MUJERES. Irán. Libertad. Igualdad. Hace pocos días el Grupo Local de Amnesty International de Donostia procedió a pintar este mural en un lugar transitado de Donostia donde se visualiza y plasma la situación denunciable de la mujer en Irán. A veces una imagen vale más que mil palabras. Es el caso. El mural intenta resumir bien lo que prosigue.

Seis meses sin Mahsa Amini

El pasado 13 de septiembre, la joven iraní de 22 años de origen kurdo Mahsa Amini fue detenida en Teherán por la llamada policía de la moral. Varios testigos vieron cómo la golpeaban para detenerla y meterla en un furgón policial. Pocas horas después, fue llevada al hospital en coma y tres días después murió. En Irán, la llamada policía de la moral somete de forma rutinaria a mujeres y niñas a detención arbitraria, tortura y otros malos tratos por no cumplir con las leyes abusivas, degradantes y discriminatorias sobre el uso obligatorio del velo. La policía de la moral vigila a toda la población femenina: 40 millones, entre mujeres y niñas, y sus agentes tienen facultades para dar el alto a cualquiera de ellas para comprobar si deja a la vista mechones de pelo, pantalones o abrigo cortos, ropa demasiado colorida, o ajustada o, mucho maquillaje. A millones de mujeres se les ha negado la entrada a espacios públicos, expulsado de escuelas, universidades y despedido de su empleo por vestimenta, pelo o maquillaje.

La discriminación y exclusión de las mujeres viola gravemente un principio fundamental del derecho internacional de los DDHH, la igualdad y no discriminación, consagrado en la Declaración Universal de DDHH y en tratados que Irán ha ratificado y que está obligado a cumplir como la Carta de las Naciones Unidas y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. La muerte de Mahsa Amini el 16 de septiembre desató una oleada de indignación y protestas en todo el país que las fuerzas de seguridad han reprimido desproporcionadamente disparando con munición real, gases lacrimógenos y cañones de agua. Unas 500 personas han muerto y más de 20.000 han sido detenidas. Preocupante asistir cómo 94 personas habrían sido ejecutadas, entre enero y febrero con denuncias de violencia sexual y torturas. Sin juicio justo, acceso a defensa adecuada, representación legal, o ser considerados inocentes hasta que se demostrara lo contrario. Mohammad Mehdi Karami y Seyed Mohammad Hosseini, el 7 de enero, y Majidreza Rahnavard y Mohsen Shekari, en diciembre del pasado año, fueron ejecutados resultado de haber participado en las protestas.

Seis meses después del inicio del levantamiento popular la impunidad de las autoridades prosigue. Represión. La ONU decidió el 24 de noviembre de 2022 establecer un mecanismo para investigar las violaciones de DDHH, y recopilar pruebas para futuros juicios en que los responsables de abusos rindan cuentas. Mecanismo exigido por Amnistía Internacional hace tiempo. La valentía de las personas haciendo frente a esta represión pone al descubierto la indignación y fuerza del pueblo iraní, no las abandonemos. Pero no solo las mujeres y las niñas se ven privadas de sus más elementales derechos. En Irán, la ausencia de libertades es prácticamente absoluta.

Están prohibidos los partidos políticos independientes, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil y las autoridades reprimen severamente el derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión, y a diario se llevan a cabo detenciones arbitrarias por publicaciones en las redes sociales. La tortura y otros malos tratos son habituales, especialmente durante los interrogatorios. Las confesiones obtenidas mediante tortura son utilizadas de forma sistemática para dictar sentencias condenatorias y las autoridades penitenciarias mantienen a la población reclusa en condiciones crueles e inhumanas.

Además, alejan a presos y presas de los lugares de residencia de sus familias como herramienta de represión. Otra herramienta de represión es la pena de muerte, que se impone tras juicios injustos y por delitos que no cumplen el criterio de ser de los más graves delitos o por actos que no constituyen delitos reconocidos internacionalmente, como es el caso de las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo, las relaciones sexuales extramatrimoniales, y de otros tan imprecisos como “enemistad con Dios” o “propagación de la corrupción en la Tierra”. En fin.

Mujeres. Libertad. Igualdad. Irán.

Coordinador del Grupo Local de Donostia de Amnesty International