YA lo dijo Arquímedes hace rato: dadme un punto de apoyo y moveré el mundo. El principio de la palanca abre la posibilidad de transformar el paisaje, pero también de que quien la aplica salga despedido si pierde pie. Esa imagen me ha recordado al secretario general del PSE, Eneko Andueza, vaya usted a saber por qué.

Se construye haciendo del PNV su alter ego, pese a ser él mismo su socio minoritario y empuja como un descosido aún a riesgo de que se le descosa el discurso. Hay que reconocerle la resiliencia pese a los patinazos. Esta semana alardeó de la subvención al transporte y del impuesto a las grandes fortunas a costa de obviar continentes de realidad para habitar islas de autocomplacencia.

Vamos con el transporte público. El PSE presionó para que se mantuviera la subvención del 50% en la CAV. Solo en la CAV. Y lo hizo eximiendo al Gobierno español del 30% que implantó con gran fanfarria, lo que provocó la exigencia del PNV de que Sánchez no se desentienda. Ahora, la reclamación jeltzale ha sido atendida y Gobierno español y autonómicos mantendrán el reparto del coste. Lo que provocará que varias autonomías con gobierno socialista tengan que aportar el 20% extra de descuento al billete que hasta la fecha se ahorraban. Será eso o no rebajar el billete. ¿En año electoral? Ni locos.

Otra: el impuesto a las grandes fortunas, que Andueza insistía en poner delante del carro y de los bueyes y aplicarlo aunque no existía procedimiento. Afortunadamente, la Comisión Mixta del Concierto ha acordado su gestión por las Diputaciones (pero no olviden que, habiendo ya impuesto de Patrimonio, el que ya lo paga deduciría su importe de la nueva imposición). Son dos ejemplos que se han resuelto con diálogo y acuerdo pero el secretario general del PSE se encela tanto en confrontar con el PNV que, cada vez que este ve confirmado su criterio y pierde el punto de apoyo, se va de bruces. l