L A poderosa máquina del entretenimiento e información se llama televisión y es capaz de devorar todo lo que se programe. Rostros conocidos, voces singulares, actitudes personalistas, todo cabe en el mundo de la tele, que requiere de personalidades, formatos novedosos y perfiles diferenciados para salvar las necesidades de programación frente a la competencia y millonaria audiencia. La última incorporación al escenario de figuritas de cartón piedra y celofán de colorines es la de un periodista y un futbolero de fortuna que se presentan con dos estilos que de momento funcionan, tanto Pedrerol (padre de los Jugones) como Sánchez (el jugador del Betis), con un estilo directo, firme y entretenido. Tanto el periodista de exaltada mirada como el jugador de risa inmensa y omnipresente, han sabido llegar a los televidentes con dos estilos propios e irremplazables, que han convertido la entrevista en una fresca y novedosa forma de pregunta-respuesta. Pedrerol rozando la agresividad irónica y periodística con una corte de mamporreros en el gallinero que simulan moverse en enloquecido recinto de hooligans y exaltados de bocata y bufanda. La otra figurita es el sevillano Joaquín Sánchez, dechado de simpatía y chiste perpetuo. Cada uno con su matraca, sus señas de identidad, sus guiños a la audiencia fiel a dos profesionales del circo mediático. En la pelea por el éxito, uno y otro emplean sus exageradas armas de comunicación en las citas nocturnas de la tele importante del prime time. Joaquín busca hacerse profesional del medio, Pedrerol continuar el pelotazo de un programa deportivo que no tiene parangón ni competencia. Dos “figuritas”, de luz y color. l