"La copa del Mundo es tan grande como parece”, aseveraba el jugador norteamericano Christian Pulisic. Mañana el balón de los mundiales vuelve a rodar ante los focos de todo el mundo. Catar será la sede del mayor escaparate mundial del deporte rey, uno de los eventos deportivos más vistos en todo el mundo. Una competición cuyos inicios se remontan a hace casi un siglo, en el que los grandes acontecimientos históricos han ido en paralelo a sus gestas y tragedias deportivas.

Ya desde sus inicios, el Mundial compartía destino con las Olimpiadas. Debido al gran éxito del torneo de fútbol de los primeros Juegos Olímpicos, dos franceses, Jules Rimet y Henri Delaunay, decidieron organizar una gran competición de fútbol a nivel mundial fuera de las Olimpiadas. El fútbol comenzaba ya a profesionalizarse en algunos países y mucha gente veía ya las posibilidades mediáticas y económicas del fútbol. Sólo faltaba un lugar y una fecha para celebrarla.

El balón de los Mundiales volverá a rodar en Catar, adonde el fútbol llega con la polémica a cuestas y con una guerra como telón de fondo

Fue Uruguay, vencedora del oro olímpico de fútbol en las primeras olimpiadas, la que pidió ser la sede y llevar adelante el primer Mundial corriendo con todos los gastos. Con muy pocas selecciones en liza, debido a la incertidumbre que generaba una competición de un solo deporte, Uruguay venció a Argentina en la final. El gran paso ya se había dado, los mundiales de fútbol habían nacido y el balón del Mundial comenzaba a rodar.

Cuatro años después, el Mundial viajó a Europa. Tras el éxito de Uruguay, se requerían mayores gastos e infraestructuras, ya que el evento había demostrado su futuro potencial. Mussolini no lo dudó. Era la oportunidad de enseñar la grandeza de la gran Italia fascista que estaba forjando. 16 selecciones se enfrentaron a través de eliminatorias de eliminación directa. Los azzurri vencieron poniendo la guinda a la fiesta de Mussolini.

Cuatro años después, los italianos revalidaron el triunfo demostrando que su victoria anterior había sido merecida. Francia 1938 fue un hervidero debido a la situación política. Alemania acababa de engullir Austria y los tambores de guerra resonaban por toda Europa. Aquel Mundial reflejó la tensión que se vivía entre países. El mundo se abocaba a una nueva catástrofe mundial, que retrasaría doce años el siguiente Mundial.

Tostao celebra uno de los goles que coronaron a Brasil. DEIA

En Brasil 1950 el Mundial renació. Europa se encontraba en escombros, por lo que Brasil aprovechó la oportunidad. Para aquella demostración al mundo era necesario un escenario apropiado, por lo que se construyó el estadio más grande del mundo, el mítico Maracaná. Pero lo que iba ser la gran fiesta del país, terminó en tragedia en el conocido maracanazo. Uruguay arrancó el campeonato a Brasil en el último partido. Todo un país lloró aquella derrota. La final perdida marcó a toda la nación, pero sobre todo a los jugadores que la perdieron, a los que jamás se les perdonó aquella derrota.

Cuatro años después, en Suiza 1954, ocurrió algo muy parecido. La Hungría de Puskas, el mejor equipo de su época, perdió ante Alemania Federal la final. Se demostraba que las mejores selecciones no tenían por qué acabar siendo las vencedoras. Brasil debió esperar al Mundial de Suecia de 1958 para coronarse por primera vez. Allí surgió la primera gran estrella de los mundiales, Pelé, que simbolizaba la gran proyección que había logrado el Mundial. Esta nueva generación brasileña también venció en Chile 62. Brasil se convertía de esta forma en una de las selecciones más exitosas y reconocida de los mundiales.

En 1966, el Mundial pagó su deuda con los inventores del fútbol, los ingleses. Pero por lo que pasó a la posteridad aquel Mundial fue por su polémica final, la más controvertida de la historia. El remate del inglés Hurst rebotó en el larguero y después de dar un bote en la raya salió hacia fuera. Los alemanes gritaban que botó fuera de la raya. Los ingleses dentro. El árbitro de la contienda dio gol, y los británicos ganaron el Mundial. La polémica duraría décadas.

Cuatro años después, los ingleses se derretían frente al calor sofocante en el Mundial de México de 1970. Frente al fútbol sobrio y trabajado de los ingleses, Brasil volvería a demostrar la magia del fútbol con un Pelé en gran estado, y con un fútbol de fantasía que se convertiría en la marca de la casa para el futuro. La victoria contra los italianos en la final se convirtió en la victoria del fútbol espectáculo frente al catenaccio italiano.

En Alemania 74, el Mundial dio un paso adelante con el fútbol total nacido de la mano de Alemania y Holanda, lideradas por dos grandes mitos del fútbol, Beckenbauer y Cruyff. En aquellas dos selecciones, cualquier jugador podía tomar las riendas del juego desde cualquier posición. La final, a pesar de ser ganada por Alemania, marcó la impronta del juego del fútbol holandés hasta hoy en día. Un Mundial que marcó un gran contraste con su sucesor, Argentina 1978, marcado por el contexto en el que se realizó, la dictadura argentina, y en la cual la victoria argentina fue desfigurada por la situación política.

Maradona alza la Copa del Mundo con Argentina. Efe

En 1982, una España que salía del franquismo y de una intentona golpista tenía su oportunidad de mostrarse al mundo. San Mamés fue sede de uno de los grupos. Aquel Mundial lo ganó la Italia de Rossi y Dino Zoff, pero sería recordada por la aparición del que años más tarde sería uno de los grandes mitos del fútbol mundial, Diego Armando Maradona. Cuatro años después, en México 86, Maradona asombró al mundo con un recital de fútbol, que le llevó a ganar a Alemania Federal en una final memorable. Como memorable fue también su partido contra Inglaterra, con la reciente guerra de las Malvinas de trasfondo, en la que Maradona marcó el considerado uno de los mejores goles de la historia, recorriendo medio campo y dejando atrás a medio equipo inglés, sin olvidar su famoso gol con la mano, que sería conocido por la posteridad como la mano de Dios.

Pero si México lo encumbró, Italia 90 presagió la caída del mito. Maradona se sentía en casa, ya que era jugador del Nápoles. El Mundial de Italia se presagiaba como otra victoria del argentino, pero esta vez Alemania iba a tomarse su venganza. La generación de los Matthaus, Klinsmann y Brehme ganaría a los argentinos, devolviendo a los alemanes el Mundial. Cuatro años después, en Estados Unidos 94 Maradona dio positivo con su selección, dando por terminado su periplo en lo más alto del fútbol. Aquel Mundial lo ganó Brasil en los penaltis a Italia. Pero para muchos aficionados el recuerdo del campeonato se centra en el fallo de Julio Salinas ante Pagliuca y el codazo de Tassotti a Luis Enrique, que eliminaron a la España de Clemente.

1998 marcó la vuelta del Mundial a Europa, esta vez a Francia. Un momento perfecto para el país, ya que se encontraba entonces con una de las mejores generaciones del fútbol de su historia. Los Desailly, Zidane, Deschamps, Barthez, Lizarazu… vencieron en la final a Brasil, que tuvo que esperar al siguiente Mundial, el de Japón y Corea, para volver a coronarse, venciendo esta vez a Alemania. Ronaldo fue la estrella de este Mundial, con su gran fútbol espectáculo, algo que no se repetiría cuatro años después, en Alemania 2006, en la que una defensiva Italia venció en una final marcada por el cabezazo de Zidane a Materazzi. Una imagen que quedaría grabada para la historia del Mundial.

Xabi Alonso observa el trofeo de campeones. Efe

En 2010 el Mundial llegó por primera vez a África. Se esperaba que fuese la gran revelación del fútbol africano, pero fue la consagración de la mejor generación del fútbol español. Con los jugadores del Barcelona Puyol, Busquets, Piqué como columna vertebral, junto a jugadores como Casillas, Villa, Silva, o un Xabi Alonso, en su máximo esplendor, aquella selección encontraría su momento de gloria en Sudáfrica. La mítica final, pasaría a la historia por tres acciones: la brutal patada De Jong a Xabi Alonso en el pecho, la parada de Casillas a Robben, y el gol en la prórroga de Iniesta.

En 2014 Brasil tenía una cita con la historia para superar el maracanazo de 1950, pero desgraciadamente sufrió otro similar. La derrota 7-1 frente Alemania revivió lo ocurrido en 1950, dando lugar a otro partido trágico para marcar en la historia del fútbol brasileño. A la inversa, el campeonato encumbró a una Alemania que volvía a hacerse con el triunfo 26 años después. Brasil no logró resarcirse 4 años después en Rusia 2018, donde Francia volvió a sentir las mieles del éxito después de 22 años de lograr su primer Mundial.

En 2022, con una pandemia superada y una guerra en Ucrania como trasfondo, el balón del Mundial vuelve a rodar en Catar. Un Mundial polémico desde el momento de su elección y que trasluce muchas sombras respecto a los respetos a los derechos humanos del país que ejerce de anfitrión. Veremos si las polémicas superan al fútbol, o si este es capaz de generar la atención y el espectáculo de los Mundiales en una fecha tan diferente a la usual. Lo único cierto es que el balón volverá a rodar mañana, regalando nuevas historias inolvidables, y que todos los focos estarán puestos en él. Catar 2022 comienza…