En menos de tres semanas se cumple un año del inicio de la invasión rusa en Ucrania. El embajador de Ucrania en España, Serhii Pohoreltsev, analiza en esta entrevista la evolución del conflicto bélico, aunque, según advierte, no se vislumbra una solución a corto plazo que ponga fin a la guerra.

En menos de tres semanas se cumple un año del inicio de la guerra pero no parece que a corto plazo podamos hablar de que se vislumbre el fin del conflicto. ¿Cómo lo ve usted? ¿Hay alguna salida?

Seré franco. No tengo pronósticos muy esperanzadores en cuanto a la duración de esta guerra. Cuanto más apoyo militar, económico y humanitario tengamos y cuanto mayor presión internacional contra Rusia se ejerza, tanto más rápida será nuestra victoria sobre el país agresor. Es una guerra existencial, entre dos visiones o, mejor dicho, entre dos civilizaciones –entre la democracia y la autocracia–. Rusia todavía tiene arsenal bélico heredado de la URSS y los recursos humanos. Pero tampoco quiero ser alarmista porque es aquí donde empiezan las buenas noticias. Estos recursos en su mayoría son obsoletos, si hablamos del armamento, y no son ilimitados. Históricamente, Rusia nunca ha ganado grandes guerras ni hizo alianzas militares con las potencias tecnológicamente más avanzadas. La fórmula de la paz de diez puntos presentada en noviembre pasado por el presidente Volodimir Zelenski en la cumbre del G-20 en Indonesia es una base para poner fin al conflicto. La victoria de Ucrania y la derrota de Rusia tendrá como consecuencia la restauración de la integridad territorial de Ucrania en sus fronteras reconocidas internacionalmente.

Occidente se ha volcado con Ucrania con el envío de armamento. ¿Están satisfechos de la ayuda recibida por parte de los aliados o cree que se puede hacer algo más?

Ucrania está muy agradecida por las ayudas que nos han proporcionado los socios y aliados. Satisfechos estaremos cuando todos los territorios de Ucrania estén liberados y nuestra seguridad garantizada. Hasta ese momento vamos a hablar de las necesidades de nuestras fuerzas de defensa para conseguir este objetivo. Las armas nunca sobran para nuestros militares. El invasor todavía tiene una superioridad en cuanto al material bélico y el recurso humano que puede reclutar. Es de general conocimiento, que últimamente hubo reticencia por parte de algunos socios europeos en cuanto a la entrega de los carros de combate. Anteriormente, una reticencia semejante la observamos en el tema de suministros de los sistemas antiaéreos y antimisiles para hacer frente a los incesantes bombardeos rusos de la infraestructura crítica. Temo que esta historia vuelva a repetirse cuando pasemos a hablar del suministro de aviones de combate. Si parafraseamos a sir Winston Churchill, el primer ministro británico durante la Segunda Guerra mundial, nuestros socios y aliados europeos siempre encontrarán la única solución correcta, solo una vez probadas todas las demás.

Casi un año después, Putin se está cebando con el este de Ucrania. ¿Cómo está la situación del Donbás ahora mismo?

Al declarar la así llamada operación especial militar hace más de once meses, en su aparición televisiva, Putin hizo público los objetivos de la misma. En función de cómo cambiaba la situación, vimos la cúpula política y militar rusa cambiar tanto la retórica como los objetivos de la guerra. Su comportamiento es errático. No tiene sentido tratar de analizarlo. Serán base de investigaciones para los jueces de los tribunales que van a juzgar el crimen de la agresión rusa contra Ucrania y otros crímenes cometidos por los invasores rusos. En términos generales, la situación en el Donbás es sumamente grave. Desde julio pasado, el ejército invasor no ha logrado ningún éxito en el campo de batalla, sólo retrocede. Le urge demostrar que es capaz de avanzar. En las regiones de Luhansk y Donetsk lo hace a cualquier coste, consciente de que con el flujo de las armas de punta occidentales a Ucrania, las capacidades de las tropas ucranianas de llevar a cabo una contraofensiva y liberar todo el territorio se incrementarán drásticamente. Por esta razón, el invasor piensa en conquistar todo el territorio de las regiones de Donetsk y Luhansk para luego cementar sus conquistas y desde estas posiciones forzar a Ucrania y Europa a iniciar las negociaciones.

Estamos en pleno invierno y en los últimos meses la estrategia del Ejército ruso ha sido la de castigar a la población civil bombardeando las infraestructuras energéticas para dejarles sin luz ni calefacción. ¿Cómo está pasando la población ucraniana el invierno?

Yo no simplificaría las intenciones del Kremlin con esta estrategia. No se trata sólo del castigo por las derrotas sufridas en el campo de batalla. Todo apunta que es una política premeditada. La veo como un plan integral que tiene como el objetivo provocar un nuevo éxodo masivo de Ucrania que provocaría una crisis humanitaria en Europa, bajar la moral de las tropas ucranianas, despejar los territorios ucranianos para luego repoblarlos con la gente leal a Rusia y cambiar la composición étnica y, finalmente, hacer que Europa renuncie en plena crisis humanitaria y económica a la ayuda militar a Ucrania y forzarlas a sentarse a negociar. Las recientes decisiones aprobadas por nuestros socios de incrementar los suministros de armas y la ayuda humanitaria, así como el empecinamiento en seguir luchando de la población civil ucraniana que prefiere soportar el frío y los cortes de luz a abandonar el país dejan claro que el Kremlin falló en sus cálculos.

Nada más estallar la guerra, cientos de miles de mujeres y niños se vieron obligados a salir de Ucrania para huir de la guerra. Miles de ellos de ellos han estado o en muchos casos todavía residen en Euskadi. ¿Qué les han transmitido a su embajada? ¿Están satisfechos de la acogida que han tenido o creen que todavía hay aspectos por mejorar?

Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, el Gobierno español, las Comunidades, Autónomas, Ayuntamientos y todas las ONG han hecho una gran labor acogiendo un gran número de ucranianos. En el País Vasco se encuentran más de 4.000 personas desplazadas de Ucrania bajo la protección temporal concedida por el Gobierno de España. El Gobierno vasco, junto con las ONG españolas facilitan toda la información necesaria en las principales ciudades vascas. Respecto al tema de alojamiento de las personas desplazadas de Ucrania: actualmente recibimos información sobre los problemas que enfrentan nuestros ciudadanos tras la salida del recurso de acogida. Teniendo en cuenta que la mayoría de las personas desplazadas son mujeres con hijos menores y no tienen posibilidad de trabajar y alquilar una vivienda, muchas de ellas se encuentran en situaciones de riesgo por carencia de medios para posteriormente poder pasar a la segunda fase. Por consiguiente, algunas personas desplazadas más vulnerables necesitan una vivienda social para seguir bajo la protección temporal.

Cuál es la integración de estos refugiados tanto en el ámbito laboral como en la educación, salud… ¿Han notado algún gesto de xenofobia o rechazo?

La mayoría de las personas desplazadas que vinieron de Ucrania tienen estudios superiores. Según la estadística la mayor parte son mujeres, destacan profesoras, economistas, ingenieras, peluqueras, contables, técnicos y abogadas. En España se han creado todas las posibilidades para escolarización de los niños ucranianos, estudios superiores de jóvenes y ofertas de empleo para adultos, incluso la posibilidad de búsqueda de empleo. Aproximadamente 13% de las personas desplazadas tienen trabajo en España y mientras niños y jóvenes se integran rápidamente, adultos necesitarían más tiempo para poder integrarse adecuadamente.

Por último, cree que, pese a todo, puede haber lugar a la esperanza...

Esperanza es una palabra con un profundo sentido. Sólo con la esperanza no basta. Nadie ya duda de que Ucrania va a salir victoriosa de esta guerra. Esta victoria será compartida, un fruto de los esfuerzos conjuntos de las democracias de Ucrania, la UE, la OTAN, y los otros países con quien compartimos los valores. Hasta entonces tenemos un camino duro por recorrer.