Las camisas son una prenda imprescindible en cualquier vestidor y puedes encontrarlas en infinidad de modelos, tamaños, tejidos y colores. Puedes utilizarlas tanto para elevar los looks más elegantes y distinguidos, dignos de una ocasión especial, como para vestir en tu día a día con un estilo mucho más informal.

Su origen se remonta al año 1500 a. C., cuando los egipcios, tanto hombres como mujeres, adoptaron el kalasiris, una pieza en forma de rectángulo de tejido de lino delgado con una abertura para introducir la cabeza.

Será en el Renacimiento cuando la camisa generalice su uso. A principios del siglo XIX, y a medida que las prendas militares fueron acortándose hasta terminar en la actual chaqueta o americana y chaleco, la camisa fue quedando al descubierto, con lo cual comenzó a existir la necesidad de rematarla en puños y cuellos con entidad.

Por entonces, la camisa blanca era para muchas personas un símbolo de la aristocracia, ya que ellos eran los que solían mantenerlas limpias. 

La fabricación de camisas tuvo un gran auge a finales del siglo XIX en Estados Unidos. Aprovechando la emigración que llegó de Europa, el trabajo de costurera que tradicionalmente se desempeñaba en el hogar se trasladó a los talleres y fábricas. La fabricación de la prenda, camisa o blusa, tuvo un crecimiento espectacular al sustituir a otras prendas de vestir más tradicionales.

Distinta confección

Actualmente existen camisas específicas para hombres y para mujeres y entre ambas hay algunas diferencias evidentes, ya que responden a patrones distintos para poder adaptarse mejor a los diferentes cuerpos y siluetas. Sin embargo, guardan otras diferencias más sutiles en las que quizás no has reparado, como es el caso del lado en el que estas tienen cosidos los botones

Mientras las camisas confeccionadas para el hombre se abotonan con el lado izquierdo sobre el derecho, las de mujer se abrochan con el lado derecho sobre el izquierdo. Esto se debe a que las primeras tienen los botones cosidos en el lado derecho y los ojales, en el izquierdo, y las segundas llevan los botones en el lado izquierdo y los ojales en el derecho, es decir, al revés.

Un perchero con decenas de camisas colgadas. Freepik

Un 70% de la población es diestra, así que resulta más práctico el lugar en el que están colocados los botones en las camisas masculinas. Pero, como ocurre con todo en la vida, esta disposición no es algo casual, sino que existen distintas teorías acerca de por qué unas camisas los tienen cosidos a un lado y las otras al otro. Algunas de estas explicaciones hay que buscarlas en distintos momentos de la historia y estas son:

1- Desenfundar las armas con la mano derecha. Los hombres desenfundaban sus espadas y otras armas con la mano derecha, por lo que era más sencillo desabotonar sus camisas con la izquierda.

2- La postura de Napoleón. Las mujeres de la época se burlaban de la pose de Napoleón: llevaba siempre el brazo izquierdo doblado y la mano metida entre los botones de la camisa. Por eso el emperador francés ordenó que sus camisas se confeccionaran con los botones del lado contrario para que no pudieran imitarlo.

3- Amamantar a los bebés. La mayoría de las mujeres coloca a sus bebés sobre el brazo izquierdo, por lo que coser los botones en ese lado facilita desabrochar la camisa con el brazo derecho.

4- La postura al montar al caballo. Las mujeres solían montar hacia el lado derecho, con lo cual colocar los botones en el lado izquierdo impedía que el viento abriera sus camisas mientras cabalgaban.

5- Una prenda de la clase alta. En el siglo XIX, las camisas eran prendas caras por lo tanto solo podían llevarlas las mujeres ricas. Precisamente, estas contaban con sirvientas que les ayudaban a vestirse, por lo que resultaba más práctico que los botones estuvieran en el lado izquierdo. Cuando la prenda se popularizó, se dejaron los botones en el mismo sitio para imitar el estilo de las clases altas.

Ahora que conoces un poco más acerca de las camisas, podrás encontrarle algún sentido al hecho de tengas que abrocharte la prenda hacia un lado y no hacia el otro.