estas normas, originalmente concebidas como los criterios que los Estados miembros debían cumplir para ingresar en el Euro, han sido criticadas por su rigidez y la tendencia procíclica que fomentaban en la política fiscal, es decir, altos niveles de gasto en épocas de crecimiento y recortes en tiempos de crisis. Las normas fueron suspendidas temporalmente al inicio de la pandemia para garantizar margen de maniobra a los Estados miembros al tener que realizar grandes desembolsos para capear el descenso en la actividad económica provocado por los confinamientos. La reforma de la Comisión se basa en tres pilares: una revisión del marco fiscal para introducir mayor flexibilidad y un enfoque centrado en el medio plazo, la creación de una herramienta que promueva inversiones y reformas estratégicas, y la revisión del procedimiento de desequilibrios macroeconómicos.

El equilibrio de la estabilidad

El objetivo de la Comisión es evitar que los Estados miembros que han contraído una deuda sustanciosa tras la pandemia y la guerra, se vean obligados a recortar drásticamente su gasto público cuando estas normas vuelvan a aplicarse a partir de 2023. Sin una reforma, las normas vigentes impedirían a los países europeos realizar inversiones cruciales, como la acción climática y la transición energética justa. La nueva reforma no solo debe evitar un nuevo capítulo de austeridad y “hombres de negro”, sino que además debe contribuir a que las inversiones públicas conduzcan a una transición justa, reducir las desigualdades y a la acción climática. Sin embargo, por otro lado, es evidente que el Banco Central Europeo viene advirtiendo de las posibles tensiones que se pueden producir en el mercado de deuda a corto y medio plazo. Alguna señal de control deberán enviar los 27, sobre todo, los Estados de la zona euro, si no quieren que las políticas expansionistas puestas en marcha se vean ahogadas por el incremento de los tipos de interés.

Alemania marca el plazo

La resistencia de Alemania amenaza con hacer descarrilar el calendario que se ha fijado la UE para relajar las reglas de déficit y deuda. El Pacto de Estabilidad volverá a aplicarse en 2024. Los líderes europeos se han marcado como meta completar la reforma en marzo de 2023, a tiempo de preparar los presupuestos nacionales del año siguiente. Pero el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, avisa de que no se vislumbra ninguna “zona de aterrizaje” capaz de contentar a todos los socios. Francia, sin embargo, aboga por un pacto por el crecimiento y, contra todo pronóstico, España y Países Bajos, el despilfarrador y el austero, presentaron en abril una propuesta conjunta basada en un marco fiscal renovado que sea adecuado para los retos presentes y futuros, una hoja de ruta para completar la Unión Bancaria y el fortalecimiento de la Unión de Mercados de Capitales. En cualquier caso, todo está muy verde para que se alcance un acuerdo en el Consejo Europeo de la próxima semana. Una vez más, nos daremos mus y a esperar que el 2023 sea mejor. l