La Ghana de Iñaki Williams busca esta tarde en el estadio Al Janoub el pase a los octavos de final. Los Black Stars se miden a una Uruguay que no pasa por sus mejores momentos, pero que todavía tiene opciones de seguir con vida en el Mundial. A la selección africana le basta quizá con el empate, con algún matiz, porque dependerá también, en ese caso, de los goles que logre Corea del Sur si es capaz de vencer a Portugal.

Y seguro que le vale con la victoria, a la que apunta el combinado dirigido por Otto Addo, con Thomas Partey, Iñaki Williams –aún busca su primer tanto en el torneo– y Mohammed Kudus, la sensación de la victoria de la anterior jornada que lo ha postulado para la clasificación a la siguiente ronda.

De fondo, un recuerdo de hace doce años: los cuartos de final de Sudáfrica 2010. Aquella mano para la eternidad de Luis Suárez, cuando evitó un gol sobre la línea en el último minuto de la prórroga. El penalti lo lanzó y lo falló Asamoah Gyan. La posterior tanda de penas máximas la ganó Uruguay. Un acontecimiento de la historia que aún desvela a Ghana, aunque el equipo se aísla de tal hecho. “Es un partido más”, confirma Otto Addo.

Un rival en crisis

Ha sido irreconocible el equipo celeste, discutido como nunca en los once meses de la era Diego Alonso, con un empate a nada contra Corea del Sur (0-0) y una derrota alarmante contra Portugal (2-0), sin salir a ganar de verdad desde el primer minuto y derivado ahora a un partido decisivo contra Ghana, tan expresivamente definitivo como inesperado en las expectativas celestes cuando conoció sus rivales en el sorteo o inició su preparación. Un punto de seis posibles. No hay margen de error. El fiasco lo acecha. O gana o queda eliminada. No hay términos medios ya para Uruguay. Ni excusas, como advirtió Luis Suárez.