Ya han pasado casi tres años desde que el covid-19 irrumpiera en nuestras vidas como un vendaval, cambiando nuestra forma de relacionarnos con el mundo e incluso de trabajar. Las empresas tuvieron que aprender, en cuestión de días, a implementar el teletrabajo en los casos en los que este fuera posible y los trabajadores tuvieron que compaginar, muchas veces compartiendo un mismo espacio, la vida familiar y la laboral. Pero, ¿tras ese periodo de adaptación y ahora que las aguas parecen volver a su cauce la gente sigue teletrabajando? ¿Es a ese modelo al que caminan las empresas?

Según los datos, parece que la tendencia del teletrabajo está disminuyendo, si bien es superior a antes de que comenzara la pandemia, e incluso el Congreso de los Diputados, ante este aumento de trabajadores remotos convalidó el Real Decreto-ley 28/2020, de 22 de septiembre, de trabajo a distancia.

Sergi Ramo, CEO y fundador de groWZ Consultants, que cuenta que han mapeado ventajas y desventajas para trabajadores y empresas relacionadas con el teletrabajo, reconoce que “el escenario actual ha ido evolucionando y difiere de cuando el teletrabajo era algo obligatorio”. Al fin y al cabo, el teletrabajo fue una modalidad reinante durante el confinamiento, “pero para muchos, sobre todo, profesionales asalariados, se ha convertido en una forma de trabajo muy interesante y con importantes beneficios. Aunque es verdad que no todas las empresas se muestran partidarias de continuar fomentando esta modalidad de trabajo”.

Ramo ofrece, en ese sentido, los datos de la consultora Poly, que bajo el nombre de Reclutar, retener y crecer, afirma que el 56% de las empresas en el mundo son conscientes de que “si no ofrecen la modalidad del trabajo híbrido pueden perder personal y dejar de ser una empresa atractiva para el talento”. Sin embargo, en la otra cara de la moneda se encuentra el 52% de las compañías, que creen que la modalidad híbrida es “pasajera, con lo que tenemos un desencaje entre lo que la gente está buscando y lo que las empresas ofrecen. De hecho, el 19% de las empresas están exigiendo presencialidad”, reflexiona.

Ejemplo de esto es, sin ir más lejos, Elon Musk, que allá por el mes de noviembre comunicó a todo el personal de la red social Twitter que debía volver a la oficina y poner fin al teletrabajo; algo que también hizo en mayo con los trabajadores de Tesla, a los que mediante una carta que comenzó a circular por redes sociales les exigía regresar al trabajo presencial o marcharse de la compañía. “Fue una carta que trajo mucha polémica y que viniendo de una compañía tecnológica todavía elevó más las ampollas”, reconoce Ramo.

Derecho a la desconexión

Lo que sí es cierto es que, para conseguir que el teletrabajo, o su modalidad híbrida (parte presencial y parte telemática) sea eficaz y no caer en la hiperconexión, hay que trabajar la desconexión digital. En esto coinciden Ramo y la logopeda y psicopedagoga Naiara Riancho Blanco, que reconocen que tiene que haber unas buenas políticas de desconexión digital. Ramo explica que esto consiste en que el mail a partir de cierta hora, salvo que sea algo urgente, no se conteste, etc. 

“Están esos casos en los que el teletrabajo ha transformado las horas de jornada laboral en una continua jornada indefinida de horas dedicadas a la empresa, en la que cada vez se ha ido volviendo más difícil distinguir las franjas horarias dedicadas al ocio, a la conciliación familiar o al descanso nocturno, ya sea por informes de correos electrónicos, llamadas o reuniones de urgencia”, reafirma en ese sentido Riancho.

Y es que también recomiendan ir a la oficina para compartir el factor humano con los compañeros de trabajo. La psicopedagoga, directora de los centros Inpsiko en Barakaldo y Bilbao, sí que ha visto como después de la pandemia han notado una subida de pacientes por temas relacionados con el teletrabajo, con conflictos emocionales derivados del mundo laboral. En ese sentido, en los dos años y medio transcurridos desde el inicio de la pandemia, afirma que “ha quedado muy claro que el teletrabajo puede aportar tan fácilmente beneficios para la salud como tener un impacto nefasto”, ya que sin una planificación y organización adecuadas y sin apoyo en materia de salud y seguridad, “el impacto del teletrabajo en la salud física y mental y el bienestar social de los trabajadores puede ser importante”.

Entre las posibles consecuencias, enumera por ejemplo el “aislamiento, el agotamiento, la depresión, la violencia en el hogar, lesiones musculoesqueléticas y de otro tipo, fatiga ocular, aumento del consumo de tabaco y alcohol, tiempo prolongado sentado y frente a una pantalla, y aumento de peso poco saludable”. De ahí, coinciden ambos, la necesidad de establecer unas pautas que faciliten el día a día de estos trabajadores. 

Y, precisamente sobre la desconexión habla también el anteriormente citado Real Decreto-ley 28/2020, de 22 de septiembre, de trabajo a distancia, que por ejemplo en su artículo 18 establece que “las personas que trabajan a distancia, particularmente en teletrabajo, tienen derecho a la desconexión digital fuera de su horario de trabajo en los términos establecidos en el artículo 88 de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre”, una pauta a la que sigue: “El deber empresarial de garantizar la desconexión conlleva una limitación del uso de los medios tecnológicos de comunicación empresarial y de trabajo durante los periodos de descanso, así como el respeto a la duración máxima de la jornada y a cualesquiera límites y precauciones en materia de jornada que dispongan la normativa legal o convencional aplicables”.

Basado en la confianza

Según Ramo, el teletrabajo se tiene que basar, definitivamente, “en la confianza”. Pero, ¿de no haber tenido una pandemia de por medio estaríamos ahora hablando de teletrabajo? Ramo cree que “en un mercado latino como el nuestro, donde la parte social, de vernos, es tan importante, habría costado un buen tiempo que este debate apareciera”. Sí es algo más extendido en otros lugares, como en Estados Unidos, donde no con tanta fuerza como ahora pero sí venía funcionando, así como en modelos más anglosajones, donde ya se empieza a desarrollar. 

En el Estado español cree que hubiera tardado “bastante tiempo”, porque al fin y al cabo, cuando comenzó la pandemia hubo que aprender sobre la marcha cómo funcionaba el teletrabajo y cómo había que hacerlo efectivo. Algo que sí sorprendió al CEO de groWZ fue, precisamente, que a nivel técnico vieron que el 90% de sus clientes de un día para otro técnicamente tuvieron la capacidad de seguir trabajando. “Yo creo que el problema no fue ni es tanto técnico como de cultura, de crear esa cultura de decir: Vamos a dejar que los colaboradores escojan qué días vienen, qué días no vienen, vamos a coordinarlo para que sea fácil... Creo que la parte cultural es la que está costando más, porque es un tema de mentalidad”. 

Y también de recursos, porque cuando llegó la pandemia no todos los hogares estaban adaptados tecnológicamente hablando para acoger el teletrabajo, y eso también hubo que aprenderlo sobre la marcha. Ahí empezaron a conocerse, por ejemplo, los espacios de coworking (lugares de trabajo colaborativo), aunque Ramo recuerda que estos están más extendidos entre los trabajadores freelance o autónomos. “En colaboradores es más complicado, a no ser que haya algunas empresas que vengan a ofrecer centros de coworking, tarifas pagadas para sus colaboradores para que vayan, etc. Pero es muy incipiente, aunque es verdad que hay empresas que empiezan a habilitar espacios en un territorio”, es algo más extendido en otros países. 

Y, ¿cuál es el modelo más adaptable en estos momentos? Sobre el papel, Ramo reconoce que en cada compañía y sector hay que analizar la situación de forma independiente. “Tenemos que empezar a segmentar casi más por tareas, y ubicarlas en función de si me puede aportar más la presencialidad o el trabajo más remoto. Ese es el ángulo desde el que tendremos que ir trabajando, más que un día vienes y cuatro no”. En definitiva, defiende que si se quiere consolidar una cultura del teletrabajo, hay que hacer un análisis profundo que tiene que ir alineado con una política de desconexión. “Yo diría que hemos pasado al teletrabajo de una manera muy brusca, y a veces sin crear una metodología y un proceso. Ahora lo que yo creo que hay que hacer es crear una metodología y un proceso, porque esto es lo que acaba creando cultura”, defiende Ramo. 

Naiara Riancho Cedida

Consejos para sobrellevar el teletrabajo


La logopeda y psicopedagoga Naiara Riancho Blanco, directora de los centros Inpsiko en Barakaldo y Bilbao, ofrece algunos consejos para paliar la ansiedad generada en el teletrabajo. En ese sentido, recuerda que algo a lo que le dan mucha importancia en Inpsiko e intentan además explicar a los pacientes, es que “la base para mejorar está en ellos mismos, la búsqueda del autocuidado es primordial para mejorar su rutina laboral”. A este respecto, explica que les ayudan a ser conscientes de esta necesidad, “trabajar con sus pensamientos para ayudarles a gestionar las emociones y poder canalizarlas. Les acompañamos en su proceso tratando de poner cambios y analizando su problema, con lo que conseguimos que disminuya la ansiedad”. 


Algunos aspectos que trabajan son el conocimiento de la importancia en generar hábitos de vida saludables, donde entran en juego la alimentación, el deporte, la familia, la pareja, los amigos, cuidar horas de sueño, etc. Además, ofrece otros consejos como:

- Pon horarios como si estuvieras trabajando en la oficina (el resto del tiempo se aplicará para tu propio tiempo de ocio).


 - Evita el síndrome del pijama y vístete como si fueras a la oficina. 


- Trabaja en una habitación cómoda, ordenada y con luz. Si es posible, evita utilizar tu dormitorio como lugar de trabajo.


- Procura no hacer labores domésticas mientras trabajas.


- Haz descansos pautados, de 5 o 10 minutos, como si estuvieses en la oficina.


- En las reuniones virtuales, elige bien el fondo, la luz, el orden, la postura.

Sergi Ramo Cedida

Ventajas y desventajas del teletrabajo


El CEO y fundador de groWZ Consultants, Sergi Ramo, ofrece algunas ventajas y desventajas de teletrabajar, tanto para la empresa como para el propio trabajador. En ese sentido, en el caso de los trabajadores, reconoce que las principales virtudes son la mayor facilidad para conciliar la vida laboral y personal, el ahorro en los transportes, una alimentación más económica y saludable, mayor productividad y flexibilidad horaria, etc.


Por su parte, para los empresarios, destaca como ventajas la productividad, la atracción del talento, la reducción de gastos de la empresa, o la digitalización de la plantilla, entre otros. En lo que a las desventajas se refiere, por su parte, los trabajadores se encuentran con que “aumentan las distracciones”, hay mayor dificultad para separar la parte laboral de la familiar, aumentan los gastos de luz, la pérdida de contacto con los compañeros, etc. y para las empresas, las desventajas pueden ser absentismo laboral, costes del equipo, etc.