De un tiempo a esta parte se está hablando mucho de la tasa que el Gobierno quiere imponer a la banca; la reacción de estos no se ha hecho esperar: han puesto el grito en el cielo. Tiremos de hemeroteca: “El Banco Santander logra un récord de beneficios hasta septiembre (7.316 millones, un 25% más que en 2021)”, “El beneficio de Unicaja banco creció el 67% hasta septiembre”, “Banco Sabadell casi duplica sus ganancias al obtener 709 millones”, “CaixaBank ganó 2.457 millones hasta septiembre”, “BBVA dispara su beneficio hasta los 4.842 millones (un 46% más)”, “La banca gana 16.000 millones en nueve meses”... ¿Quieren que siga? Me parece indignante que, con este alarde de beneficios, se nieguen a pagar la citada tasa para arrimar así el hombro, como hicimos en su día la ciudadanía: les dimos más de 50.000 millones, cantidad que, por cierto, apenas han devuelto salvo honrosas excepciones. Además, les exigiría que dejen de dar la tabarra sobre la inseguridad jurídica del nuevo tributo. Lo que realmente crea inseguridad es que, mientras uno ganan a manos llenas, otros casi no llegan a fin de mes. Ya saben: están más guapos con la boca cerrada.